lunes, 29 de septiembre de 2014

DEJAD A LOS NIÑOS VENIR A MI

CAPÍTULO VIII: Bienaventurados los limpios de corazón

Dejad a los niños venir a mi
Y le presentaban unos niños para que los tocase. Mas los discípulos
reñían a los que les presentaban. - Y cuando los vió Jesús, lo llevó muy a mal, y les
dijo: "Dejad a los niños venir a mí", y no se lo estorbeis, porque de los tales es el
reino de Dios. - En verdad os digo que el que no recibiera el reino de Dios como
niño, no entrará en él. - Y abrazándolos y poniendo sobre ellos las manos, los
bendecía. (San Mateo, cap. X, v. de 13 a 16).

E.S.E. Cap VIII Ítem 4
 
4. Puesto que el espíritu del niño ha vivido ya, ¿por qué desde el nacimiento no se manifiesta tal cual es? Todo es sabio en las obras de Dios. El niño necesita cuidados delicados que sólo la ternura de una madre puede prodigarle, y esa ternura aumenta con la debilidad y la ingenuidad del niño. Para una madre, su hijo es siempre un ángel, y así debía ser para cautivar su solicitud; no hubiera podido abandonarse a su cariño si en vez de la gracia sencilla hubiese encontrado bajo las facciones infantiles, un carácter viril y las ideas de u adulto, y menos aún si hubiese conocido su pasado. Por otra parte, era preciso que la actividad del principio inteligente fuese proporcionada a la debilidad del cuerpo, porque no hubiera podido resistir a una actividad demasiado grande del espíritu, como se ve en los niños muy precoces. Por esto, desde que se aproxima la encarnación, el espíritu, entrando en turbación, pierde poco a poco la conciencia de sí mismo, y por espacio de cierto período, está en una especie de sueño, durante el cual todas sus facultades se hallan en estado latente. Este estado transitorio es necesario para dar al espíritu un nuevo punto de partida, y hacerle olvidar en su nueva existencia terrestre, las cosas que hubieran podido estorbarle. Su pasado, sin embargo, reacciona sobre él y renace a más amplía vida, más fuerte, moral e intelectualmente, sostenido y secundado por la intuición que conserva de la experiencia adquirida. Desde su nacimiento, sus ideas vuelven a tomar gradualmente su vuelo a medida que se desarrollan sus órganos, pudiendo decirse que durante los primeros años, el espíritu es verdaderamente niño, porque las ideas que forman el fondo de su carácter están aún embotadas. Durante el tiempo en que sus instintos dormitan, es más flexible, y por lo mismo más accesible a las impresiones que puedan modificar su naturaleza y hacerle progresar, y es más dócil al cuidado de los padres. El espíritu reviste, pues, por una temporada el ropaje de inocencia, y Jesús dice la verdad cuando, a pesar de la interioridad del alma, toma al niño por emblema de la pureza y de la sencillez.

domingo, 28 de septiembre de 2014

SED PERFECTOS


“Amad a vuestros enemigos; haced el bien a los que os odian, y orad por los que os persiguen y calumnian; porque si sólo amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis con eso más que los otros? ¿No hacen lo mismo los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.” (San Mateo, 5:44, 46 a 48.)

Puesto que Dios posee la perfección infinita en todas las cosas, esta máxima: “Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto”, tomada literalmente supondría la posibilidad de alcanzar la perfección absoluta. Si le fuese dado a la criatura ser tan perfecta como el Creador, llegaría a ser igual a Él, lo que es inadmisible. Pero los hombres a quienes se dirigía Jesús no hubieran comprendido esa diferencia, por eso se limita a presentarles un modelo y a decirles que se esfuercen por alcanzarlo.

Así pues, es preciso entender esas palabras en el sentido de la perfección relativa de que la humanidad es capaz y que más la aproxima a la Divinidad. ¿En qué consiste esa perfección? Jesús lo dijo: “Amemos a nuestros enemigos, hagamos el bien a los que nos odian, oremos por los que nos persiguen”. Él enseña con eso que la esencia de la perfección es la caridad en su más amplia acepción, porque implica la práctica de las demás virtudes.

En efecto, si observamos los resultados de todos los vicios, e incluso de los simples defectos, reconoceremos que no hay uno siquiera que no altere de algún modo el sentimiento de la caridad, porque todos tienen su origen en el egoísmo y en el orgullo, que son su negación. Todo aquello que excita el sentimiento de la personalidad destruye, o al menos debilita, los elementos de la verdadera caridad, que son la benevolencia, la indulgencia, la abnegación y la devoción. Como el amor al prójimo, llevado hasta el nivel del amor a los enemigos, no puede aliarse con ningún defecto contrario a la caridad, es siempre, por eso mismo, un indicio de cierta superioridad moral. De ahí se sigue que el grado de la perfección está en razón directa de la extensión de ese amor. Por eso Jesús, después de haber dado a sus discípulos las reglas de la caridad en lo más sublime que esta posee, les dijo: “Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto”.

E.S.E. Cap XVII, ítem 1 y 2.

***
CON AMOR

“Y, sobre todo esto, revestíos de caridad, que es el vínculo de la perfección.” – Pablo (Colonenses, 3:14)

Todo discípulo del Evangelio precisará coraje para atacar los servicios de la redención en sí mismo.

Nadie dispensará las armaduras de la fe, a fin de marchar con tranquilidad bajo tempestades.

El camino de rescate y elevación permanece lleno de espinas.

El trabajo se constituirá de luchas, de sufrimientos, de sacrificios, de sudor, de testimonios.

Toda la preparación es necesaria, en el capítulo de la resistencia, entretanto, sobre todo esto es indispensable revestir nuestra alma de caridad, que es amor sublime.

La nobleza de carácter, la confianza, la benevolencia, la fe, la ciencia, la introducción, los dones y las posibilidades son hilos preciosos, pero el amor es el telar divino que los entrelazará, tejiendo la túnica de la perfección espiritual.

La disciplina y la educación, la escuela y la cultura, el esfuerzo y la obra, son flores y frutos en el árbol de la vida, sin embargo, el amor es la raíz eterna.

Pero, ¿Cómo amaremos en el servicio diario?

Renovémonos en el espíritu del Señor y comprendamos a nuestros semejantes.

Auxiliemos en silencio, entendiendo la situación de cada uno, temperando la bondad con la energía, y la fraternidad con la justicia.

Oigamos la sugerencia del amor, a cada paso, en la senda evolutiva.

