lunes, 25 de mayo de 2015

EL CIEGO DE JERICÓ


"Diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y él respondió: -Señor, que yo vea." -(Lucas, 18:41.)
 
EL ciego de Jericó es una de las grandes figuras de las enseñanzas evangélicas.
Nos informa la narrativa de Lucas que el infeliz que andaba por el camino, mendigando... Sintiendo la aproximación del Maestro, se puso gritar, implorando misericordia.
Se irrita el pueblo, en vista de tan insistente rogativa. Intenta impedirlo, recomendándole callar las solicitudes. Jesús, con todo, le oye la suplicar, se aproxima a él y le  interroga con amor:
-¿Qué quieres que te haga?
Delante del magnánimo dispensador de los bienes divinos, recibiendo libertad para ampliar, el pedigüeño sincero responde apenas esto:
-¡Señor, que yo vea!
El propósito de ese ciego honesto y humilde debería ser el nuestro en todas las circunstancias de la vida.
Sumergidos en la carne o fuera de ella, somos, a veces, ese mendigo de Jericó, pidiendo a las márgenes de la senda común. Nos llaman la vida, el trabajo ruega por nosotros, nos bendice la luz del conocimiento, pero permanecen los indecisos, sin coraje de marchar hacia la realización elevada que nos compete alcanzar. Y, cuando surge la oportunidad de nuestro encuentro espiritual con Cristo, más allá de sentir que el mundo se vuelve contra nosotros, induciéndonos a la indiferencia, es muy raro que sepamos pedí en sensatamente.
Por eso mismo, es muy valiosa la recomendación del pobrecito mencionado en el versículo de Lucas, por cuanto no es preciso que comparezcamos delante del Maestro como luminoso equipaje de rogativas. Basta le pidamos el donde ver, con la exacta comprensión de las particularidades del camino evolutivo. Que el Señor, por tanto, nos hará divisar todos los fenómenos y situaciones, personas y cosas, con amor y justicia, y poseemos necesario a nuestra alegría inmortal.

TIEMPO DE CONFIANZA


                                 "Y les dice: ¿Dónde está vuestra fe?" -(Lucas, 8:25.)

La tempestad estableciera la perturbación en el ánimo de los discípulos más fuertes. Desorientados, ante la furia de los elementos, se socorren de Jesús, en altos gritos.
Atendiendo los el Maestro, pero pregunta después:
-¿Dónde está vuestra fe?
El cuadro sugiere ponderaciones de vasto alcance. La interrogación de Jesús indica claramente la necesidad de mantener la confianza, cuando todo parece oscuro y perdido. En tales circunstancias, surge la ocasión de la fe, en el tiempo apropiado. Si hay oportunidades para el trabajo y descanso, plantación y cosecha, se revelará igualmente la confianza en ahora adecuada.
Nadie ejercitará optimismo, cuando todas las situaciones se conjugan para el bienestar. Es difícil demostrar amistad en los momentos felices.
Agua de los discípulos, naturalmente, oportunidades de lucha mayor, en el que necesitarán aplicar más extensa e insistir vivamente las enseñanzas del Señor. Sin eso, sería imposible contrastar y valores.
En la actualidad dolorosa, innumerables compañeros invoca la cooperación directa de Cristo. Y el socorro viene siempre, porque es infinita misericordia celestial, más, vencida la dificultad, espere la indagación.
- ¿Dónde está vuestra fe?
Y otros obstáculos sobrevendrán, hasta que el discípulo aprenda a dominarse, a educar se y a vencer, serenamente, con las lesiones recibidas.

domingo, 24 de mayo de 2015

QUERER, SABER Y AMAR.

  Todo el poder del alma se resume en tres palabras: - Querer, Saber, Amar!
 

Querer, o sea, hacer converger toda la actividad, toda la energía, hacia el blanco que se tiene que alcanzar, desarrollar la voluntad y aprender a dirigirla.
Resultado de imagen de QUERER, SABER Y AMARSaber, porque sin el estudio profundo, sin el conocimiento de las cosas y de las leyes, el pensamiento y la voluntad pueden desviarse en medio de las fuerzas que buscan conquistar y de los elementos a quien aspiran gobernar.
Por encima, de todo, es preciso amar, porque, sin el amor, la voluntad y la ciencia serian incompletas y muchas veces estériles. El amor las ilumina, las fecunda, les centuplica los recursos. No se trata aquí del amor que contempla sin actuar, y sí del que se dedica a esparcir el bien y la verdad por el mundo.

DERECHO SAGRADO

"Porque a vosotros os fue concedido, en relación a Cristo, no solamente creer en él, sino también padecer por él." – Pablo. (Filipenses, 1:29.)
 
Cooperar personalmente con los administradores humanos, en sentido directo, siempre constituye objeto de la ambición de los servidores de esa o de aquella organización terrestre.
Hecho invariable de confianza, compartir la responsabilidad, entre el superior que sabe determinar y hacer justicia y el subordinado que sabe ser-vir, instituye la base de armonía para la acción diaria, realización esa que to-das las instituciones procuran alcanzar.
Muchos discípulos del Cristianismo parecen ignorar que, en relación a Jesús, la reciprocidad es la misma, elevada al grado máximo, en el terreno de la fidelidad y de la comprensión.
Más entendimiento del programa divino significa, mayor expresión del testimonio individual en los servicios del Maestro.
Competencia dilatada — deberes crecidos. Más luz — más visión.
Muchos hombres, naturalmente aprovechables en ciertas características intelectuales, más aun enfermas de la mente, desearían aceptar al Salvador y creer en Él, pero no consiguen, de pronto, semejante edificación íntima. En vista de la ignorancia que no remueven y de los caprichos que acarician, les falta la integración en el derecho de sentir las verdades de Jesús, lo que conse-guirán solamente cuando se reajusten, lo que se hace indispensable.
Sin embargo, el discípulo admitido a los beneficios de la creencia, fue considerado digno de convivir espiritualmente con el Maestro. Entre él y el Señor ya existe distribución de la confianza y de la responsabilidad. Con todo, mientras perseveran las alegrías de Belén y las glorias de Cafarnaúm, el traba-jo de la fe se desdobla maravilloso, mas, sobreviniendo la división de las an-gustias de la cruz, muchos aprendices huyen recelando el sufrimiento y re-velándose indignos de la escogencia. Los que proceden así, se catalogan a la cuenta de locos, por cuanto, sustraerse a la colaboración con Cristo, es menos-preciar un derecho sagrado.

