miércoles, 29 de junio de 2016

ORACION

Señor!
Sabemos que nos dijiste:
“Amaos los unos a los otros,
como yo os amé”
Todos estamos seguros de la ley.
que en Tí resplandece bajo la luz celestial,
¡la luz del Eterno Amor!
Pero, Señor,
nuestros razonamientos
de fe y de aceptación
siempre desaparecen en el ruido
de la vanidad y del orgullo
en que nos sumergimos con frecuencia,
ensombreciendo la existencia
al rechazarte el corazón.
Es por esto, Jesús,
Que te rogamos luz
para volver a verte y escuchar tus llamadas
en los compañeros desesperanzados,
en los últimos de las filas
en las multitudes cansadas e intranquilas
que tenemos alrededor,
con las que nos llamas a cooperar
por un mundo mejor.
Sabemos que nos hablas
a través de las criaturas desnutridas,
de las madres que luchan por alimentarlas
de los enfermos que esperan
un lugar en el hospital,
de aquellos otros hermanos de otros sanatorios,
de aquellos hospitales diferentes,
donde la justicia esconde los corazones enfermos
que repelieron el bien, veces y veces,
y se abandonaran al mal...
Tenemos la certeza
de que nos buscas, día a día
en los que desfallecen de tristeza,
en los que se pierden en la senda oscura y fría
de la deserción que los desequilibra,
en aquellos en cuyo pecho
aún nutre la esperanza casi muerta,
con los pies sangrando en el camino
de los grandes sufrimientos....
Conocemos la lucha en que Te sitúas,
pidiéndonos ayuda y entendimiento,
con el fin de atenuar el sufrimiento
de tantos corazones
paralizados en la sombra de viejos ambientes
de rebeldía, angustia e indiferencia,
compañeros a los cuales nos aproximas
ahora y en todas partes,
a fin de interpretar
Tu Divina presencia.
Es por esto, Señor, que te imploramos:
Haznos olvidar las bagatelas
entre las cuales nos perdemos...
Apártanos del paso todas ellas
de modo que podamos entender
el deber del servicio contigo
Ayúdanos, Señor,
a recordarte y a olvidar
todo cuanto se una al pensamiento vano,
para que nuestro amor jamás se tuerza,
porque solamente en Tí, Jesús, existe la fuerza
que nos lleva a entregarte el corazón.

Asi sea

LOS LAMENTOS DE UN HOMBRE SENSUAL


                          (Burdeos, 19 de abril de 1862.)
 

30 de julio: “En la actualidad soy menos desdichado, porque
ya no siento la cadena que me sujetaba al cuerpo. Por fin estoy
libre, si bien todavía me falta la expiación. Es preciso que repare
el tiempo perdido si no quiero que mis padecimientos se prolonguen.
Espero que Dios vea la sinceridad de mi arrepentimiento y
me conceda su perdón. Rogad aún por mí, os lo suplico.
“¡Hombres, hermanos míos, he vivido sólo para mí, y ahora
debo expiar y sufrir por ello! Que Dios os conceda la gracia de que
os evitéis los espinos que ahora me destrozan. ¡Proseguid por el
ancho camino del Señor y rogad por mí, que abusé de los bienes
que Dios presta a sus criaturas!
“Quien subordina a los instintos brutales la inteligencia y
los buenos sentimientos que Dios le ha dado, se hace semejante al
animal al que muchas veces maltrata. El hombre debe emplear con
sobriedad los bienes de los cuales es depositario; debe habituarse a
vivir considerando la eternidad que le aguarda y, en consecuencia,
a despojarse de los goces materiales. Su alimentación debe tener
por exclusivo fin la vitalidad; su lujo sólo debe restringirse a la
estricta necesidad de su posición; sus gustos y tendencias, aunque
sean naturales, deben ser regidos por la más pura razón, pues de
lo contrario el hombre se materializa en vez de purificarse. Las pasiones
humanas son como lazos que se hunden en la carne; por lo
tanto, no los ajustéis más aún. ¡Vivid, pero no os comportéis como
los sensuales. ¡No imagináis el precio que deberéis pagar por eso cuando retornéis a la verdadera patria! Las pasiones terrenales os
despojan antes de dejaros, de modo que llegáis desnudos, absolutamente
desnudos, ante el Señor. ¡Ah! Cubríos de buenas obras; ellas
os ayudarán a franquear la distancia que os separa de la eternidad.
Como un manto brillante, esas obras ocultarán vuestras torpezas
humanas. Envolveos con la caridad y el amor, vestimentas divinas
que nadie podrá arrebataros.”
 