Quien ama, comprende; y quien comprende, trabaja por un mundo mejor.

Emmanuel.

viernes, 26 de septiembre de 2014

EL CULTO CRISTIANO EN EL HOGAR

“ El Culto Cristiano en el Hogar, no es una innovación, es una necesidad, para que en todas partes el Cristianismo lance raíces de perfeccionamiento y sublimación. La Buena Nueva surgió del Pesebre para las plazas públicas y avanzó de la humilde casa de Simón Pedro para la glorificación en Pentecostés. La Palabra del Señor sonó, primero, sobre el techo humilde de Nazaret y, cierto, se hará oír de nuevo, por nuestro intermedio, en los círculos de nuestros familiares, con los cuales debemos atender las obligaciones que nos compete en el tiempo.
Cuando las Enseñanzas del Maestro vibran entre las cuatro paredes de un templo doméstico :
• Los pequeños sacrificios tienen la felicidad común.
• La observación insensata es oída sin revelarse.
• La calumnia es recibida con calma.
• La maldad no encuentra brecha para insinuarse.
Y ahí, dentro de ese paraíso, que algunos ya están edificando el beneficio de sí mismos y de los otros; que el estímulo es un cántico de solidaridad incesante; la bondad es una fuente de paz y entendimiento; la gentileza es inspiración de todas las horas.
La sonrisa es sombra de cada uno, y la palabra permanece revestida de luz, vinculada al amor que el Amigo Celeste nos legó.
Solamente después de la experiencia evangélica en el hogar, el corazón estará realmente apto, habilitado a distribuir el Pan Divino de la Buena Nueva junto a la multitud, aunque debamos el esclarecimiento amigo y el consejo santificante a los compañeros del camino humano, en todas lascircunstancias.”

Emmanuel

MOTIVACION DE RESIGNACION

Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. - Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos. - Bienaventurados los que padecen persecuciones por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. (San Mateo, cap. V, v. 5, 6 y 10).

12. Con estas palabras: "Bienaventurados los afligidos, porque ellos serán consolados", Jesús indica al mismo tiempo la compensación que espera a los que sufren, y la resignación que hace bendecir el sufrimiento como preludio de la curación. Estas palabras también pueden traducirse de este modo: Vosotros debéis
consideraros felices sufriendo, porque vuestros dolores son deudas de vuestras faltas pasadas, y esos dolores sufridos con paciencia en la tierra os ahorran siglos de Sufrimientos en la vida futura. Debéis, pues, teneros por felices, viendo que Dios reduce vuestra deuda, permitiéndoos que la pagués ahora, lo que os asegurará la tranquilidad para el porvenir. El hombre que sufre se parece a un deudor que debe una fuerte cantidad y a quien su acreedor dice: "Si hoy mismo me pagáis la centésima parte, os perdono el
resto; quedaréis libre; si no la hacéis, os perseguiré hasta que hayáis pagado el último céntimo". ¿No sería feliz el deudor, aun cuando sufriese toda clase de privaciones para librarse, pagando solamente la centésima parte de lo que debe? En vez de quejarse de su acreedor, ¿no le daria las gracias? Tal es el sentido de estas palabras: "Bienaventurados los afligidos, porque ellos serán consolados"; son felices porque pagan la deuda, y después de pagar, quedaron libres. Pero si pagando por un lado, se contraen nuevas deudas por el otro, nunca se llegará al saldo. Cada nueva falta aumenta la deuda, porque no hay una sola, cualquiera que sea, que no lleve consigo su castigo forzoso, inevitable; si no es hoy, será mañana, y si no en esta vida, será en otra. Entre estas faltas debería ponerse en primer lugar el defecto de sumisión a la voluntad de Dios; pues si en las aflicciones se murmura si no se aceptan con resignación y como cosa que ha debido merecerse, si se acusa a Dios de injusto, se contrae una deuda nueva que hace perder el beneficio que podría esperarse del sufrimiento; por esto será preciso empezar de nuevo, absolutamente como si a un acreedor que os atormenta, le dais cantidades a cuenta, y cada vez le pedís prestado de nuevo. A su entrada en el mundo de los espíritus, el hombre es semejante también al obrero que se presenta el día de la paga. A los unos les dice el amo: "Aquí tenéis el precio de vuestros jornales"; a los otros, a los felices de la tierra, a los que hayan vivido en la ociosidad, a los que hayan cifrado su felicidad en la satisfacción del amor propio y
los goces mundanos, dirá  "Nada hay para vosotros, porque habéis recibido vuestro salario en la tierra. Idos y empezad de nuevo vuestra tarea".

AMOR OMNIPOTENTE

En el momento de mayor congoja de la crisis a la que las circunstancias llevaron a tu alma ante una nueva prueba, muchos pensaron en que ya no podrías levantarte, empero, cuando las tinieblas se agrupaban en torno tuyo, cercándote, descubriste una claridad anónima que te recondujo al camino de la esperanza
aureolado por el sol.
Prisionero de la enfermedad, muchos consideraban que no faltaba más que aceptar tu destino de muerte, no obstante, en los minutos extremos manos intangibles reactívaron tus células moribundas, inoculándoles calor para que no abandonases el servicio que tienes asignado mientras dure tu presencia en la Tierra.
***
Estando sometido por las tentaciones, muchos concordaron en que solo te restaba la caída definitiva, sin embargo, a escasos centímetros del abismo que se presentaba en el camino placentero que llevabas, un brazo oculto se manifestó, conteniéndote, Habiendo caído en el pozo oscuro al que te arrojaste irreflexivamente, muchos juzgaron que te habías ganado el desprecio público definitivo, empero, al alcanzar los límites con la locura recogiste un íntimo apoyo que fortificó tu estado anímico,restableciéndote normalmente frente a la vida.
***
En la tapera de la soledad en la que te segregaron tus seres más queridos, muchos te imaginaron en el más absoluto abandono, pero en el último sorbo del llanto que te pareció interminable, experimentaste un inexplicable confortamiento que te indujo a buscar otros afectos que te correspondiesen.
***
En la turbulencia de los acaeceres cotidianos, piensa en Dios, el Amor Omnipotente que jamás nos desampara. Por más profundo que sea el dolor, Él nos brindará el bálsamo que consuela; por más intrincado que sea el problema, nos inspirará el camino seguro y la justa solución. Pero aun así, no intentes personalizarlo o definirlo. Bástenos la palabra de Jesús, que nos reveló ser nuestro Padre.

