martes, 30 de diciembre de 2014

SOLIDARIDAD

"Quien mate con espada morirá por espada", (Mateo 26:52)dijo el Cristo; y estas palabras
pueden traducirse: El que ha derramado sangre verá derramada la suya; el que ha llevado la tea incendiaria a la casa ajena, la verá aplicada a la suya; el que ha despojado lo será también; el que ha esclavizado y maltratado al débil, será débil, esclavizado y maltratado, ya sea un individuo, una nación o una raza, porque los miembros de una individualidad colectiva son solidarios así del mal como del bien que se haga en común.
Mientras que el Espiritismo dilata el campo de la solidaridad, el materialismo la reduce a las mezquinas dimensiones de la existencia efímera de un hombre. La trueca en un deber social sin raíces, sin más sanción que la buena voluntad y el interés personal del momento, la convierte en una máxima filosófica, cuya práctica por nadie es impuesta. Para el Espiritismo, la solidaridad es un hecho que descansa en una ley universal de la naturaleza, que enlaza a todos los seres del pasado, del presente y del porvenir, a cuyas consecuencias nadie puede
esquivarse. Esto puede comprenderlo cualquiera, por ignorante que sea.
Cuando todos los hombres conozcan el Espiritismo, comprenderán la verdadera solidaridad, y en consecuencia la fraternidad verdadera. La solidaridad y la fraternidad no serán entonces deberes de circunstancias, predicados con suma frecuencia más en interés propio que en el ajeno. El reino de la solidaridad y de la fraternidad será forzosamente el de la justicia para todos y el reino de la justicia será el de la paz y de la armonía entre los individuos, familias, pueblos y razas.
¿Llegaremos a poseerlo? Dudarlo equivaldría a negar el progreso. Si se compara la sociedad actual en las naciones civilizadas, con lo que era en la Edad Media, ciertamente es grande la diferencia; y si, pues, los hombres han progresado hasta ahora, ¿por qué habían de detenerse? Visto el camino que han recorrido de un siglo únicamente a esta parte, puede juzgarse del que recorrerán dentro de otro.
Las convulsiones sociales son la brega de los Espíritus encarnados con el mal que los comprime, el indicio de sus aspiraciones hacia ese reino de la justicia de que están sedientos, sin que se den, empero, exacta cuenta de lo que quieren y de los medios de lograrlo. He aquí por qué bregan, se agitan, destruyen a diestro y siniestro, crean sistemas, proponen remedios más o menos utópicos, hasta cometen mil injusticias por espíritu de justicia, según dicen, esperando que de tal movimiento salga quizás algo. Mas tarde, definirán mejor sus aspiraciones y el camino será iluminado.
Cualquiera que penetre hasta el fondo los principios del Espiritismo filosófico, que considere los horizontes que nos descubre, las ideas que hace nacer y los sentimientos que desarrolla, no puede dudar de la parte preponderante que ha de tomar en la regeneración, pues lo conduce precisamente y por la fuerza de las cosas, al objeto a que aspira la humanidad: al reino de la justicia por medio de la extinción de los abusos que han entorpecido sus progresos y por la moralización de las masas. Si los que sueñan en la conservación del pasado no lo creyesen así, no se encarnizarían en él, y le dejarían morir en paz, como han hecho con muchas utopías. Esto solo debería hacer pensar a ciertos escarnecedores, que algo más
serio de lo que ellos imaginan debe haber en el Espiritismo, pero hay personas que de todo se ríen, que se reirían del mismo Dios, si lo viesen en la tierra, y hay otras, además, que tienen miedo de ver levantarse ante ellas el alma que se obstinan en negar.
Allan Kardec en Obras Póstumas