EL DESTINO

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""El destino une y separa a las personas,
   pero no existe ninguna fuerza que sea tan grande
que nos haga olvidar a las personas
que, por algún motivo,
algún día nos han hecho felices."


Hay un momento en la vida en el que tú sabes
quién es importante para ti,
quién no lo fue nunca,
quién ya no lo es
y quién lo será siempre. 


                                                                                   
Autor Desconocido

QUIEN RESOLVERA MIS PROBLEMAS?

Nadie resolverá tus problemas sino estás dispuesto a enfrentarlos y solucionarlos.

Encontrará quien te preste dinero a fin de cubrir una deuda. Sin embargo, la deuad permanece, habiendo tan solo cambiado de acreedor.

El amigo puede convertirse en un cirineo junto a tí, pero la cruz es personaln y cada persona tiene el deber de conducirla hasta su calvario libertador.

De esta forma no sobrecargues a tus allegados con tus quejas, reclamos y problemas.

Busca solucionar tus problemas, uno a la vez, hasta vencerlos todos.

"Vida Feliz" Joanna de Angelis


viernes, 22 de mayo de 2015

EL MAYOR MANDAMIENTO

Cuando los fariseos se enteraron de que Él había tapado la boca a los saduceos, se reunieron. Y uno de ellos, que era doctor de la ley, le hizo esta pregunta, para tentarlo: “Maestro, ¿cuál es
el mayor mandamiento de la ley?” Jesús le respondió: “Amarás al
Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu
mente; este es el mayor y el primer mandamiento. Y el segundo es
semejante a ese: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Toda la
ley y los profetas se hallan contenidos en esos dos mandamientos”.
(San Mateo, 22:34 a 40.)

E.S.E Cap XV Item 1 -5
Caridad y humildad, ese es el único camino a la salvación. Egoísmo y orgullo, ese es el de la perdición. Este principio se halla formulado en términos precisos en las siguientes palabras: “Amarás a Dios con toda tu alma, y a tu prójimo como a ti mismo; toda la ley y los profetas se hallan contenidos en esos dos mandamientos”. Y para que no haya equivocaciones acerca de la interpretación del amor a Dios y al prójimo, Jesús agrega: “Y aquí está el segundo mandamiento, que es semejante al primero”,
es decir, que no se puede verdaderamente amar a Dios sin amar al prójimo, ni amar al prójimo sin amar a Dios. Por consiguiente, todo lo que se haga en contra del prójimo equivale a hacerlo contra Dios. Como no se puede amar a Dios sin practicar la caridad para con el prójimo, todos los deberes del hombre se hallan resumidos en esta máxima:
FUERA DE LA CARIDAD NO HAY SALVACIÓN.

LA REGLA AUREA


"Amarás a tu prójimo, ti mismo." -Jesús (Mateo, 22:39.)
 

Indudablemente, muchos siglos antes de la Avenida de Cristo ya era enseñada en el mundo la Regla Áurea, traída por embajadores de la sabiduría y misericordia. Importa esclarecer, todavía que semejante principio era trasmitido con mayor o menor ejemplificación de sus expositores.
Decían los griegos: "No hagáis al prójimo lo que no deseáis recibir de él".
Afirmaban los persas: "Hacer como queréis que se os haga".
Declararon los chinos: "Lo que no deseáis para vosotros no lo hagáis a otros.
Recomendaban los egipcios: "Dejar pasar a aquel que hizo a los demás lo que deseaba para sí".
Adoctrinaran los hebreos: "Lo que no quieres para vosotros, no lo deseéis para el prójimo".
Insistía los romanos: "La ley grabada en los corazones humanos es amar a los miembros de la sociedad, sí mismo".
El antigüedad, todos los pueblos recibieron la ley de oro de la magnanimidad de Cristo. Profetas, administradores, jueces y filósofos, entretanto, procedieron como instrumentos más o menos identificados con la inspiración de los planos más altos de la vida. Sus figuras se apagaron en el recinto de los templos de iniciación o se confundieron en la tela del tiempo en vista de sus testimonios fragmentarios.
Con el Maestro, sin embargo, la Regla Áurea es la novedad divina, porque Jesús la enseñó y ejemplificó, no con virtudes parciales, sino en plenitud de trabajo, abnegación y amor, a la claridad de las plazas públicas, revelando se a los ojos de la Humanidad entera.

QUÉ ES LA CARNE?