Sobre todo, no te molestes cuando alguien niegue su existencia recurriendo a palabras que brillan según las  apariencias de este mundo, por cuanto tú pudiste encontrarlo en los momentos de angustia en lo más hondo de tu corazón. Es natural que así sea, pues cuando la oscuridad de la noche avanza y se hace más intensa, es cuando los ojos de los hombres consiguen divisar el esplendor de las estrellas.

EMMANUEL

miércoles, 24 de septiembre de 2014

LOS BUENOS ESPIRITAS

1. Mas yo os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os
aborrecen: y rogad por los que os persiguen y calumnian. - Porque si amáis a los
que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los
publicanos? - Y si saludáreis tan solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de
más? ¿No hacen esto mismo los gentiles? -"Sed, pues, vosotros perfectos, así como
vuestro Padre celestial es perfecto". (San Mateo, cap. V, v. 44, 46, 47 y 48.)
E.S.E. Cap XVII Item 4.
4. El Espiritismo bien comprendido, pero, sobre todo, bien sentido, conduce forzosamente a los resultados expresados más arriba, que caraterizan al verdadero espirita como al verdadero cristiano, siendo los dos una misma cosa. El espiritismo no viene a crear una moral nueva; facilita a los hombres la inteligencia y la práctica de la de Cristo, dando una fe sólida e ilustrada a los que dudan o vacilan.
Pero muchos de los que creen en las manifestaciones no comprenden ni sus consecuencias, ni su objeto moral; o, si los comprenden, no se las aplican a si mismos.
¿En qué consiste esto? ¿es un defecto de precisión de la doctrina? No, porque no
contiene ni alegorías ni figuras que puedan dar lugar a falsas interpretaciones; su esencia
es la misma caridad, y esto es lo que constituye su fuerza, porque se dirige a la inteligencia. Nada tiene de misterioso, y sus iniciados no están en posesión de ningún secreto oculto para el vulgo.
Para comprenderla, ¿es preciso una inteligencia privilegiada? No, porque se ven
hombres de una capacidad notoria que no la comprenden, mientras que las inteligencias
vulgares, y aun de jóvenes apenas salidos de la adolescencia, comprenden sus matices
más delicados con admirable precisión. Esto depende de que la parte de algún modo "material" de la ciencia, sólo requiere vista para observar, mientras que la parte "esencial" requiere cierto grado de sensibilidad que se puede llamar la "madurez del sentido moral", madurez independiente de la edad y del grado de instrucción, porque es inherente al desarrollo, en un sentido especial, del espíritu encarnado. En los unos, los lazos de la materia son aún muy tenaces para permitir al espíritu desprenderse de las cosas de la tierra; la niebla que los rodea les quita la vista del infinito; por esto no dejan fácilmente ni sus gustos, ni sus costumbres, ni comprenden nada mejor de lo que ellos poseen; la creencia en los espíritus es para ellos un simple hecho, pero modifica muy poco o nada sus tendencias instintivas; en una palabra, sólo ven un rayo de luz insuficiente para conducirles y darles una aspiración poderosa y capaz de vencer sus inclinaciones. Se fijan en los fenómenos más que en la moral, que les parece venal y monótona; piden sin cesar a los espíritus que les inicien en nuevos misterios, sin preguntar si se han hecho dignos de entrar en los secretos del Criador. Estos son los espiritistas imperfectos, de los cuales algunos se quedan en el camino o se alejan de sus hermanos en creencias, porque retroceden ante la obligación de reformarse, o reservan sus simpatías para los que participan de sus debilidades o de sus prevenciones. Sin embargo, la acepción del principio de la doctrina es el primer paso que les hará el segundo más fácil en otra existencia.
El que puede con razón calificarse de verdadero y sincero espiritista está en un grado superior de adelantamiento moral; el espíritu, que domina más completamente la materia, le da una percepción más clara del porvenir; los principios de la doctrina hacen vibrar en él las fibras que permanecen mudas en los primeros; en una palabra, "tienen el corazón enternecido"; su fé es también a toda prueba. El primero es como el músico que se conmueve por ciertos acordes, mientras el otro sólo comprende los sonidos. "Sereconocé el verdadero espirita por su transformación moral y por los esfuerzos que hace para dominar sus malas inclinaciones", mientras el uno se complace en un horizonte limitado, el otro, que comprende alguna cosa mejor, se esfuerza en ir más allá y lo consigue siempre cuando para ello tiene una firme voluntad.


Hermanos:
Ver la reflexion cada uno de nosotros por dentro y complementar con la lectura de Al compañero espirita en este mismo blog, se hace necesario esclarecer y siempre compartir. 
El Administrador.

lunes, 22 de septiembre de 2014

YO NO HE VENIDO A DESTRUIR LA LEY

YO NO HE VENIDO A DESTRUIR LA LEY



No penséis que he venido a abrogar la ley o los profetas: no he venido a
abrogarlos, sino a darles cumplimiento; porque en verdad os digo, que hasta que
pase el cielo y la tierra, no pasará de la ley ni un punto, ni un tilde, sin que todo
sea cumplido. (San Mateo, cap. V, v. 17 y 18).

E.S.E. Cap 1 Itém 5 

El Espiritismo

5. El Espiritismo es la nueva ciencia que viene a revelar a los hombres, con pruebas irrecusables, la existencia y la naturaleza del mundo espiritual y sus relaciones con el mundo corporal; nos lo presenta, no como una cosa sobrenatural, sino, al contrario, como una de las fuerzas vivas y que incesantemente obran en la naturaleza, como el origen de una multitud de fenómenos incomprensibles hasta ahora y relegados, por esta razón, al dominio de lo fantástico y de lo maravilloso. A estas relaciones es a las que Cristo hace alusión en diferentes circunstancias; y por esto muchas de las cosas que dijo han sido ininteligibles o falsamente interpretadas. El Espiritismo es la clave con que todo se explica fácilmente.

domingo, 21 de septiembre de 2014

EL QUE SE ELEVA SERA HUMILLADO

 En aquella hora se llegaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Quién piensas que es mayor en el reino de los cielos? -Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos. -Y dijo: En verdad os digo, que si no os volviéseis e hiciérais como niños, no entraréis en el reino de los cielos. - "Cualquiera, pues, que se humillare como este niño, éste es el mayor en el reino de los cielos". - Y el que recibiere a un niño tal en mi
nombre a mí recibe. (San Mateo, cap. XVIII, v. 1 a 5).