SIMPATIA Y BONDAD

En el ámbito infinito de la Creación jamás hemos de encontrar alguien que prescinda de dos de los derivados naturales del amor: la simpatía y la bondad.
El árbol frondoso y pleno de vigor necesita la colaboración del Sol y los cuidados del viento, para conservarse y acrecentar sus propiedades vitales.
El animal, por inferior que sea su lugar en la escala de los seres, requiere el cariño y la ternura de la Tierra, a fin de mantener sus funciones y perfeccionar su modalidad especí fica, en el medio donde se desarrolla.
El niño y el joven, la mujer y el hombre, se vuelven enfermizos y desdichados cuando no reciben el amparo de la bondad y la simpatía, como alimento providencial a los fines de la sustentación del equilibrio y la salud, la esperanza y la paz, indispensables para el esfuerzo de cada día.
Procura pues revestir tus manifestaciones dirigidas a quienes te rodean, con los recursos de la simpatía que ayuda y comprende, y la bondad, que concede y perdona, de modo de esparcir la misericordia en el mundo y fortalecer la fraternidad entre todos.
Enriquece con tu comprensión el patrimonio afectivo del compañero, y el compañero habrá de retribuirte con auxilios originales e incesantes.
Envuelve con tu generosidad fraterna al alma desventurada que ha perdido el equilibrio y descubrirás en ella insospechados matices del amor.
No desprecies la simpatía ni la bondad en relación con las luchas ajenas, y de tal modo la bondad y la simpatía de los otroshabrán de colmar tu vida de bendiciones.

Emmanuel

LA PACIENCIA

Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la Tierra. (San Mateo, cap. V, v. 4).
 Bienaventurados los pacíficos, porque hijos de Dios serán llamados (Id., v. 9).
Oísteis que fué dicho a los antiguos: No matarás, y quien matare, obligado quedará a juicio. - Mas yo os digo, que todo aquél que se enoja con su hermano, obligado será a juicio. Y quien dijera a su hermano Racca, obligado será a concilio. Y quien dijere insensato, quedará obligado a la gehenna del fuego. (Id., v. 21 y 22).
E.S.E. Cap IX Item 7.
La paciencia
 El dolor es una bendición que Dios envía a los elegidos; no os aflijáis, pues, cuando sufrís, sino por el contrario, bendecid a Dios Todopoderoso que os ha señalado el dolor en la tierra para la gloria en el cielo.
Sed pacientes; la paciencia también es una caridad, y vosotros debéis practicar la ley de caridad enseñada por Cristo, enviado de Dios. La caridad que consiste en la limosna que se da a los pobres, es la más fácil de todas: pero hay una mucho más penosa, y por consecuencia mucho más meritoria: es "la de perdonar a aquellos que Dios ha colocado a nuestro paso para ser instrumentos de nuestros sufrimientos y poner nuestra paciencia a prueba".
La vida es difícil, ya lo sé; se compone de mil frioleras que son alfilerazos que acaban por herir; pero es menester mirar los deberes que se nos han impuesto, los consuelos y las compensaciones que por otra parte tenemos, y entonces veremos que las bendiciones son mucho más numerosas que los dolores. La carga parece menos pesada cuando miramos a la altura que cuando doblamos la frente hacia el suelo.
Animo, amigos, Cristo es vuestro modelo; sufrió más que ninguno de vosotros, y nada tenía que echarse en cara, mientras que vosotros tenéis que expiar vuestro pasado y fortificaros para el porvenir. Sed, pues, pacíficos; sed cristianos; esta palabra lo enseña todo. (Un Espíritu amigo. Havre, 1852).

lunes, 29 de diciembre de 2014

ALIANZA DE LA CIENCIA Y LA RELIGION

 No penséis que he venido a abrogar la ley o los profetas: no he venido a abrogarlos, sino a darles cumplimiento; porque en verdad os digo, que hasta que pase el cielo y la tierra, no pasará de la ley ni un punto, ni un tilde, sin que todo sea cumplido. (San Mateo, cap. V, v. 17 y 18).