"Si vivimos en espíritu, andemos también en espíritu." -Pablo. (Gálatas 5:25)
 

Casi siempre, cuando se habla de espiritualidad, se presentan muchas personas que se quejan de las exigencias de la carne.
Es verdad que los apóstoles muchas veces hablaron de concupiscencias de la carne, de sus criminales impulsos y nocivos deseos. Nosotros mismos, frecuentemente, nos sentimos en la necesidad de aprovechar el símbolo para tornar más accesible las lecciones del Evangelio. El propio Maestro mostró que el espíritu, como elemento divino, es fuerte, pero que la carne como expresión humana, es débil.
Entretanto, ¿qué es la carne?
Cada personalidad espiritual tiene su cuerpo flúidico y ¿aún percibisteis, por ventura, que la carne es un compuesto de fluidos condensados? Naturalmente, esos fluidos a reunirse, obedecerán a los imperativos de la existencia terrestre, en lo que designa es como ley hereditariedad; pero, ese conjunto es pasivo y no determina por sí. Podemos figurar lo como casa terrestre, dentro de la cual el espíritu es el dirigente, habitación ésa que tornará las características buenas, las de su poseedor.
Cuando hablamos de pecados de la carne, podemos traducir la expresión como faltas debidas a la condición inferior del hombre espiritual sobre el planeta.
Los deseos ignominiosos, los impulsos deprimentes, la ingratitud, la mala fe, el trazo del traidor, nunca fueron de la carne.
Es necesario que se instale en el hombre en la comprensión de su necesidad de autodominio, despertando de las facultades disciplinadas y renovadoras de sí mismo, en Jesucristo.
Uno de los mayores asuntos de algunos discípulos es atribuido al conjunto de células pasivas, que sirven al hombre, la paternidad de los crímenes y desvíos de la Tierra, cuando sabemos que todo procede del Espíritu.

domingo, 17 de mayo de 2015

ENFERMOS ESPIRITUALES

-“La experiencia y el trato con los enfermos espirituales me ha demostrado que la interferencia psíquica de unas criaturas sobre las otras, desencarnadas o no, es responsable por la casi totalidad de los males que las afligen, dentro naturalmente de los compromisos cármicos de cada cual. La acción mental de un agente sobre otro individuo, si éste no posee las defensas y resistencias específicas, termina por perturbarle el campo periespiritual, abriendo brechas para la instalación de varias
dolencias o la absorción de vibraciones negativas generando lamentables dependencias. Allí se encuentran los acontecimientos de los placeres sexuales, de los amores descontrolados, en los cuales uno de la pareja mantiene la vampirización de la vitalidad emocional del otro o ambos se explotan recíprocamente cayendo exhaustos, pero no obstante, insatisfechos... La emisión de la onda mental envidiosa, codiciosa, inamistosa, prende al emisor al receptor, transformándose en una forma no menos cruel de obsesión. El agente no consigue desvincularse de la víctima y ésta aturdida o enferma, desequilibrada o desvitalizada, no logra recomponer su paisaje íntimo ni el orgánico, de felicidad, alegría y salud. Cuántos desencarnados pululan vinculados unos a otros en deplorables parasitosis psíquica, que se prolonga por largos períodos de infelicidad! Cuántos otros que, sufriendo las exigencias mentales de los amores y desafectos terrenales que continúan dirigiéndoles sus pensamientos con altas cargas de tensiones negativas sobre ellos, incapaces de libertarse convirtiéndose en víctimas inermes de los mismos, padeciendo atrozmente, sin bienestar íntimo ni esperanzas, atormentados por los llamados que reciben y que no pueden atender, tanto como por los odios que los envenenan! Escritores y artistas que optaron por la obscenidad, por la violencia, por la instigación de las pasiones viles, se convirtieron en esclavos de los que sintonizaban con ellos y gustaban de sus obras, reviviendo los clichés mentales que ellos compusieron , en la Tierra, y que ahora se les torna en una fuente de tormentos inimaginables. Aun consideremos la técnica de los Espíritus obsesores más despiadados, que se valen de intermediarios para sus crueles reivindicaciones, controlándolos mentalmente e induciéndolos a la agresión de los viajeros carnales, y tendremos un elenco importante de obsesiones que exceden el cuadro tradicional de la perturbación más conocida y elaborada, que es la de un desencarnado sobre otro reencarnado. Ciertamente, existen otros aspectos, sutiles, aguardando la debida penetración, análisis y terapia correspondiente.”
Guardando silencio, por unos instantes, Petitinga concordó con la exposición y agregó:
-“Comparemos al hombre con un árbol. Sus raíces de sustento y nutrición afincadas en el suelo son su pasado espiritual; el tronco es su existencia actual; las ramas y las hojas son sus actitudes presentes; las flores y los frutos serán su futuro. Si las raíces permanecen en suelo árido o pantanoso, nada fértil o pedregoso, la falta de vitalidad para mantener la sabia termina por exterminar su vida, que se agota lentamente, aunque el aire generoso y la lluvia contribuyan a su preservación.
Solamente a través de la corrección de la tierra, de su abono, es que las energías vitales correrán por toda su estructura, llevándolo al vigor, a la floración y a la fructificación. En caso contrario, mismo que consiga el desarrollo, este será incompleto, frágil y la producción mustia. Así también somos nosotros, espíritus en proceso de crecimiento. Nuestro pasado moral se convierte en el terreno de sustentación de las raíces y todo dependerá de las acciones practicadas, que responden por los acontecimientos que surgen. En el ejemplo del árbol, con la presencia de la hierba parasitaria succionándole la sabia, o de insectos dañinos que lo explotan, la muerte por agotamiento es inevitable.
Del mismo modo ocurre con nosotros: al cargar parásitos psíquicos que nos debilitan, interfiriendo en nuestro comportamiento tal como acontece en el reino vegetal, ellos pasan a tener control
y fuerza sobre su víctima, que se extenúa y consume. Las raíces del invasor alcanzan las sedes vitales del sustento y si no son extirpadas con violencia, adviene la muerte del receptor (* ). La terapia dirigida al paciente se asemeja a la actitud que se lleva a cabo junto al árbol explotado: retirar al parásito, sostener el tronco y cuidar la sabia. Al ser humano se le deben ofrecer recursos, a fin de que los plugues (* *) de fijación (las raíces) se disloquen de los toma-corriente por falta de imantación y
lentamente, el agente extraño y explotador, debidamente esclarecido (cual parásito vegetal del árbol
podado) sea retirado sin mayores perjuicios para el anfitrión.”