4. Entonces se acercó a él la madre de los hijos de Cebedeo con sus hijos, adorándole y pidiéndole alguna cosa. - El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Díque estos mis dos hijos se sienten en tu reino, el uno a tu derecha y el otro a la izquierda. - Y respondiendo Jesús, dijo: No sabéis lo que pedís: ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber? Dícenle: podemos. -Díjoles: en verdad beberéis mi cáliz; mas el estar sentado a mí derecha o a mi izquierda, no me pertenece a mí darlo a vosotros, si no a los que está preparado por mi Padre. - Cuando los diez oyeron esto, se indignaron contra los dos hermanos. - Mas Jesús los llamó a sí, y dijo: ¿Sabéis que los príncipes de las gentes avasallan a sus pueblos, y que los que son mayores ejercen potestad sobre ellos? - No será así entre vosotros: mas entre vosotros, todo el que quiera ser mayor, será vuestro criado. - Y el que entre vosotros quiera ser primero, será vuestro siervo; - así como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en redención por muchos. (San Mateo, cap. XX, v. de 20 a 28).

AL COMPAÑERO ESPIRITA

Afirma Allan Kardec que se reconoce al verdadero espírita en su transformación
moral y en los esfuerzos que realiza para dominar sus malas inclinaciones.

Quien se transfigura por dentro piensa en sí mismo, y quien raciocina sobre sí rompe las amarras de los preconceptos y asciende a los grados de la renovación por las vías del Espíritu y con el rumbo hacia el conocimiento superior.

Es por eso que el raciocinio lógico te sacó de los ámbitos de las incertidumbres. Ya no son más para nosotros los claustros nebulosos de la fe petrificada, en lo que se desenvolvía nuestro entendimiento en multimilenaria gestación. Cesó ya para nosotros la nutrición mental por endósmosis en el vientre de los
pensamientos convencionales. Sin embargo, por el hecho de estar cambiando insensatamente en tu nivel evolutivo, casi siempre te encuentras en la más dolorosa sociedad, - la sociedad de los que trabajan
en el mundo por el beneficio del mundo, inadaptados al mundo y sin que éste los reconozca
y comprenda.

***
Hablas – y frecuentemente tus palabras vuelan sin eco.
Actúas – y tus acciones nobles sufren a menudo el menosprecio de tus seres más
queridos.
Liberas tu propia alma – esclavizándote a deberes mayores.
Auxilias – desdeñado.
Comprendes – sin hacer críticas.
Trabajas – padeciendo.
Consuelan –, y flagelan tus sentimientos.
Cultivas el bien – y arrasan tu sembrado.

Importa comprender, no obstante, que cuantos consumen sus energías en el cumplimiento del bien se transforman en luz viva, y los que conquistan tal virtud nunca más morarán en las tinieblas. Continúa adelante, pues, con tu trabajo por la conquista de la luz, porque así las tinieblas no han de empañar indefinidamente los valores del Espíritu
.
Si te preocupas por las grandes dificultades que tienes, reflexiona en la semilla que penetra en la tierra oscura para perpetuar y garantir la continuidad de la vida; pero si el ejemplo de un ser pequeñito no te satisface, medita en la enseñanza del mayor y más glorioso Espíritu que anduvo por los caminos terrenos. Él transitó por esta estancia de los hombres sin tener un lugar seguro donde reposar. Al nacer fue atendido compartiendo el albergue con los animales; mientras estuvo encarnado en la tierra no tuvo techo fijo bajo el cual resguardar su cuerpo; transmitió su mensaje liberador en recintos que le ofrecieron en el momento, y en razón de que las tinieblas no soportaban sus fulguraciones de eternidad y porque no deseaban su presencia, caído en medio de ellas, procedieron a suspenderlo de la cruz para que se extinguiese entre 2 mal vivientes. Él, mientras tanto, ni el más leve reproche profirió, y cual ocurre con la semilla que reposa multiplicada de la retorta oscura a la que fue relegada para trasformar el encierro en pan redivivo, Jesús también, al 3* día del supremo desprecio volvió a al plenitud de su amor, y al convertirse su sacrificio en luz renaciente retomó la obra de concordia y de fraternidad en la Tierra, diciendo a sus compañeros sorprendidos y asustados;

- “Que la paz sea con vosotros”.
Emmanuel

sábado, 20 de septiembre de 2014

LA BENEFICENCIA


Dijo también al que lo había invitado: “Cuando ofrezcas una comida o una cena, no convides a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así retribuyan lo que recibieron de ti. En cambio, cuando ofrezcas un banquete, convida a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos. Y serás dichoso, porque ellos no disponen de medios para retribuirte, pues eso te será retribuido en la resurrección de los justos”. Uno de los que se encontraban sentados a la mesa, al escuchar esas palabras, le dijo: “¡Dichoso el que coma pan en el reino de Dios!” (San Lucas, 14:12 a 15.)