 E.S.E. Cap I Item 8.
La ciencia y la religión son las dos palancas de la inteligencia humana; la una revela las leyes del mundo material, la otra las leyes del mundo moral; pero teniendo "las unas y las otras el mismo principio, que es Dios", no puede contradecirse; si una es la negación de la otra, la una tiene necesariamente razón y la otra no, porque Dios no puede querer destruir su propia obra. La incompatibilidad que se ha creído ver entre estos dos órdenes de ideas, se debe a una falta de observación y al sobrado exclusivismo de una y otra parte; de esto se ha seguido un conflicto, del que han nacido la incredulidad y la intolerancia.
Han llegado los tiempos en que las enseñanzas de Cristo deben recibir su complemento, en que el velo echado a propósito sobre algunas partes de esas enseñanzas, debe levantarse; en que la ciencia, cesando de ser exclusivamente materialista, debe tomar en cuenta el elemento espiritual, y en que la religión, cesando de desconocer las leyes orgánicas e inmutables de la materia, apoyándose la una en la otra y marchando estas dos fuerzas de concierto, se presenta mutuo apoyo. Entonces la religión, no siendo ya desmentida por la ciencia, adquirirá un poder indestructible, porque estará conforme con la razón y porque no podrá oponérsele la irresistible lógica de los hechos.
La ciencia y la religión no han podido entenderse hasta hoy, porque mirando cada uno las cosas desde su punto de vista exclusivo, se rechazaban mutuamente.
Faltaba algo para llenar el vacío que las separaba, un lazo que las aproximase; este lazo
consiste en el conocimiento de las leyes que rigen y entrelazan el mundo espiritual con el
mundo corporal; leyes tan inmutables como las que regulan el movimiento de los astros
y la existencia de los séres. Una vez patentizadas estas relaciones por la experiencia,
háse hecho una nueva luz, la fe se ha dirigido a la razón, la razón no ha encontrado nada
ilógico en la fe, y el materialismo ha sido vencido. Pero en esto, como en todo, hay personas
que se quedan rezagadas, hasta que son arrastradas por el movimiento general que
les aplasta, si quieren resistir, en vez de entregarse a él. Es una verdadera resolución
moral la que se opera en este momento y trabaja los espíritus; después de haberse elaborado
durante más de dieciocho siglos, toca a su cumplimiento y va a marcar una
nueva era de la humanidad. Las consecuencias de esta revolución son fáciles de prever;
debe introducir en las relaciones sociales inevitables modificaciones, y no está en el
poder de nadie el oponerse a ellas, porque entran en los designios del Todopoderoso y
son consecuencia de la ley del progreso, que es una ley de Dios.

EL QUE SIEMPRE NOS ESPERA

EL QUE SIEMPRE NOS ESPERA
Llamó a mi puerta un anciano, yo le pregunté quién era, y en lugar de contestarme
volvió a llamar con más fuerza.
Bajé a abrir y ya no estaba, y tan sólo vi en la puerta un letrero que decía:
“El tiempo llama y no espera”