Instrucción del guía del médium. 

“Este Espíritu está en el camino
del bien, puesto que además de su arrepentimiento expone
consejos para evita los peligros de la ruta que él recorrió. El hecho
de que reconozca sus errores es de por sí un mérito y un paso efectivo
en dirección al bien. Es por eso que su situación, aunque no
sea dichosa, tampoco es la de un Espíritu sufridor. Está arrepentido.
Ahora le falta la reparación, que cumplirá en otra existencia
de pruebas. No obstante, antes de llegar a ella, ¿sabéis cuál es la
situación de esos hombres de vida sensual, que no han dado a su
Espíritu otra actividad aparte de la de inventar nuevos placeres?
La influencia de la materia los acompaña más allá de la tumba, y
la muerte no pone término a esos apetitos que, estimulados por la
vista –tan limitada como lo fue en la Tierra–, en vano procuran satisfacer.
Como nunca han buscado el alimento espiritual, su alma
deambula en el vacío, sin una meta, sin esperanza, presa de esa
ansiedad propia del hombre que no tiene delante de sí más que la
perspectiva de un desierto sin límites. La nulidad de las ocupaciones
intelectuales durante la vida del cuerpo acarrea naturalmente
la nulidad del trabajo espiritual después de la muerte. Dado que
ya no pueden saciar al cuerpo, sólo les resta satisfacer al Espíritu.
De ahí un tedio mortal cuyo término no llegan a ver, y en cuyo
lugar preferirían la nada. Pero la nada no existe… Pudieron matar
al cuerpo, pero no pueden aniquilar al Espíritu. Es preciso, pues,
que padezcan esos tormentos morales hasta que, vencidos por el
cansancio, se decidan a dirigir su mirada hacia Dios.”

Libro Cielo e Infierno( Edicei)

domingo, 19 de junio de 2016

LOS PADRES COMO RESPONSABLES DE LA PRACTICA DE LA MORAL ENSEÑADA.



