FLAGELO AMENAZADOR

El estudio razonado de las obsesiones con el objetivo de ser detectadas sus causas, instalación, síndrome y manifestaciones, para un posterior tratamiento cuidadoso, debe ser realizado con gravedad, con seriedad, huyendo de los clichés fantásticos establecidos y de las teorías aceleradas, sin ningún fundamento científico o que encuentren apoyo en los nobles postulados de la Doctrina Espírita. A semejanza de previsible epidemia, se vienen multiplicando los casos de psicopatología obsesiva, reuniendo a multitudes descuidadas que caen en sus redes soeces con grandes perjuicios morales para la sociedad. Ese hecho tiene lugar en el mundo, por causa de la inferioridad espiritual en la que las criaturas se demoran, permitiéndose la promiscuidad psíquica con los Espíritus atrasados que pululan alrededor de la Tierra, emigrados del cuerpo físico por el fenómeno incoercible de la muerte biológica. Víctimas de los hábitos enfermizos a los que accedieron, prosiguen con avidez en el comercio mental y emocional con todos los que con ellos sintonizan, en razón de la afinidad de gustos e intereses que mantienen.
Simultáneamente, en razón del comportamiento infeliz que fue experimentado en reencarnaciones pasadas, que las asimilaron con matrices vibratorias, en las cuales ellos acoplan sus plugs de rebeldía y odio, de venganza y perversidad estableciendo corrientes psíquicas perturbadoras, que se fijan profundamente en el centro del alma, generando procesos lamentables de subyugaciones, cuando se encuentran en estados más avanzados. Distraídas de las cuestiones espirituales, que son colocadas en un plano secundario, como resultado de las negociaciones con la Divinidad, propuestas por algunas religiones y sectas espiritualistas, se permiten una conducta mental, emocional y comportamental perniciosa, permitiendo que se establezcan esos contactos perniciosos. Gracias a la pérdida de significado psicológico que se permiten, los trastornos emocionales y psíquicos aumentan, permitiendo mayor y más fácil intercambio perjudicial entre los Espíritus perversos, atrasados y enfermos con las criaturas que se les asemejan. …Y la obsesión se agranda en los panoramas humanos de forma amenazadora. La liviandad se ha presentado con teorías fascinantes e inicuas, prometiendo curaciones milagrosas y otros resultados inmediatos, como si estuviesen ante una patología simple, al tiempo en que se tratase con fenómenos cuyas causas inmediatas pudiesen ser removidas con un pase de magia o de un fabuloso poder. Olvidada de que el enfrentamiento obsesivo tiene generatriz anterior y asienta sus raíces en factores emocionales muy profundos, no puede ser combatido si no a través de una cuidadosa terapia espiritual, en la cual ambos litigantes se decidan por el amor, por el olvido del mal y la construcción del bien, renovándose e iluminándose con el conocimiento de la realidad que dimana de Jesucristo, el Psicoterapeuta excelente, que liberó a innumerables enfermos de todos los tipos que a Él se acercaron y decidieron cambiar el panorama íntimo, adquiriendo salud moral. La psicoterapia desobsesiva exige cuidados especiales y solamente personas acreditadas por la conducta espiritual y por el conocimiento del Espiritismo, que estén habituadas al intercambio mediúmnico, particularmente con los Espíritus mentirosos, embusteros obsesores, que son portadores de incontables habilidades en el arte de engañar y calumniar. Igualmente, es indispensable el cambio de comportamiento del enfermo, su adhesión a nuevos valores de vida, con natural alteración de actividades orales y mentales, de forma que recree el campo vibratorio en que practica con nuevas construcciones de energía saludable, rectificando las que se encontraban dañadas.
La obsesión tiene un inicio muy sutil, cuando no irrumpe con violencia incontenida, llevando precipitadamente los mejores proyectos existenciales, por eso mismo, exigiendo gran vigilancia de todas las personas que, de alguna forma, están incursas en el cuadro aflictivo de que las Soberanas Leyes se valen para recuperar delincuentes espirituales y desertores de la vida, que pensaban en despreciarla, enfrentándola, no obstante, después… 

 Manuel Filomeno de Miranda

 (Página psicografiada por el médium Divaldo P. Franco, el día 4 de julio de 1998, en Salvador,Bahía.


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