Con el tiempo aprenderás a saber lo que es el tiempo, lo malo es que algunas veces
llega muy tarde el remedio.
Es muy cierto, si no se acepta más que una existencia hay que convenir que el hombre es inmensamente desgraciado, porque la juventud la empleamos generalmente en solazarnos o en escondernos, en aturdirnos, en correr infatigablemente tras ese imposible llamado felicidad.
El ser humano se ama tanto a sí mismo en su primera edad que no se fija más que en aquello que puede complacerle, y cuando se ocupa de su prójimo, cuando piensa en los desgraciados, cuando procura enjugar las lágrimas de los desvalidos es cuando los desengaños han dejado hondas arrugas en su frente y la nieve de los años enerva sus fuerzas y le postra a veces por medio de dolencias físicas hundiéndole en el abismo del dolor, entonces es cuando el hombre con suficiente experiencia dice con amargo acento:
-¡Ay! ¡Si la juventud supiera y la vejez pudiera! Mas ¡Ay! Ya es tarde, el hombre enfermo es un
buque sin timón, es un árbol que no presta sombra, y entonces a pesar suyo se vuelve egoísta y tiene que pensar más en sí mismo que en los demás, no puede ser útil a nadie, y sufre porque conoce lo improductiva que ha sido su existencia: que fue egoísta en su juventud por su descuido y aturdimiento, y
egoísta en la ancianidad por el instinto de conservación. Se arrepiente sinceramente de sus errores pero con el arrepentimiento no hay bastante, y en esta lucha le sorprende la muerte, y exhala su último suspiro.
¿Qué ha vivido aquel hombre para su progreso? ¿Qué méritos ha contraído para su porvenir? Ninguno.
Por larga que sea una existencia es muy breve el plazo que le queda al Espíritu para perfeccionarse, y llega como dice el poeta muy tarde el remedio, advirtiendo que hay millones de seres que mueren en la infancia y en la juventud sin haber dado un paso en la senda de su mejoramiento moral.
Considerando al hombre con una sola existencia es un libro sin prólogo ni epílogo, es el
bosquejo de un cuadro, es la segunda escena de un drama, es algo dudoso, incompleto, imperfecto.
¡A cuántos seres conocemos que el mundo llama sabios, grandes y eminentes y que nosotros
miramos con profunda compasión porque han vivido sin vivir!. En este número entran multitud de mujeres, que agotan los mejores años de su existencia sacrificándose en aras de una diosa más despótica que todos los Nerones y Calígulas que dominaron un día en la soberbia Roma, esa diosa es la Moda, y ella es la causa de la mayor parte de los desaciertos que cometen las mujeres, y esta subyugación domina a la mujer casi toda la vida; poco adelanto hace el hombre en una sola encarnación, pero muchísimo menos hace la mujer.
Cuantas veces la observamos en una reunión de la doctrina espirita , mientras los hombres atienden a las comunicaciones o lecturas morales, ellas se miran unas a otras los trajes, los lazos, los peinados; se preguntan a hurtadillas cuanto les ha costado el abrigo, quien les ha hecho el vestido, si es muy cara la peinadora, al menor ruido vuelven la cabeza, parecen en fin el movimiento continuo, a todo atienden menos a lo que las puede instruir.
La murmuración es su más agradable entretenimiento, nada respeta la lengua de la mujer, empezando por murmurar de su marido, rara es la mujer que al hablar del compañero de su vida, no dice sonriéndose, -Mi esposo no es de los peores, no me puedo quejar, pero ¡Ay! Tiene un genio... que, ¡Bendito sea Dios! Y como la paciencia toda la agotó Job, francamente, hay ocasiones... que me iría lejos... y esto lo escuchan los hijos que se acostumbran a oír hablar mal de su padre, y así se forma la familia de la Tierra que no es más que una amarga irrisión de la verdadera familia.
¿Para qué habría sido creada el alma de la mujer sino la esperara el que siempre nos espera? ¡El tiempo! ¿Qué sería de esos espíritus rebeldes ayer, y volubles hoy si no tuvieran la eternidad y el progreso indefinido por patrimonio? ¿Responderían al pensamiento de Dios? No, y lo mismo sucede al hombre, si el tiempo no le esperara, desgraciado de él, mientras la mujer malgasta muchas horas de su vida cambiando de forma sus vestidos, él dominado por la ambición, estudia la mejor manera de oprimir a los débiles, y estos a su vez hacen cuanto les es posible por sacudir el yugo, y parece que la ley de la destrucción es la única que rige en el mundo.
Agota un hombre, (por ejemplo) parte de su existencia en buscar la solución de un problema
científico, y apenas ha pronunciado la palabra mágica de Arquímedes, apenas ha dicho ¡Eureka! Cuando una multitud de sabios envidiosos dicen a voz en grito: -Ya lo sabíamos, esa idea no es nueva, lo será el procedimiento que ha empleado, la forma, pero no el fondo, y todos a la vez se conjuran para deshacer en un segundo los afanes de muchísimos años.