E.S.E. Cap VIII Itém 11

La beneficencia

11. La beneficencia, amigos míos, os dará en ese mundo los más puros y sutiles goces, los goces del corazón, que no son perturbados por el remordimiento ni por la indiferencia. ¡Oh! ¡Si pudierais comprender cuánto de grande y placentero encierra la generosidad de las almas bellas, ese sentimiento que hace que miréis a los demás del mismo modo que os miráis a vosotros mismos, para quitaros con júbilo el abrigo y dárselo a vuestro hermano! ¡Podríais tener, amigos míos, como única y grata ocupación, la de hacer felices a los demás! ¡Qué fiestas mundanas podríais comparar con esos alegres festejos en los que,
como representantes de la Divinidad, sois portadores de felicidad para esas humildes familias, que de la vida apenas conocen las vicisitudes y las amarguras! Festejos en los que veis semblantes mortificados que de pronto irradian esperanza, porque, como no tenían pan, esos desdichados escuchaban a sus hijitos que, ignorantes de que vivir es sufrir, gritaban insistentemente, en medio del llanto, estas palabras que se clavaban en los corazones maternos como un agudo puñal: “¡Tengo hambre!...” ¡Oh! ¡Comprended qué placenteras son las impresiones de aquel que ve renacer la alegría donde hasta unos momentos antes sólo había desesperación! ¡Comprended cuáles son las obligaciones que tenéis para con vuestros hermanos! ¡Id, id al encuentro del infortunio! ¡Id sobre todo a socorrer las miserias ocultas, que son las más dolorosas! Id, mis bienamados, y recordad estas palabras del Salvador: “¡Cuando vestís a uno de estos pequeñitos, tened presente que es a mí a quien vestís!” ¡Caridad! Palabra sublime que resume todas las virtudes. Tú conducirás a los pueblos hacia la felicidad. Al No sepa tu ma no i zquier da lo que da tu ma no derecha practicarte, crearán para ellos mismos infinitos goces en el futuro, y mientras se hallen exiliados en la Tierra, tú serás su consuelo, tú serás el goce anticipado de las alegrías que disfrutarán más tarde, cuando se encuentren reunidos en el seno del Dios de amor. Fuiste tú, virtud divina, la que me proporcionaste los únicos momentos de felicidad que tuve en la Tierra. Crean, mis hermanos encarnados, en la voz de este amigo que les dice: En la caridad debéis buscar la paz del corazón, el contento del alma, el remedio para las aflicciones de la vida. ¡Oh! ¡Cuando estéis a punto de acusar a Dios, dirigid una mirada por debajo de vosotros! ¡Observad cuántas miserias esperan alivio, cuántos pobres niños sin familia, cuántos ancianos sin una mano amiga que los ampare y les cierre los ojos cuando la muerte los reclame! ¡Cuánto bien por hacer!  ¡Oh! No os quejéis. Por  el contrario, agradeced a Dios y prodigad en abundancia vuestra simpatía, vuestro amor, vuestro dinero a todos los que, desheredados de los bienes de ese mundo, languidecen en el dolor y el aislamiento. Cosecharéis en la Tierra muy tiernas alegrías, y más tarde… ¡sólo Dios lo sabe!... (Adolfo,
obispo de Argel. Burdeos, 1861.)

viernes, 19 de septiembre de 2014

EL DINERO DE LA VIUDA

5. Y estando Jesús sentado frente al arca de las ofrendas, estaba mirando
como echaban las gentes el dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. - Y
vino una pobre viuda y echó dos pequeñas piezas del valor de un cuadrante. - Y
llamando a sus discípulos les dijo: En verdad os digo, que más echó esta pobre
viuda que todos los otros que echaron en el arca; - porque todos han echado de
aquello que les sobraba, mas ésta de su pobreza, echó lo que tenía, todo su
sustento. (San Marcos, cap. XII, v. de 41 a 44. - San Lucas, cap. XXI, v. de 1 a 4.)
6. Muchas personas sienten no poder hacer tanto bien como desearían por falta
de recursos y si deseanla fortuna, es, según dicen, para hacer de ella un buen uso; la intención es laudable sin
duda, y quizás muy sincera en algunas; ¿pero puede asegurarse que sea en todos
completamente desinteresada? ¿No los hay que deseando hacer bien a los otros, estarían
muy satisfechos empezando por hacérselo a sí mismos, darse algunos goces más,
procurarse un poco lo superfluo que les falta, y dar el resto a los pobres? Esta segunda
intención, que puede muy bien que ellos no manifiesten, pero que se encontraría en el
fondo de su corazón si se buscase, anula el mérito de la intención porque la verdadera
caridad se acuerda de los otros antes que de sí mismo. Lo sublime de la caridad, en este
caso, es buscar por su propio trabajo, por el empleo de sus fuerzas, de su inteligencia y
de su talento, los recursos que le faltan para realizar sus intenciones generosas; éste sería
el sacrificio más agrádable al Señor. Pero, desgraciadamente, la mayor parte más bien
sueñan medios fáciles para enriquecerse de una vez y sin pena corriendo en pos de
quimeras, como los descubrimientos de tesoros, una suerte aleatona y fávorable, el
recobro de herencias inesperadas, etc. ¿Qué diremos de aquellos que esperan encontrar
entre los espíritus auxiliares para que les ayuden en las pesquisas de esa naturaleza?
Seguramente que estos no conocen ni comprenden el objeto sagrado del Espiritismo y
mucho menos la misión de los espíritus a quienes Dios permite comunicarse con los
hombres; pero también son castigados con los desengaños. (Libro de los Mediuns,
números 294 y 295.)
Aquellos cuya intención es pura de toda idea personal, deben consolarse de no
poder hacer tanto bien como quisieran, con el pensamiento de que el óbolo del pobre
que da lo que tiene privándose, pesa más en la balanza de Dios que el oro del rico, que
da sin privarse de nada. Sin duda la satisfacción sería grande en poder socorrer
largamente la indigencia; pero si no se tiene para dar, es preciso someterse y hacer

aquello que se pueda. Adcmás, ¿sólo con oro pueden enjugarse las lágrimas y será
preciso que nos estemos inactivos porque no poseemos? El que quiere sinceramente
hacerse útil a sus hermanos, encuentra mil ocasiones; que las busque y las encontrará
sino de un modo de otro, porque no hay uno solo que teniendo el libre goce de sus
facultades, no pueda hacer algún servicio, dar un consuelo, aliviar un sufrimiento físico
o moral, o hacer una diligencia útil; a falta de dinero ¿acaso no tiene cada uno su
trabajo, su tiempo, su reposo del que puede dar una parte? También es este el óbolo del
pobre, el dinero de la viuda.


Hermanos algunos dias por fuerza mayor el administrador no puede colocar la pagina asignada de evangelio. No por eso te pierdas del contacto intimo con el plano espiritual, escoge cualquiera que el  Evangelio siempre penetrara con un mensaje de amor diferente que es el balsamo para la paz que todos necesitamos... insistir, persistir y jamas desistir...

miércoles, 17 de septiembre de 2014

LOS ULTIMOS SERAN LOS PRIMEROS

1. Semejante es el reino de los cielos a un hombre padre de familia que salió
muy de mañana a ajustar trabajadores para su viña. - Y habiendo concertado con
los trabajadores darles un denario por día, les envió a su viña. - Y saliendo cerca
de la hora de tercia, vió otros en la plaza, que estaban ociosos. - Y les dijo: Id
también vosotros a mi viña, y os daré lo que fuere justo. - Y ellos fueron. Volvió a
salir cerca de la hora de sexta y de nona, e hizo lo mismo. Y salió cerca de la hora
de vísperas, y halló otros, que se estaban allí, y les dijo: ¿Qué hacéis aquí todo el
día ociosos? - Y ellos le respondieron: Porque ninguno nos ha llamado a jornal.
Díceles: Id también vosotros a mi viña.
Y al venir la noche, dijo el dueño de la viña a su mayordomo: Llama a los
trabajadores, y págales su jornal, comenzando desde los postreros hasta los
primeros. - Cuando vinieron los que habían ido cerca de la hora de vísperas,
recibió cada uno su denario. - Y cuando llegaron los primeros, creyeron que les
daría más; pero no recibió sino un denario cada uno. -Y tomándole, murmuraban
contra el padre de familias, diciendo: Estos postreros sólo una hora han trabajado,
y los has hecho iguales a nosotros, que hemos llevado el peso del día y del calor.
Mas él respondió a uno de ellos, y le dijo: Amigo, no te hago agravio: ¿no
te concertaste conmigo por un denario? - Toma lo que es tuyo y vete, pues yo
quiero dar a este postrero tanto como a tí. - ¿No me es lícito hacer lo que quiero?
¿Acaso tu ojo es malo porque yo soy bueno?

