lunes, 9 de enero de 2017

EN EL VIAJE DE LA VIDA


Cap X Item 4
Evitas la compra del fruto deteriorado en defensa de tu salud.
Barres la suciedad doméstica para purificar el ambiente.

Lavas la ropa sucia para garantizar la limpieza.

Empleas el remedio preciso para conjurar la enfermedad.

Libérate también de las palabras que a partir de la información desciendan hacia la maledicencia, a fin de preservar tu equilibrio.

Bloqueas el fuego.

Conduces la energía eléctrica.

Aíslas el veneno.

Administras la explosión.

Controla del mismo modo las palabras que pueden llegar a convertir la energía en crueldad, en resguardo de tu seguridad.

Verbo deprimente genera el vicio.

Verbo desvariado engendra la locura.

La existencia terrestre puede ser comparada con un laborioso viaje.

El cuerpo es la embarcación.

El pensamiento es la fuerza.

La lengua es el timón.


Emmanuel


MADEROS SECOS



           

“Porque, si al madero verde hacen esto ¿qué se hará al seco?" - Jesús. (Lucas, 23:31.)

Jesús es la vida eterna, llena de sabía divina, esparciendo ramas abundantes, perfumes consoladores y frutos sustanciosos entre los hombres, y el mundo no le ofreció sino la cruz de la flagelación y de la muerte infame.

Desde milenios remotos es el Salvador, el puro por excelencia.

¿Que no debemos esperar, por nuestra parte, criaturas endeudadas que somos, representando gajos aún secos en el árbol de la vida?

En cada experiencia, necesitamos de procesos nuevos en el servicio de reparación y corrección.

Somos madero sin vida propia, que las pasiones humanas inutilizaron, en su furia destructora.

Los hombres de campo meten la vara punitiva en los melocotoneros, cuando sus frondas raquíticas no producen.

El efecto es benéfico y compensador.

El martirio del Cristo traspasó los límites de nuestra imaginación. Como tronco sublime de la vida, sufrió por desear transmitirnos su sabia fecunda.

Como leños resecos, al calor del mal, sufrimos por necesidad, a favor de nosotros mismos.

El mundo organizó la tragedia de la cruz para el Maestro,  por espíritu de maldad e ingratitud; pero, nosotros, sí tenemos cruces en la senda redentoras no es porque Dios sea riguroso en la ejecución de sus leyes, sino porque es Amoroso Padre de nuestras almas, lleno de sabiduría y compasión en los procesos educativos.

miércoles, 4 de enero de 2017

EN LOS MISMOS PLATOS

“Y él, respondiendo, dijo: El que mete
conmigo la mano en el plato, ese me ha de
traicionar.” – (Mateo, 26:23)
Todo acontecimiento, en la misión de Jesús, se reviste de una profunda expresión simbólica.
Difícilmente el ataque de extraños podría provocar el doloroso Calvario. Los jueces del Sanedrín, personalmente, no se hallaban habilitados a movilizar el siniestro asunto, ni los acusadores gratuitos del Maestro podrían, por sí mismos, efectuar el proceso infamante.
 

Se reclamaba a alguien que flaquease y traicionase a sí mismo.
La ingratitud no es una planta del campo contrario.
 

El infractor más temible, en todas las buenas obras, es siempre el amigo desviado, el compañero liviano y el hermano indiferente.
 

No obstante, el respeto que debemos a Judas redimido, conviene recordar la lección, a favor
del servicio de vigilancia, no solamente para los discípulos en aprendizaje, a fin de que no fracasen, sino también para los discípulos en testimonio para que ejemplifiquen con el Señor, comprendiendo, actuando y perdonando.
 

En las líneas del trabajo cristiano, no está demás aguardar grandes luchas y grandes pruebas,
considerándose, sin embargo, que las mayores angustias no procederán de los círculos adversos, sino justamente de la esfera más íntima, cuando la inquietud y la revuelta, la liviandad y la imprevisión invaden el corazón de aquellos que más amamos.
 

De modo general, la calumnia y el error, la defección y la hiel no parten de nuestros opositores
declarados, sino de aquellos que se alimentan con nosotros, en los mismos platos de la vida.
Consérvese cada discípulo plenamente informado, con respecto a semejante verdad, a fin de que sepamos imitar al Señor, en los grandes días.

Emmanuel