Ahora bien, ¿Responde esta humanidad envidiosa y antojadiza a la grandeza de su Creador? Sus mismos hechos demuestran que está tan lejos de asemejarse a su divino Padre, como la sombra a la luz, como lo finito a lo infinito.
El hombre tiene que tener existencias sucesivas para responder a la nobleza de su origen, por
esto no hemos podido menos que sonreír al leer lo que dice Ferrán:
Con el tiempo aprenderás a saber lo que es el tiempo, lo malo es que algunas veces llega muy tarde el remedio.
Ignora el poeta que en la eterna vida del espíritu nunca se hace tarde, si se malgastan cien
encarnaciones queda la eternidad, queda ese día cuyo amanecer nadie ha visto, cuyo crepúsculo vespertino nunca llegará.
¡Cuán consoladora es esta certidumbre! Y cuán lógica a la vez, que es lo que principalmente se debe buscar, la lógica en todas nuestras deducciones y creencias; porque si no atendemos más que al consuelo, las religiones también consuelan, prometen cielos, que es todo cuanto se puede prometer, y aunque también aseguran que existe el infierno, en cambio no titubean en hacernos creer que con un segundo de arrepentimiento quedamos limpios de la mancha, y entramos purificados en el paraíso y nos sentamos a la derecha del Eterno Padre. Este porvenir no puede ser más halagüeño ni tampoco más absurdo, considerado fríamente bajo el criterio de la razón, porque si así sucediera, sería muy cómodo satisfacer todos nuestros deseos, arrojarnos, si era preciso, en la senda del crimen para ver cumplidos nuestros propósitos, y luego cuando ya no pudiéramos gozar de la vida por que viéramos la diestra de la muerte suspendida sobre nuestra cabeza, darnos unos cuantos golpes de pecho, decir con voz compungida: ¡Señor! Me arrepiento de mis culpas y nos vamos al cielo derechos, quedando sin castigo todos nuestros crímenes, y esto es completamente imposible, preferimos la teoría materialista a creer en un dios, tan torpe que se contenta con tan poco. En cambio, la pluralidad de existencias del alma con el constante trabajo del Espíritu, es completamente racional. Si Dios da a cada uno según sus obras, para ejecutar esas obras necesariamente se necesita tiempo, una encarnación es insuficiente, y sucesivas
existencias dan ocasión propicias para reflexionar, meditar, comparar, analizar, y con completo conocimiento de causa, inclinarse al bien después de haber sufrido todas las consecuencias del mal. DiceJorge Sand y dice muy bien, que “El hombre que no ha sufrido no es nada. Es un ser incompleto, una fuerza inútil, una materia bruta y sin valor que el cincel del artífice romperá tal vez cuando pretenda darle forma”.
Y es muy cierto lo que asegura el distinguido escritor. El Espíritu cuando está probado en las luchas de la vida se encuentra apto para todo, no conoce el imposible, llega hasta el sacrificio sin exhalar una queja, porque sólo después de haber naufragado, se aprecian en todo lo que valen los apacibles goces de la bonanza.
Queda demostrado que el tiempo siempre nos espera, imagen de Dios que para Él nunca se hace tarde; y si Ferrán asegura que el tiempo llama y no espera, las racionales enseñanzas de la Doctrina espirita nos manifiestan que el hombre tiene ante sí el infinito del progreso y el infinito del tiempo, éste ¡Siempre nos espera!

Amalia Domingo Soler



 Despues de degustar a Amalia Domingo Soler hay una invitacion hermanos a reflexionar primero, a meditar luego y despues a poner manos a la obra a tomar en nuestras manos todos esos materiales que han sido puestos a nuestra disposicion en esta tierra para el constante trabajo del espiritu. He ahi el mejor comienzo que podemos dar a el año que esperamos sea mejor. Pero esta vez imprimamos el sello de la pureza del Amor que unida a las capacidades humanas sabran llevar a feliz termino cualquier emprendimiento que deseemos en el campo de la vida.

Desde hoy estamos unidos en oracion para que todos y cada uno de los hermanos de cualquier raza, religion o creencia conciencien sus actos para que la vida futura del pensamiento se haga luego el hoy, el presente con la buena voluntad con el bien y el amar por consigna, con la fraternidad como recurso para sostenernos en las luchas entrecruzadas que la gran prueba de la vida nos presenta . De nosotros depende. .. 

Entre tanto los dejamos con estas palabras que por el  Hermano X esta disponible  en el libro Buena Nueva ,para los que aun aprendemos y que se hace tan necesario estemos conscientes de ello.

 La sabiduría celeste no extermina las pasiones_ las transforma .

Aquel que sembró el mundo de cadáveres despierta, a veces, para Dios, apenas con una lágrima.
El PADRE no impone la reforma a sus hijos, los ilumina en el momento oportuno.