EN LA PRACTICA DEL AMOR

 Sin nuestro esfuerzo personal en el bien, la obra regeneradora será aplazada
indefinidamente, por lo que es indispensable nuestra ayuda fraternal, para que nuestros
hermanos, provisionalmente en el mal, se conviertan a los designios divinos, aprendiendo
a utilizar los poderes de la luz potencial que poseen. Solamente el amor sentido,
creído y vivido por nosotros, provocará el brote de los rayos de amor en nuestros
semejantes. Sin polarizar las energías del alma en la dirección divina, ajustando su
magnetismo al centro del Universo, todo programa de redención es un conjunto de
palabras, de escaso valor.

AMOR DE VUELTA AL CAMPO DE LA REGENERACION.

Pero volveremos al campo de lucha regeneradora y bienhechora... ¿Qué vale para
nosotros el paisaje celestial, sin la liberación de aquellos que amamos? El corazón
amoroso, atormentado, renunciará a ir a una estrella, para estar al lado de un ser
querido, en duelo con las serpientes de un charco... ¿Podríamos gozar, por ventura, el
espectáculo augusto de las esferas resplandecientes, oyendo su armonía indefinible, en
una situación destacada, adquirida a costa de aquellos que gimen y desfallecen en las
tinieblas?
Abandonar a quien nos sirvió de escalón, en plena ascensión divina, es una de las
más horrendas formas de ingratitud. El Señor no puede bendecir una ventura, recogida
al precio de angustias para aquellos que nos las dieron. Estoy convencida que hay más
grandeza en el ángel que desciende al infierno para salvar los hijos de Dios, desviados
y sufridores, que en el mensajero espiritual que se da prisa en comparecer ante el trono
del Eterno para alabarle, con olvido de sus propios benefactores.

PARABOLA DEL BUEN SAMARITANO

E.S.E Cap XIV Item 1 y 2.
1. “Cuando el Hijo del hombre venga en su majestad,
acompañado de todos los ángeles, se sentará en su trono de gloria.
Reunidas ante él todas las naciones, él separará los unos de los
otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y colocará
las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
”Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: ‘Venid,
benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para
vosotros desde el principio del mundo. Porque tuve hambre, y me
disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; no tenía techo, y
me hospedasteis; estuve desnudo, y me vestisteis; estuve enfermo,
y me visitasteis; estuve en prisión, y fuisteis a verme’.
”Entonces los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te
vimos con hambre, y te dimos de comer; o con sed, y te dimos de
beber? ¿Cuándo te vimos sin techo, y te hospedamos; o sin ropa,
y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en prisión, y fuimos a
visitarte?’ Y el Rey les responderá: ‘En verdad os digo, que todas
las veces que hicisteis eso a uno de estos hermanos míos más
pequeños, a mí mismo lo hicisteis’.
”Dirá a continuación a los que estén a su izquierda: ‘Apartaos
de mí, malditos; id al fuego eterno, que fue preparado para el diablo
y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve
sed, y no me disteis de beber; no tenía techo, y no me hospedasteis;
estuve sin ropa, y no me vestisteis; estuve enfermo y en la cárcel, y
no me visitasteis’.
”Entonces ellos también responderán: ‘Señor, ¿cuándo te
vimos con hambre, con sed, sin techo o sin ropa, enfermo o en
prisión, y no te asistimos?’ Pero Él les responderá: ‘En verdad os
digo, que todas las veces que dejasteis de asistir a uno de estos
más pequeños, dejasteis de hacerlo para conmigo mismo’.
”Y esos irán al suplicio eterno, y los justos a la vida eterna.”
(San Mateo, 25:31 a 46.)
2. Entonces, un doctor de la ley se levantó y le dijo, para
tentarlo: “Maestro, ¿qué debo hacer para poseer la vida eterna?”
Le respondió Jesús: “¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en
ella?” Él respondió: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,
con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y
a tu prójimo como a ti mismo”. Jesús le dijo: “Respondiste muy
bien. Haz eso y vivirás”.
Pero ese hombre, queriendo parecer que era justo, dijo a
Jesús: “Y ¿quién es mi prójimo?” Jesús tomó la palabra y le dijo:
“Un hombre que bajaba de Jerusalén hacia Jericó, cayó en
manos de ladrones, que lo despojaron, lo cubrieron de heridas, y se
marcharon dejándolo medio muerto. Sucedió a continuación que un
sacerdote descendía por el mismo camino y, al verlo, siguió adelante.
Un levita, que también pasó por el lugar, luego de observarlo, siguió
del mismo modo su camino. Pero un samaritano que iba de paso, al
llegar al lugar donde yacía aquel hombre, y habiéndolo visto, tuvo
compasión. Se aproximó a él, derramó aceite y vino en sus heridas,
y las vendó. Después lo acomodó sobre su propio caballo, lo llevó
hasta una posada y cuidó de él. Al día siguiente tomó dos denarios,
y se los entregó al posadero diciéndole: ‘Cuida bien a este hombre,
y todo lo que gastes de más te lo pagaré cuando regrese’.
”¿Cuál de los tres te parece que ha sido el prójimo de aquel
que cayó en manos de los ladrones?” El doctor le respondió: “Aquel
que practicó la misericordia para con él”. “Entonces ve, le dijo Jesús,
y haz tú lo mismo”. (San Lucas, 10:25 a 37