El libro “Para instruir al niño” (La educación de un Niño), de autoría del pastor Michael Pearl y su esposa Debbie, es una especie “manual de punición” que defiende “sovas”  para la corrección de los hijos de mal comportamiento. Los contenidos versan  sobre “palizas” con la utilización de cinturones, varas y otras parafernalias relacionadas, describiendo en detalles los castigos considerados ideales en cada caso. (1)La pareja  Pearl y Debbie propone el métodos de la  “pica” a fin de condicionar la mente del niño antes que surja una crisis; es una preparación  para la obediencia futura, instantánea y sin cuestionamientos” (todavía, cara a la muerte de tres niños, hijos de padres supuestamente influenciados por el libro, ha habido fuertes reacciones de represalia contra los autores a través de campañas populares, visando hacer desaparecer  tal libro de las librerías americanas.
Recientemente una brasileña fue condenada a nueve meses de prisión en España, por expulsar de casa, por un día, a su hijo de 15 años. La sentencia recibió destaque en los principales periódicos y Tvs Españolas.  Nuestra coterránea alegó que actuó así, porque pretendía dar una lección más “fuerte” en el hijo, que es problemático, desobediente y muy agresivo. Su intención era enseñarle reglas sociales y respeto por la madre. Para la jueza, del Tribunal Penal de Málaga, la actitud  de la brasileña representa una negligencia y un delito de abandono temporal, motivo por el cual la condenó,  explicando que, aunque  el menor se encuentre en plena adolescencia, con los conflictos comunes de la edad, eso no es razón para colocarlo fuera de casa, dejándolos a la intemperie en la calle, por una noche, porque esa decisión crea una situación de riesgo para el menor.
Toda y cualquier violencia doméstica es trágica bajo cualquier análisis. Las relaciones entre hijos y padres deberían ser, por encima de todo, de orden ético. Más, se observa, en esa relación una deterioración emocional profunda y una compleja red de desestabilidades morales, que merece comentarios. Los padres deben estar siempre atentos e, incansablemente, buscando un dialogo franco con los hijos, sobre todo, amándolos, independientemente, de cómo se sitúan en la escala evolutiva.
Se sabe que los jóvenes hostiles y violentos son poco amados por los padres, se sienten dislocados en el grupo familiar o se consideran poco atrayentes, etc. Por estas y otras muchas razones, los padres deben transmitir seguridad a los hijos a través del afecto y del cariño constantes. Al final, todo ser humano necesita ser amado, atraído, aun mismo teniendo conciencia de sus defectos, dificultades y de sus reales diferencias.
Los padres son responsables por el desenvolvimiento de los valores de los hijos y no deben apostar en la escuela para ejercer esa tarea. Un legítimo padre es aquel que cultiva en casa la ciudadanía familiar. O sea, nadie en casa puede hacer aquello que no se pueda hacer en la sociedad. es preciso imponer la obligación de que el hijo haga eso, así, se rea la noción de que el tiene que participar de la vida comunitaria.  No hay duda, que ante las balizas del buen sentido y moderación los padres precisan  establecer límites. Sin embargo esa exigencia es más aun acompañarlo a los limites, de aquello que el hijo es capaz de hacer.
La fase infantil, en su primera etapa, es la más importante para la educación, y no podemos relajarnos en la orientación de los hijos, en las grandes revelaciones de la vida. Bajo ninguna hipótesis, esa primera etapa reencarnatoria debe ser enfrentada con insensibilidad. Hasta aproximadamente los siete años de edad, es el periodo infantil más accesible a las impresiones que recibe de los padres, razón por la cual no podemos olvidar nuestro deber de orientar a los hijos en cuanto a los contenidos morales. “El pretexto de que la criatura debe desenvolverse con la máxima noción de libertad puede dar acceso a graves peligros (…) pues el niño libre es la simiente del sinvergüenza.” Si no observamos esas reglas, permitimos encender al que yerra de entonces la misma llama de los excesos de todos los matices, que acarrean el exterminio y el delito.  Los padres espiritistas deben comprender esa característica de sus obligaciones sagradas, entendiendo que el hogar no se hizo para la contemplación egoistica de la especie, más si para santuario donde, a veces, se exige la renuncia y el sacrificio de una existencia entera.”
Principalmente la madre debe ser el padrón de todas las renuncias por la serenidad familiar. Debe comprender, que sus hijos, primeramente, son hijos de Dios. “Desde los primeros años, debe enseñar a la criatura a huir del abismo de la libertad, controlando sus actitudes y centrándole  las posiciones mentales, pues esa es la ocasión más propicia para la edificación  de las bases de una vida. Enseñará la tolerancia  más pura, no desdeñará la energía cuando sea necesaria  en el proceso de la educación, reconocida para la heterogeneidad de las tendencias y la diversidad de los temperamentos.”