Un Feliz año para todos

domingo, 28 de diciembre de 2014

E.S.E CAP I ITEM 6-7

EVANGELIO DE HOY
No penséis que he venido a abrogar la ley o los profetas: no he venido a abrogarlos, sino a darles cumplimiento; porque en verdad os digo, que hasta que pase el cielo y la tierra, no pasará de la ley ni un punto, ni un tilde, sin que todo sea cumplido. (San Mateo, cap. V, v. 17 y 18).

E.S.E. Cap I Item 6-7 

La ley del Antiguo Testamento está personificada en Moisés, y la del Nuevo en Cristo; el Espiritismo es la tercera revelación de la ley de Dios, pero no está personificado en ningún individuo, porque es producto de la enseñanza dada, no por un hombre, sino por los espíritus, que son las "voces del cielo" en todas las partes de la tierra y por multitud de innumerables intermediarios; es, en cierto modo, un ser colectivo que comprende el conjunto de los seres del mundo espiritual, viniendo cada uno a traer a los hombres el tri buto de sus luces para hacerles conocer aquel mundo y la suerte que en él les espera.
 Así como Cristo dijo: "No vengo a destruir la ley, sino a cumplirla", el Espiritismo dice también: "No vengo a destruir la ley cristiana, sino a cumplir-la". No enseña nada contrario a lo que enseñó Cristo, pero desarrolla, completa y explica, en términos claros para todo el mundo, lo que se dijo bajo la forma alegórica; viene a cumplir en los tiempos predichos lo que Cristo anunció, y a preparar el cumplimiento de as cosas futuras. Es, pues, obra de Cristo, que el mismo preside, así como a la regeneración que se opera y prepara el reino de Dios en la tierra como igualmente lo anunció.