REFLEXION A NUESTROS DIAS
Sacerdote - Ministro Religioso. Conocedor de las leyes.
Levita - Miembro de la tribu de Leví.
Samaritano - Miembro de la tribu Samaria, disidente de Israel.
1 ¿Qué quería decir el doctor de la ley con la expresión “poseer la vida eterna”?
Él se refería a la salvación del alma; al estado de bienaventuranza que sólo los espíritus de los
justos consiguen alcanzar.
2 ¿El precepto contenido en la Ley de aquella época cambió en nuestros días?
No. Ayer, como hoy, para que tengamos la vida eterna debemos cumplir el precepto que dice:
“Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, de toda tu alma, con todas las fuerzas de todo tu
espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo”.
3 ¿Qué enseñanza nos trajo Jesús con esta parábola?
Jesús nos enseña dos lecciones fundamentales para la salvación del espíritu:
a) que la práctica de la caridad es la suprema manifestación de obediencia y amor a Dios;
b) que “prójimo” es todo aquél que encontramos a nuestro lado y necesita de nosotros..
Estamos en la Tierra para perfeccionarnos y, así, conseguir la vida eterna; por eso,
es fundamental que conozcamos los caminos que nos conducen a ella.
“Le dijo Jesús: Respondiste muy bien; haz eso y vivirás.”
Las leyes de Dios son eternas, inmutables, por eso, en el pasado como en el
presente, no se puede llegar a Él sino a través del amor al prójimo.
Jesús no se limita a recomendar la caridad; la expone claramente y en términos
explícitos, como condición absoluta de felicidad futura.
“El prójimo, a quien precisamos prestar inmediata asistencia, es siempre la persona
que se encuentra más cerca de nosotros”.

4 ¿Por qué al decir esta parábola, Jesús escogió al samaritano y no al sacerdote o al
levita, para prestar auxilio al necesitado?
Con el fin de dejar bien claro que practicar la caridad no es prerrogativa de las personas
religiosas, sino un procedimiento común a las almas nobles y compasivas, aunque, a nuestra
vista, parezcan distantes de Dios, por no poseer religión.
5 Si el samaritano no era religioso, ¿qué lo llevó a socorrer al prójimo?
El sentimiento de solidaridad y de compasión por el semejante, pues, al ver al hombre herido y abandonado, el samaritano se apiadó de él y lo socorrió, cuidando para que nada le faltase. Los demás, por el contrario, actuaron con indiferencia.
6 ¿La religión no tiene, por tanto, ningún valor?
La religión es importante, en la medida en que contribuye para el esclarecimiento de sus
adeptos, aproximándolos a Dios tornándolos más solidarios y fraternos para con los otros. Entre tanto, la religión no salva a nadie.
7 ¿Qué lección de vida nos ofrece Jesús, con la parábola del Buen Samaritano?
Él nos exhorta a mirar atrás y a descubrir las heridas – aparentes y secretas – de nuestros
hermanos; Él nos estimula a amenizarles los dolores, a consolarles las aflicciones, en fin, a ser
sus “buenos samaritanos”.
“Jesús coloca al samaritano, considerado como hereje, (hombre sin fe), pero que
practica el amor al prójimo, por encima del ortodoxo (observador de la doctrina), pero
que no practica la caridad.” No son los rótulos religiosos los que nos conducen a la
salvación, sino los actos de caridad para con nuestro prójimo.
“Mas un samaritano que viajaba, llegando al lugar donde yacía aquél hombre y
habiéndolo visto, fue tocado de compasión.” “El viajante compasivo al herido anónimo
en el camino. No duda en auxiliarlo.” Olvida sus propios intereses y permanece junto
a él, cuanto es necesario. Nada pregunta, nada exige…
Aunque la religión no salve a nadie, sus enseñanzas confieren mayor responsabilidad
al seguidor, que ya sabe cómo proceder para salvarse.
“Entonces, ve, dice Jesús, y haz lo mismo”.
Hagamos un examen de conciencia y veamos cuántos “heridos” dejamos
desamparados en el camino de la vida, por nuestro egoísmo e indiferencia.







miércoles, 13 de mayo de 2015

CARTA DE UNA MADRE A SU HIJA

Qué feliz he sido cuando te he visto sonreír…
Cuántas veces en vela a tu lado he pedido a Dios poder estar con vosotras más veces.
Me fui muy a prisa, muy corriendo y sufriendo.
Te quiero mucho mi niña, hija del alma, mi tesoro.
He estado más veces contigo de lo que puedes imaginar.
Siempre a tu lado en espíritu.
Cuántas pruebas has pasado y yo he estado a tu lado, animándote, apoyándote y dándote mi ternura.
¡Oh, insondable riqueza del Amor Divino!
Quisiera decirte por este medio todo el amor que siento por mis pequeñas.
Ay, hija mía, te quiero con todo mi corazón, te amo y te protejo.
Estoy muy orgullosa de ti mi pequeña flor.
Anímate y corre. Vuela. Salta. Ríe como en tu infancia. Agarrada de mi mano.
Siempre estaré contigo hasta tu vuelta al Hogar prometido.
Te quiero no lo olvides nunca. Muchas veces te lo he dicho.
Tu soledad vale un tesoro, pues en tu interior estamos todos los que te queremos y te protegemos desde este lado.
Mi tesoro, mi niña, de ti me despido y te bendigo.

PRESENTIMIENTO DE UNA MADRE


Hay madres con una mayor sensibilidad que otras y por ese amor materno perciben sin pensarlo algún hecho acontecer mas adelante, de manera espontánea, sin poderlo evitar. Comprendemos que ello se debe a la sabiduría del espíritu. Mientras mayor es su evolución espiritual, mayor será su potencia en facultades psíquicas.
 
 Uno de esos casos de precognición o premonición sucedió con Sara. Quien le dijo a la escritora espirita Amalia Domingo Soler, que le asaltaba un mal presentimiento sobre su única hija Blanca, de que muy pronto moriría, y no podía evitarlo.
 
 Blanca de apenas trece anos de edad, asistía a un colegio de monjas. Una vez estas le pidieron que las acompañara a un grupo de jovencitas  en un acto en donde tomarían la comunión. La niña al regresar a su casa le dice a la madre que le pide por primera vez un regalo, que le compre un vestido de tul nieve para estar elegante junto con sus compañeras.
 