O Así "serán los postreros, primeros: y los primeros, postreros; Porque
muchos son los llamados, mas pocos los escogidos". (San Mateo, cap. XX, v. de 1 a
16. Véase también: Parábola del festín de las bodas, cap. XVIII, núm. 1.)

E.S.E. Cap XX Item 1 y 2.
Los últimos serán los primeros
2. El obrero de la última hora tiene derecho al salario; pero es menester que su
buena voluntad le haya tenido a disposición del Señor que debía emplearle, y que este retraso no sea fruto de su pereza o de su mala voluntad. Tiene derecho al salario,
porque desde el alba, esperaba impacientemente al que le llamase a la obra; era
trabajador, sólo le faltaba trabajo.
Pero si hubiese rehusado el trabajo todas las horas del día, si hubiese dicho:
"Tomemos paciencia, el reposo me es agradable; cuando suene la última hora, será
tiempo de pensar en el salario del día: ¿por qué tengo necesidad de molestarme por un
amo que no conozco, a quien no quiero? cuanto más tarde, será mejor". Este, amigos
míos, no hubiera encontrado el salario del obrero, sino el de la pereza.
¡Qué será, pues, de aquel que, en lugar de permanecer simplemente en la
inacción, haya empleado las horas destinadas al trabajo del día en cometer actos
culpables, que haya blasfemado de Dios, vertido la sangre de sus hermanos, puesto la
turbación en las familias, arruinado a los hombres de buena fe, abusado de la inocencia,
que se haya, en fin, arrastrado en todas las ignominias de la humanidad!; ¿que será, pues,
de aquél? ¿Le bastará decir en la última hora: Señor, yo he empleado mal el tiempo;
tomadme hasta concluir el día, aun cuando haga poco, muy poco de mi tarea, y dadme el
salario del trabajador de buena voluntad? No, no; le dirá el Señor: no tengo trabajo para
tí por ahora, tú has malgastado el tiempo; has olvidado lo que

has aprendido; no sabes trabajar en mi viña. Empieza otra vez a aprender, y cuando
estés mejor dispuesto, vendrás a mí, te abriré mi vasto campo y podrás trabajar en él
todas las horas del día.
Buenos espiritistas, queridos míos, vosotros sois todos trabajadores de la última
hora. Muy orgalloso fuera el que dijese: He empezado la obra a la aurora y no la
concluiré hasta el anochecer. Todos vosotros habéis venido cuando se os ha llamado, un
poco más temprano o un poco más tarde para la encarnación cuya cadena lleváis; ¡pero
cuántos siglos han pasado desde que el Señor os ha llamado a su viña sin que hayáis
querido entrar en ella! Este es el momento de tomar el salario; emplead bien esta hora
que os queda, y no olvidéis que vuestra existencia, tan larga como os parece, sólo es un
momento fugitivo en la inmensidad de los tiempos que forman para vosotros la
eternidad. (Constantino, espíritu protector. Bordeaux, 1863).

lunes, 15 de septiembre de 2014

PECADO DE PENSAMIENTO . ADULTERIO

E.S.E.Cap VIII  Item 5-7
5. Oísteis que fué dicho a los antiguos: No adulterarás. - Pues yo os digo
que todo aquél que pusiere los ojos en una mujer para codiciarla, ya cometió
adulterio en su corazón con ella. (San Mateo, cap. V, v. 27 y 28).
6. La palabra adulterio no debe entenderse aquí en el sentido exclusivo de su
propia acepción, sino en un sentido más general; Jesús la empleó muy a menudo por
extensión para designar el mal, el pecado y cualquier mal pensamiento, como por
ejemplo en este pasaje: "Y quien se afrentare de mí y de mis palabras en medio de
esta generación "adúltera y pecadora"; el Hijo del hombre también se afrentará
de él cuando viniere en la gloria de su Padre, acompañado de los santos ángeles".
(San Lucas, cap. XI, v. de 37 a 40).
6.La verdadera pureza no está sólo en los actos, también está en el pensamiento,
porque el que tiene el corazón puro, tampoco piensa en el mal; esto es lo que quiso
decir Jesús. Condena el pecado hasta de pensamiento porque es una señal de impureza.
7. Ese principio, naturalmente nos conduce a esta cuestión: "¿Sufre uno las
consecuencias de un mal pensamiento que no se ha ejecutado?" 

Debemos hacer una distinción importante. A medida que el alma, que está en el
camino del mal, adelanta en la vida espiritual, se instruye y se despoja poco a poco de
sus imperfecciones, según su mayor o menor voluntad, en virtud de su libre albedrío.
Todo mal pensamiento, es, pues, resultado de la imperfección del alma, pero según el
deseo que ha concebido de puríficarse, ese mal pensamiento viene a ser aún para ella
una ocasión de adelantamiento, porque lo rechaza con energía; ese indicio de una
mancha que se esfuerza en borrar, si se presenta la ocasión de satisfacer un mal deseo,
no cederá, y después que haya resistido, se sentirá más fuerte y alegre por su victoria.
La que, por el contrario, no ha tenido buenas resoluciones, busca la ocasión, y si
no llega a cumplir el acto malo, no es por voluntad, sino porque le ha faltado ocasión, y
de este modo, es tan culpable como si lo cometiera.
En resumen: en la persona que ni siquiera concibe el pensamiento del mal, el
progreso se ha cumplido; en la que tiene este pensamiento, pero que lo rechaza, el
progreso está en camino de cumplirse; en aquella, en fin, que tiene ese pensamiento y se
complace en el mal, está en todo su vigor; en la una está hecho el trabajo, en la otra está
por hacer; Dios, que es justo, toma en cuenta todos esos matices en la responsabilidad
de los actos y de los pensamientos del hombre.

domingo, 14 de septiembre de 2014

LA LEY DE AMOR


1. Cuando los fariseos se enteraron de que Él había tapado la boca a los saduceos, se reunieron. Y uno de ellos, que era doctor de la ley, le hizo esta pregunta, para tentarlo: “Maestro, ¿Cuál es el mayor mandamiento de la ley?” Jesús le respondió: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente; este es el mayor y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a ese: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Toda la ley y los profetas se hallan contenidos en esos dos mandamientos”. (San Mateo, 22:34 a 40.)