La madre “no debe dar la razón a cualquier queja de los hijos, sin examen  desapasionado  y meticuloso de las cuestiones, despertando en el los sentimientos para Dios, sin permitir que se estacionen en la dificultades  o en los prejuicios morales de las situaciones transitorias del mundo. En la hipótesis de fracasar  todas sus dedicaciones y renuncias, compete  a las madres incomprendidas entregar  el fruto de sus labores a Dios, prescindiendo de cualquier juzgamiento del mundo, pues el Padre  todo Misericordioso sabrá apreciar sus sacrificios y bendecirá sus penas, en el instituto sagrado de la vida familiar.”
Los hijos difíciles son el reflejo de nuestras propias acciones, en el pasado, cuya Benevolencia de Dios, hoy, otorga la posibilidad de unirse a nosotros por los lazos de la consanguinidad, dándonos la estupenda oportunidad de rescate, reparación y los servicios arduos de la educación. “De esa forma, ante los hijos insurrectos e indisciplinados, impenetrables  a todos los procesos educativos, “los padres después de tratar  todos los procesos  de amor y de energía en el trabajo de orientación con ellos, es justo esperen la manifestación de la Providencia Divina para el esclarecimiento de los hijos incorregibles, comprendiendo que esa manifestación debe llegar a través de dolores y de acerbas pruebas, de manera de sembrar en ellos con éxito, el campo de la comprensión y del sentimiento.”
Agotados todos los recursos para el bien de los hijos y después de la práctica sincera de todos los procesos amorosos y enérgicos para su formación  espiritual,  sin éxito alguno, los  padres, deben entregarlos a Dios, de modo que sean naturalmente trabajados  por los procesos tristes y  violentos de la educación del mundo. El dolor tiene posibilidades desconocidas para penetrar los espíritus, donde la linfa del amor no consiguió brotar, no obstante el servicio inestimable del afecto paternal, humano. Es razón por la cual, en ciertas circunstancias de la vida, se hace menester que los padres estén revestidos de suprema resignación, reconociendo en el sufrimiento que persigue  a los hijos la manifestación de una bondad superior, cuyo buril oculto, constituido por sufrimientos, remodela y perfecciona con  vistas al futuro espiritual. “
Como se observa el Espiritismo adentra con mucha profundidad, al encarar la educación desde el punto de vista moral. Hasta porque el periodo infantil  es propicio para dejar el Espíritu   más accesible a los buenos consejos y ejemplos de los padres y educadores, pues el espíritu es más flexible   cara a la debilidad física, de ahí  la tarea de reformar el carácter y corregir sus malas tendencias. Cuando los Espíritus Superiores hablan de reformar el carácter está implícito el refuerzo a las buenas tendencias conquistadas por el espíritu reencarnado en vidas pasadas.
  En la cuestión 629 de El Libro de los Espíritus, al definir lo que es moral, los espíritus indican dos reglas básicas de procedimiento para el ser humano.   Primero hacer todo teniendo en vista el bien, segundo hacer todo teniendo en vista el bien de todos. Eso porque el bien no puede ser unilateral, o sea, la acción no puede generar beneficios solamente para un individuo, y si para todos. Solo es bueno aquello que es bueno para todos. Es por eso que varios discursos claman por las acciones solidarias humanas, tan necesarias y que deben ser desenvueltas desde  la infancia, para que  la criatura  haga de eso un hábito.
Aun en esa temática  de la educación desde el punto de vista moral, Allan Kardec advierte en el comentario  a la cuestión 685-A de El Libro de los Espíritus: “Hay un elemento que no se ponderó bastante, y sin el cual la ciencia económica no pasa de teoría: la educación.  No la educación intelectual, más si la moral, y ni aun la educación moral  por los libros, más si la que consiste en el arte de formar  los caracteres, aquella que crea los hábitos adquiridos.”
No proponemos soluciones particulares, reprimiendo o reglamentando cada actitud, ni especificamos formulas mágicas de buen comportamiento a los hijos. Elegimos por acatar, en toda su amplitud, los dispositivos de la Ley de Dios, que aseguran a todos el derecho de elección (el libre albedrio)  y la responsabilidad consecuente de los actos de cada uno.

lunes, 13 de junio de 2016

EL TRABAJO



Después de la tensión experimentad en el transito sofocante, llegas invariablemente al lugar de trabajo con mal humor, con cansancio e indisposición.
Te relacionas con las necesidades que debes sufrir y sufres la coyuntura que se te impone, en el trabajo diario.
Ves a otros individuos que parecen prósperos y felices, usufructuando beneficios en la vida que nunca te llegaran, y la amargura te lleva  a animarte hacia   un sentimiento de dolor.

Evita caer en el desaliento, esto es una idea falsa.
El trabajo es el don de la vida, que dignifica y mantiene al hombre. En toda parte el trabajo se impone como una ley que sostiene el equilibrio.
Sin el todo retornaría al caos o al principio, y los objetivos superiores naufragarían en el tedio y la ociosidad de las quejas.
Busca, por tanto, motivación para hacer bien tu trabajo, renovándote en él y allí colocar tus mejores empeños, de modo que te enriquezcas de la justa gratificación emocional en relación a tu maravilloso medio de ganar con nobleza el pan diario.

Joanna de Angelis  Libro Episodios Diarios.