 La madre, que pasa por necesidades económicas y su esposo lejos de ella, unidos más por conveniencias que por verdadero amor, pero ambos aman intensamente a Blanca, se decide a coser el vestido y hacerlo como ella se lo exigió. Cuando estaba cosiendo el vestido, pasada las doce de la noche, oye una voz que le repitió dos veces.  “Cose, cose, la mortaja de tu hija”. Estuvo a punto de no continuar. Pero Blanca se despertó y le dice si la acompaña, ella dijo que se acostara y decidió terminarlo por la niña. 
 
 La madre asistió con la hija al acto con el bello vestido, La madre decía que a pesar de eso, su hija se veía pálida como un lirio blanco. Al regresar a casa, Blanca comenzó a sentirse mal. Ello origino una tisis y se agravo. El padre que había venido de nuevo donde ellos, sufre junto a Sara por la enfermedad de la hija.
 
 Blanca, le pide a los dos, quienes con su enfermedad, estuvieron a su lado, que le prometan por el amor que le profesan, que se amen y no se separen nunca mas. Y en cada bocanada de sangre, se unían las lágrimas del padre y la madre prometiéndole a Blanca que así seria. La madre dijo, viéndola en el ataúd, que entonces lucia más bella con su traje, que cuando estaba viva.   
 
 
 
 
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LA INGRATITUD DE LOS HIJOS Y LOS LAZOS DE FAMILIA

 Cap XXIV Item 9.