2. “Haced a los hombres todo lo que quisierais que ellos os hiciesen, porque ésta es la ley y los profetas.” (San Mateo, 7:12.)
“Tratad a todos los hombres de la misma manera que quisierais que ellos os tratasen.” (San Lucas, 6:31.)

LA LEY DE AMOR

El amor resume toda la doctrina de Jesús, porque es el sentimiento por excelencia, y los sentimientos son los instintos elevados a la altura del progreso realizado. El hombre, en su origen, sólo tiene instintos; más avanzado y corrompido, sólo tiene sensaciones; más instruido y purificado, tiene sentimientos; y el punto primoroso del sentimiento es el amor. No el amor en el sentido vulgar de la palabra, sino ese sol interior que condensa y reúne en su ardiente foco todas las aspiraciones y todas las revelaciones sobrehumanas. La ley del amor sustituye la personalidad por la fusión de los seres; aniquila las miserias sociales. ¡Feliz aquel que, elevándose sobre su condición humana, ama con amplio amor a sus hermanos en sufrimiento! ¡Feliz aquel que ama, porque no conoce la miseria del alma ni la del cuerpo; sus pies son livianos, y vive como transportado fuera de sí mismo! Cuando Jesús pronunció esa divina palabra: “amor”, se estremecieron los pueblos, y los mártires, embriagados de esperanza, descendieron a la arena del circo.

El espiritismo, a su vez, viene a pronunciar la segunda palabra del alfabeto divino. Estad atentos, porque esa palabra levanta la lápida de las tumbas vacías, y la reencarnación, que triunfa sobre la muerte, revela al hombre deslumbrado su patrimonio intelectual. La muerte ya no lo conduce al suplicio, sino a la conquista de su ser, elevado y transfigurado. La sangre ha rescatado al Espíritu, y hoy el Espíritu debe rescatar al hombre de la materia.

He dicho que, en su origen, el hombre sólo tiene instintos. Así pues, aquel en quien dominan los instintos está más cerca del punto de partida que de la meta. Para avanzar hacia la meta es preciso vencer los instintos en provecho de los sentimientos, es decir, perfeccionar estos últimos y sofocar los gérmenes latentes de la materia. Los instintos son la germinación y los embriones del sentimiento. Llevan consigo el progreso, como la bellota contiene en sí al roble, y los seres menos adelantados son los que, como emergen poco a poco de sus crisálidas, permanecen esclavizados a sus instintos. El Espíritu debe ser cultivado como un campo.

La riqueza del porvenir depende del trabajo del presente, y más que bienes terrenales, ese trabajo os hará conquistar la gloriosa elevación. Entonces, cuando comprendáis la ley de amor que une a todos los seres, buscaréis en ella los sutiles goces del alma, que son el preludio de la dicha celestial.

(Lázaro. París, 1862.)

***

MAS Y MAS

Cuanto más profundiza la mente en las pesquisas espirituales de la meditación superior, más se aclaran los horizontes de la existencia, disipando los enigmas de la vida.
Vertientes profundas –cursos de agua poderosos.

Cuanto más trabajas seducido por la satisfacción de servir, más se desdoblan las posibilidades de ejecución.
Estatua brillante –piedra muy burilada.

Cuanto más comprendes el infortunio, más se dilata tu capacidad de amar.
Cosecha abundante –suelo bendito.

Cuanto más desatiendas el deber, más dificultades encontraras para vivir.
Región pantanosa –zona de aguas estancadas.

Cuanto más maldices, más desesperación perturba la marcha.
Vendaval en curso –plantaciones destruidas.

Cuanto más te rebeles contra el trabajo, más trabajo surge en el camino
Obstáculo ante ti –eco que se repite.

“Más recibirá aquel que más de” –afirmó Jesús.

Toda realización noble, corona al ser de bendiciones.

Todo abuso se presenta con surcos vigorosos.

Más amor y el mundo todo se renovará.

Con Jesucristo, aprendiste a entender las necesidades y las desventuras, siendo imprescindible esforzarte más y más cada día, para extirpar en silencio la crueldad y el mal existente en ti, socorriendo donde se encuentren las víctimas de la ignorancia, con la fuerza de la bondad espontanea, en justa cooperación.

(Marco Prisco)

sábado, 13 de septiembre de 2014

RESURRECCION Y REENCARNACION

E.S.E. Cap . IV Item 1-9
1. Y vino Jesús a las partes de Cesárea de Philippo, y preguntaba a sus
discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el hijo del Hombre? - Y
ellos respondieron: los unos que Juan el Bautista, los otros que Elías, los otros que
Jeremías, o uno de los profetas. - Y Jesús les dice: Y vosotros, ¿quién decís que soy
yo? - Respondió Simón Pedro, y dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo. - Y
respondiendo Jesús le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Juan; porque no
te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. (San Mateo,
capítulo XVI, v. de 13 a 17; San Marcos, cap. VIII, v. de 27 a 30).
2. Y llegó a noticia de Herodes el Tetrarca todo lo que hacia Jesús, y quedó
como suspenso, porque decían algunos: Que Juan ha resucitado de entre los
muertos; y otros: Que Elías había aparecido; y otros: Que un profeta de los
antiguos había resucitado. - Y dijo Herodes: Yo degollé a Juan. ¿Quién, pues, es
este de quien oigo tales cosas?, y procuraba verlo. (San Marcos, capítulo VI, v. 14
y 15; San Lucas, cap. IX, v. 7, 8 y 9).

3. (Después de la transfiguración). Y sus discípulos le preguntaron, y le
dijeron: ¿Pues por qué dicen los escribas que Elías debe venir primero? Y él les
respondió y dijo: Elías, en verdad, ha de venir y restablecerá todas las cosas. - Pero os digo que ya vino Elías, y no le conocieron, antes hicieron con él cuanto quisieron. Así también ellos harán padecer al hijo del hombre. - Entonces entendieron los discípulos, que de Juan el
Bautista les había hablado. (San Mateo, capítulo XVII, v. 10 a 13; San Marcos,
cap. IX, v. 10, 11 y 12).