RESUMEN DE LA LEY DE LOS FENOMENOS ESPIRITAS



Esta instrucción ha sido hecha, sobre todo, para las personas que no poseen ninguna noción de Espiritismo y a quienes se les quiere dar una idea sucinta de él en pocas palabras.
En los grupos o reuniones espíritas donde se encuentren asistentes novatos, puede servir útilmente de preámbulo de las sesiones, según las necesidades.
Las personas extrañas al Espiritismo, al no comprender ni el objetivo ni los medios, se hacen de él casi siempre una idea completamente falsa. Lo que les falta, sobre todo, es el conocimiento del principio, la clave primera de los fenómenos; debido a la falta de eso, lo que ven y lo que oyen resulta sin provecho y hasta sin interés para ellas. Es un hecho propiciado por la experiencia el de que únicamente la visión o el relato de los fenómenos no basta para convencer. La persona que es, ella misma, testigo de hechos capaces de asombrarla queda más atónita que convencida; cuanto más el efecto le parece extraordinario, más ella sospecha. Un previo estudio serio es el único medio de conducir a las personas a la convicción; frecuentemente, basta ese estudio para cambiar completamente el curso de las ideas. En todos los casos, es indispensable para el entendimiento de los fenómenos más simples. A falta de una instrucción completa, que no puede ser dada en algunas palabras, un resumen sucinto de la ley que rige las manifestaciones bastará para que el tema sea examinado bajo su verdadero punto de vista por las personas que todavía no están iniciadas. Es éste el primer hito que damos en la pequeña instrucción a continuación. Sin embargo, una observación previa es necesaria.
La propensión de los incrédulos en general es sospechar de la buena fe de los médiums y suponer el empleo de medios fraudulentos. Además del hecho de que esa suposición es injuriosa con respecto a ciertas personas, hay que preguntarse, ante todo, qué interés podrían tener ellas en engañar y en representar o hacer representar una comedia. La mejor garantía de sinceridad está en el desinterés absoluto, pues donde nada hay que ganar, la charlatanería no tiene razón de ser.
En cuanto a la realidad de los fenómenos, cada uno puede constatarla si se pone en las condiciones favorables y emplea en la observación de los hechos la paciencia, la perseverancia y la imparcialidad necesarias.
1. El Espiritismo es a la vez una ciencia de observación y una doctrina filosófica. Como ciencia práctica, consiste
en las relaciones que se pueden establecer con los Espíritus; como filosofía, comprende todas las consecuencias morales que derivan de esas relaciones.
2. Los Espíritus no son, como uno se imagina frecuentemente, seres aparte en la creación; son las almas de aquellos que vivieron en la Tierra o en otros mundos. Las almas o Espíritus son, pues, una única y misma cosa; de donde se deduce que quienquiera que crea en la existencia del alma cree, por eso mismo, en la de los Espíritus.
3. En general, se hace una idea muy falsa del estado de los Espíritus; no son, como algunos lo creen, seres vagos e indefinidos, ni llamas como los fuegos fatuos, ni fantasmas como en los cuentos de aparecidos. Son seres semejantes a nosotros, que tienen un cuerpo como el nuestro, pero fluídico e invisible en el estado normal cosas que nuestros sentidos limitados no nos permiten ver ni oír. Para ellos, no hay oscuridad, excepto para aquellos cuyo castigo es estar temporalmente en las tinieblas. Todos nuestros pensamientos repercuten sobre ellos y los leen como en un libro abierto; de manera que aquello que podíamos ocultar a quienquiera cuando estaba vivo, ya no lo podemos hacer desde que es Espíritu.
4. Cuando el alma está unida al cuerpo durante la vida, tiene un doble envoltorio: uno pesado, grosero y destructible, que es el cuerpo; el otro fluídico, liviano e indestructible, llamado periespíritu. El periespíritu es el lazo que une el alma y el cuerpo; es por su intermedio que el alma hace que el cuerpo actúe y es por su intermedio también que ella percibe las sensaciones experimentadas por el cuerpo.
5. La muerte es solamente la destrucción del envoltorio grosero; el alma abandona ese envoltorio, como deja una ropa gastada, o como la mariposa deja su crisálida; pero conserva su cuerpo fluídico o periespíritu. La unión del alma, del peri espíritu  y del cuerpo material constituye al hombre; el alma y el peri espíritu separados del cuerpo constituyen al ser llamado Espíritu.
6. La muerte del cuerpo libera al Espíritu del envoltorio que lo unía a la Tierra y lo hacía sufrir; una vez liberado de esa carga, no tiene nada más que su cuerpo etéreo, que le permite recorrer el espacio y atravesar las distancias con la rapidez del pensamiento.
7. El fluido que compone el periespíritu penetra en todos los cuerpos y los atraviesa como la luz atraviesa los cuerpos transparentes; ninguna materia le ofrece obstáculo. Es por eso que los Espíritus penetran en todos los lugares, en los sitios más herméticamente cerrados; es una idea ridícula creer que ellos se introducen por una pequeña abertura, como el agujero de una cerradura o el cañón de la chimenea.
8. Los Espíritus pueblan el espacio; constituyen el mundo invisible que nos rodea, en medio del cual vivimos y con el cual estamos en contacto incesantemente.
9. Los Espíritus tienen todas las percepciones que tenían en la Tierra, pero en un grado más elevado, porque sus facultades no están amortiguadas por la materia; tienen sensaciones que nos son desconocidas; ven y oyen cosas que nuestros sentidos limitados no nos permiten ver ni oír. Para ellos, no hay oscuridad, excepto para aquellos cuyo castigo es estar temporalmente en las tinieblas. Todos nuestros pensamientos repercuten sobre ellos y los leen como en un libro abierto; de manera que aquello que podíamos ocultar a quienquiera cuando estaba vivo, ya no lo podemos hacer desde que es Espíritu.
10. Los Espíritus conservan los afectos sinceros que tenían en la Tierra; les gusta regresar hacia aquellos a quienes han amado, sobre todo cuando son atraídos por el pensamiento y los sentimientos afectuosos que se les dirige, mientras que son indiferentes con aquellos que sólo tienen indiferencia
hacia ellos.
Fragmento de El  Periódico de Estudios Psicológicos, abril de 1864

Continuara.

Nota del Administrador: Estas son algunas nociones para principiantes. Lo correcto es iniciar en los estudios serios de la Doctrina Espirita para ampliar conocimientos. Siendo lo mas importante llevar los conocimientos al fuero íntimo y aplicarlos a la luz del Evangelio que es lo que contribuirá a la transformación moral del hombre, lo que se conoce como la Reforma Íntima.