9. La ingratitud es uno de los frutos más inmediatos del egoísmo. Siempre causa indignación a los corazones honestos. Pero la de los hijos para con sus padres presenta un carácter todavía más detestable. Es especialmente desde ese punto de vista que vamos a considerarla, para analizar sus causas y sus efectos. En ese punto, como en todos los demás, el espiritismo proyecta luz sobre uno de los problemas del corazón humano.
Cuando deja la Tierra, el Espíritu lleva consigo las pasiones o las virtudes inherentes a su naturaleza, y se perfecciona en el espacio, o permanece estacionario hasta que desea ver la luz. Muchos, por lo tanto, se van llenos de odios violentos y de deseos de venganza sin saciar. Con todo, se permite que algunos de ellos, más adelantados que los demás, entrevean una parte de la verdad. Reconocen entonces las funestas consecuencias de sus pasiones, y son inducidos a adoptar buenas resoluciones. Comprenden que para llegar a Dios, sólo hay una contraseña: caridad.
Ahora bien, no hay caridad sin el olvido de los ultrajes y
las injurias. No hay caridad con el corazón dominado por el
odio. No hay caridad sin perdón.
Entonces, mediante un esfuerzo extraordinario, esos Espíritus consiguen observar a aquellos a quienes odiaron en la Tierra. Pero al verlos vuelve a despertarse la animosidad en lo íntimo de cada uno. Se resisten a la idea de perdonar, más aún que a la de renunciar a sí mismos, y principalmente a la idea de amar a los que tal vez les hayan arruinado su fortuna, su honor, su familia. No obstante, el corazón de esos desdichados se ha conmovido.
Dudan, vacilan, agitados por sentimientos contrarios. Si predominan las buenas resoluciones, oran a Dios, imploran
a los Espíritus buenos que les den fuerzas en el momento más decisivo de la prueba.
Por último, luego de años de meditaciones y plegarias, el Espíritu aprovecha un cuerpo que se prepara en la familia de aquel a quien ha detestado, y solicita, a los Espíritus encargados de trasmitir las órdenes supremas, permiso para cumplir en la Tierra los destinos de ese cuerpo que acaba de formarse. ¿Cuál será su conducta dentro de la familia escogida? Dependerá de su mayor o menor persistencia
en las buenas resoluciones que adoptó. El contacto ininterrumpido con los seres a los que ha odiado constituye una prueba terrible, bajo cuyo peso sucumbe en algunas ocasiones, en el caso de que su voluntad no se encuentre aún lo suficientemente firme. Así, conforme prevalezcan las buenas o las malas resoluciones, será amigo o enemigo de aquellos entre los que fue convocado para vivir. De ese modo se explican esos odios, esas repulsiones instintivas que se notan en algunos niños, a las que ningún hecho anterior pareciera justificar. En efecto, nada en esa existencia pudo provocar semejante antipatía. Para comprender su causa es preciso que se dirija la mirada hacia el pasado.
¡Oh espíritas! Comprended ahora el importante rol de la humanidad. Comprended que cuando producís un cuerpo, el alma que en él encarna viene del espacio para progresar.
Tened en cuenta vuestros deberes y aplicad todo vuestro amor para aproximar esa alma a Dios. Esa es la misión que se os ha confiado, y cuya recompensa recibiréis en el caso de que la cumpláis fielmente. Vuestros cuidados y la educación que habréis de darle favorecerán su perfeccionamiento y su bienestar futuro. Tened presente que Dios preguntará a cada padre y a cada madre: “¿Qué habéis hecho del hijo que confié a vuestros cuidados?” Si permaneció retrasado por vuestra culpa, tendréis como castigo verlo entre los Espíritus que sufren, cuando de vosotros dependía que fuese feliz. Entonces, vosotros mismos, torturados por los remordimientos, solicitaréis reparar vuestra falta. Solicitaréis, tanto para vosotros como para él, una nueva encarnación, en la cual habréis de rodearlo con mayores cuidados, y en la que él, lleno de gratitud, os envolverá con su amor.
No despreciéis, pues, al niño que desde la cuna rechaza a su madre, ni al que os paga con ingratitud. No fue el acaso el que lo hizo así ni el que os lo confió. Una intuición imperfecta del pasado se revela, de lo que podéis deducir que uno u otro ha odiado mucho, o fue muy ofendido; que uno u otro vino para perdonar, o para expiar. ¡Madres!, abrazad al hijo que os da disgustos, y decíos a vosotras mismas: “Uno de nosotros dos es culpable”. Esforzaos por merecer los goces sublimes que Dios concede a la maternidad, enseñando a vuestros hijos que ellos se encuentran en la Tierra para perfeccionarse, amar y bendecir. Pero ¡ay!, muchas de vosotras, en vez de eliminar por medio de la educación los malos principios innatos que proceden de las existencias anteriores, alimentáis y desarrolláis esos mismos principios con una culposa debilidad, o por descuido. Más adelante, el corazón lastimado por la ingratitud de los hijos os indicará, desde esta vida, el comienzo de vuestra expiación.
La tarea no es tan difícil como podríais imaginar. No exige la sabiduría del mundo, pues tanto el sabio como el ignorante pueden desempeñarla. El espiritismo viene a facilitar ese desempeño, al dar a conocer la causa de las imperfecciones del corazón humano.
Desde la cuna el niño manifiesta los instintos buenos o malos que trae de su existencia anterior, y es preciso aplicarse a estudiarlos. Todos los males tienen su principio en el egoísmo y el orgullo. Vigilad, pues, las menores señales que revelen el germen de esos vicios, y tratad de combatirlos sin esperar a que echen raíces profundas. Haced como el buen jardinero, que arranca los brotes defectuosos a medida que los ve asomar en el árbol. Si dejáis que se desarrollen el egoísmo y el orgullo, no os espantéis más tarde de que se os pague con la ingratitud. Los padres que han hecho todo lo debido por el adelanto moral de sus hijos, y no obtuvieron el éxito deseado, no tienen por qué culparse a sí mismos, y su conciencia puede estar tranquila. En compensación por la muy natural amargura que experimentan por el fracaso de sus esfuerzos, Dios les reserva un importante e inmenso consuelo, mediante la certeza de que ese fracaso es apenas una postergación, y que se les concederá concluir en otra
existencia la obra que han comenzado en esta, hasta que un día el hijo ingrato habrá de recompensarlos con su amor.Dios no hace que la prueba sea superior a las fuerzas de quien la solicita. Sólo permite las que pueden ser superadas. Si alguien no lo logra, no es porque no tenga una oportunidad, sino porque le falta voluntad.
De hecho, ¿cuántos hay que en vez de resistirse a las malas inclinaciones, se complacen en ellas? A esos están reservados el llanto y los lamentos en existencias posteriores.
Con todo, admirad la bondad de Dios, que nunca cierra la puerta al arrepentimiento. Llegará el día en que el culpable se cansará de sufrir y en que su orgullo será finalmente vencido. Entonces, Dios abrirá sus brazos paternales al hijo pródigo que habrá de arrojarse a sus pies. Las pruebas difíciles, escuchadme bien, casi siempre son indicio del final
de un sufrimiento y del perfeccionamiento del Espíritu, en caso de que sean aceptadas con el pensamiento puesto en Dios. Es un momento supremo en el cual, sobre todo, lo que importa es que el Espíritu no cometa el error de quejarse, si es que no quiere perder el fruto de esas pruebas y tener que volver a comenzar. En lugar de quejaros, agradeced a Dios la oportunidad que os proporciona de salir vencedores, a fin de otorgaros el premio de la victoria. Entonces saldréis del torbellino del mundo terrenal para ingresar al mundo de los Espíritus, y allí seréis aclamados como el soldado que sale triunfante de la lucha.
Entre todas las pruebas, las más penosas son las que afectan al corazón. Hay quien soporta con coraje la miseria y las privaciones materiales, pero sucumbe bajo el peso de las amarguras domésticas, torturado por la ingratitud de los suyos. ¡Oh! ¡Cuán punzante es esa angustia! No obstante, en esas circunstancias, ¿qué puede restablecer mejor la entereza moral, sino el conocimiento de las causas del mal, y la certeza de que, aunque existan profundos quebrantos, no hay desesperaciones eternas? Pues no es posible que Dios quiera que su criatura sufra indefinidamente. ¿Qué hay más reconfortante, más estimulante que la idea de que depende de los esfuerzos de cada uno la posibilidad de abreviar el sufrimiento mediante la destrucción en sí mismo de las causas del mal? Para eso, sin embargo, es necesario que el hombre no detenga su mirada en la Tierra ni vea una existencia solamente, sino que se eleve para sobrevolar en lo infinito del pasado y del porvenir. Recién entonces la soberana justicia de Dios se os pone de manifiesto, y vosotros aguardáis con paciencia, porque encontráis una explicación para lo que en la Tierra os parecían verdaderas monstruosidades. Las heridas que ahí recibís no os parecen más que simples rasguños. En ese golpe de vista lanzado sobre el conjunto, los lazos de familia aparecen en su verdadera perspectiva. Ya no son apenas los lazos frágiles de la materia los que unen a sus miembros, sino los vínculos duraderos del Espíritu, que se perpetúan y consolidan al purificarse, en vez de diluirse con la reencarnación.
Los Espíritus que son inducidos a reunirse por la similitud de gustos, así como por la identidad del progreso moral y el afecto, forman familias. Esos mismos Espíritus, en sus migraciones terrenales, se buscan para agruparse, como lo hacen en el espacio, y de ahí se originan las familias.

REFLEXION
¿Cuál es la causa de la ingratitud en el corazón del hombre?La ingratitud es provocada por el egoísmo, sentimiento propio de los espíritus aún endurecidos e imperfectos.
2 ¿Qué explicación se puede dar a la ingratitud de los hijos para con los padres?
Cuando, en la presente encarnación, no hay motivo que la justifique, este sentimiento puede deberse a enemistades surgidas en vidas pasadas.
3 ¿A todo espíritu le es dada la oportunidad de encarnar como familiar de aquellos a quien odió, o por quien fue odiado?
Ciertamente que sí. Sin embargo, solamente los espíritus con algún progreso es que desean enfrentar esta prueba, por entender que, para llegar a Dios, es necesario practicar la caridad, perdonando y olvidando las injurias y los ultrajes recibidos.
4 Una vez que el espíritu tomó la resolución de encarnar entre enemigos de vidas anteriores, ¿le es fácil cumplirla?
No siempre es fácil la tarea. Para el espíritu le es penoso observar a aquellos que fueron causa de su padecimiento y ruina. Muchos desisten de la prueba; otros, en los cuales predomina la
buena resolución, ruegan a Dios y a los buenos espíritus ayuda para enfrentarla y vencerla.

¿Cómo se da la encarnación del espíritu en esas familias?
Tras años de meditación y oración, el espíritu obtiene permiso para cumplir su prueba. Se aprovecha, entonces, de un cuerpo en preparación en la familia de aquél a quien detestó, encarnando en él.
6 Una vez encarnado, ¿qué actitud podrá adoptar el espíritu, para con sus familiares?
Su procedimiento dependerá de la mayor o menor persistencia en cumplir las resoluciones tomadas antes de encarnar. Por tanto, conforme prevalezcan o no los buenos propósitos, él será amigo o permanecerá siendo enemigo de aquellos entre los cuales fue llamado a vivir.
7 ¿Cómo debemos actuar ante la ingratitud de los hijos?
Reconociendo que no fue el acaso que nos tornó siendo sus padres, ni los hizo así. Buscando todos los medios para superar estas disensiones en la presente encarnación, a través de la educación, de la orientación para el bien, del buen ejemplo y, sobre todo, del amor.


TEMAS COMPLEMENTARIOS


ESTUDIE Y VIVA E - Capítulo XIV -. Artículo 9 

ESPIRITA EN LA FAMILIA NO ESPIRITA

Con los grupos consanguíneos, tenemos que tener en cuenta que son uno de los temas más importante para nosotros, es decir, la de los espiritas  vinculado a compañeros de la familia  que no puede aceptar las enseñanzas del espiritismo.

A menudo, los amigos necesitan dentro de la  prueba recurrir a pedir Mundo Espiritual

orientação. orientación. Añorando en  el  entorno de ellos sus  propios ideales, quieren ser alentados por afectos suyos, deben ser alentados a sus logros y el mundo espiritual les respeta luego el libre albedrio, a veces vienen con duda pasando por alto los problemas y sin herirlos en la inciativa, son sacudidos en el corazón y están entre el deseo de escapar y el cumplimiento  del deber.

El espiritualista, sin embargo,que se comprometió con los parientes  no espiritas, permanece despierto  a la realidad de la reencarnación; usted sabe  que nadie asume obligaciones que revela en su   fuero intimo y que ninguno renace sin motivo, en este o aquel equipo familiar. El espíritu reencarna sirviéndose de los requisitos de afinidad, por elección propia, elige la expiación o la tarea particular, el espíritu  trabaja junto a aquellos con quien le compete evolucionar, mejorarse, liberarse de ciertas cargas o cumplir con los programas de orden superior y que no tiene el derecho de desear del taller del hogar solo porque no puede encontrar allí  con quien compartir los sueños de elevación.

Allí exactamente, se forjan inquietantes conflictos sentimentales, emocionalmente perturbadores para la construcción del ascenso al que se aspira.

Esposos difíciles,padres que no los comprenden, hermanos enigmas por problemas con hijos o hermanos que constituyen el cuerpo docente que necesitamos en la verdadera escuela de la familia. Con ellos y para ellos es que evaluamos  nuestras propias fallas con el fin de corregirlas . Podría decirse que, en la explicación evitamos ahora que el compañero sea inducido a la falta , ahora es nuestra obligación evitar que cometa el error.

Deseamos ahora hacer un llamado a la razón y no abandonar o interrumpir este ajuste que corresponde a la acción edificante para que nuestra conciencia este en paz con el deber cumplido.

Siempre que nos reconozcamos desambientados en la familia de cara a los principios espiritas, ante los entes queridos que no se muestren de inmediato dispuestos a abrazar la posición de deudor entre varios acreedores,con la valiosa posibilidad de resarcir nuestros débitos, o hacer un curso intensivo de burilamiento individual, con la bendita oportunidad  de adquirir un certificado de competencia en varias lecciones.

PUNTOS PELIGROSOS PARA LOS PADRES

Tenga en cuenta la importancia del ejemplo en la  escuela del hogar. Muchos ignoran que los niños vienen a reencarnar a través de ellos sin ser ellos( olvidando que  realmente son espiritus con una experiencia de vida.)

Trasforman a los niños en la familia  en adornos, huyendo de la formación y la ayuda que hay que darles desde el principio.

Imprudentemente ayudan a los niños  sobrecargándolos con obligaciones  incompatible con su  salud o lo que su forma de ser muestre.

Se distancian de la asistencia necesaria a los más pequeños con el pretexto de poder

compensarlo con  empleados dignos, que nunca podrá ser substituidos por lo que de ellos recibieran directamente por ser su responsabilidad.

Desconocen  que los niños son espíritus diferentes, portadores de la herencia moral

Que guardan en sí mismos, por los recuerdos o remanentes  felices o infelices de existencias anteriores.

Desean que sus hijos sean satélites, olvidando que ellos caminan en la trayectoria  que

Les es es peculiar, con pensamientos y actitudes personales.

Muestran desinteres en  los estudios que les conciernen.

Relegan sus mentes a las supersticiones y fantasías, sin prestarles  explicaciones

honestas respecto del mundo y de la vida.

No les piden el trabajo y la cooperación en la medida de sus posibilidades .