4. La reencarnación formaba parte de los dogmas judáicos, bajo el nombre de
resurrección; sólo los saduceos, que pensaban que todo concluía con la muerte, no
creían en ella. Las ideas de los judíos en este punto, como en muchos otros, no estaban
claramente definidas, porque sólo tenían nociones vagas e incompletas sobre el alma y
sus lazos con el cuerpo. Creían que un hombre que había vivido podía volver a vivir, sin
explicarse con precisión la manera cómo esto podía suceder; designaban con la palabra
resurrección, lo que el Espiritismo llama más juiciosamente reencarnación. En efecto,
la resurrección supone la vuelta a la vida al cuerpo que está muerto, lo que la ciencia
demuestra ser materialmente imposible, sobre todo cuando los elementos de su cuerpo
están dispersos y absortos después de mucho tiempo; la reencarnación es la vuelta del
alma o del espíritu a la vida corporal, pero en otro cuerpo nuevamente formado para él y
que nada tiene de común con el antiguo. La palabra resurrección podía de este modo,
aplicarse a Lázaro, pero no a Elías ni a los otros profetas. Si, pues, según su creencia,
Juan Bautista era Elias, el cuerpo de Juan no podía ser el de Elías, puesto que se había
visto a Juan niño y se conocía a su padre y a su madre. Juan podía, pues, ser Elías
reencarnado, pero no resucitado.
5. Y había un hombre de los fariseos, llamado Nicodemo, príncipe de los
judíos. - Este vió a Jesús de noche, y le dijo: Rabbi, sabemos que eres maestro
venido de Dios porque ninguno puede hacer estos milagros, que tú haces, si Dios
no estuviera con él.
Jesús le respondió, y le dijo: En verdad, en verdad te digo, "que no puede
ver el reino de Dios si no aquel que renaciere de nuevo".

Nicodemo le dijo: ¿Cómo un hombre puede nacer siendo viejo? ¿por
ventura puede volver al vientre de su madre y nacer otra vez?
Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo, que no puede entrar en el
reino de Dios, si no aquel que fuere renacido de agua y de Espíritu Santo.
Lo que es nacido de carne, carne es: y lo que es nacido de espíritu, espíritu
es. - No te maravilles, porque te dije: os es necesario nacer otra vez. - El espíritu
donde quiere, sopla; y oyes su voz: mas no sabes de donde viene, ni adondé va; así
es todo aquel que es nacido de espíritu.
Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? - Respondió
Jesús y le dijo: ¿Tú eres maestro de Israel y esto ignoras? - En verdad, en verdad
te digo: que lo que sabemos, eso hablamos, y lo que hemos visto, atestiguamos, y
no recibís nuestro testimonio. - Si os he dicho cosas terrenas, y no las creéis, ¿cómo
creeréis, si os dijese las celestiales? (San Juan, capítulo III, v. de 1 a 12).
6. La idea de que Juan Bautista era Elias y que los profetas podían volver a vivir
en la tierra, se encuentra en muchos pasajes de los Evangelios, particularmente en los
relatos anteriores (números 1, 2 y 3). Si esa creencia hubiese sido un error, Jesús la
hubiera combatido como combatió tantas otras, lejos de esto la sancionó con toda su
autoridad y la pone en principio y como una condición necesaria, cuando dice: "Que no
puede ver el reino de Dios sino aquel que renaciere de nuevo"; y añade insistiendo en lo
mismo: "No te maravilles porque te dije: os es necesario nacer otra vez".
7. Estas palabras: "si no aquél que fuere renacido de agua y de Espíritu Santo",
han sido interpretadas en el sentido de la regeneración por el agua del bautismo; pero el
texto primitivo dice simplemente "de agua y del espíritu"; mientras que en ciertas
traducciones se ha substituído Espíritu por Espíritu Santo, lo que no está conforme
con el mismo pensamiento. Este punto principal sobresale en los primeros comentarios
hechos sobre el Evangelio, lo que un día se hará constar sin equívoco posible (1).
8. Para comprender el verdadero sentido de esas palabras, es menester referirse a
la significación de la palabra agua, que no se emplea en su acepción propia. Los
conocimientos que los antiguos tenían sobre las ciencias físicas eran muy imperfectos;
creían que la tierra había salido de las aguas, y por esto consideraban el agua como
elemento generador absoluto; así es que en el Génesis se dice: "El espíritu de Dios era
llevado sobre las aguas; flotaba sobre las aguas; - Que el firmamento fué hecho en medio
de las aguas; - Que las aguas que están bajo del cielo se junten en un solo punto y que el
elemento árido aparezca; -Que las aguas produzcan los animales vivientes que nadan en
el agua, y los pájaros que vuelan sobre la tierra y bajo el firmamento".
Según esta creencia, el agua venía a ser el símbolo de la naturaleza material,
como el espíritu era el de la naturaleza inteligente. Las palabras: "Si el hombre no renace
del agua y del espíritu, o en agua y en espíritu", significan, pues "Si el hombre no vuelve
a nacer con su cuerpo y su alma". En este sentido fueron comprendidas al principio.
Esta interpretación está, además, justificada con estas palabras: "Lo que es
nacido de carne, carne es; y lo que es nacido de espíritu, espíritu es". Jesús hace aquí
una distinción positiva entre el espíritu y el cuerpo. "Lo que es nacido de carne, carne
es", indica claramente que el cuerpo sólo procede del cuerpo, y que el espíritu es
independiente del cuerpo.
9. "El espíritu donde quiere, sopla y oyes su voz: mas no sabes de dónde viene,
ni a dónde va", puede
__________
(1) La traducción de Osterwald, está conforme al texto primitivo; dice: No renace del agua y
del Espíritu; la de Sacy dice: "de Santo Espíritu"; la de Lammenais, "del Espíritu Santo".

entenderse del "espíritu de Dios" que da vida a quien quiere o "del alma del hombre"; en
esta última acepción: "No sabes de dónde viene, ni a dónde va", significa que no se
conoce lo que ha sido, ni lo que será el espíritu. Si el espíritu o alma fuese creada al
mismo tiempo que el cuerpo, se sabría de donde viene, puesto que se conocería su
principio. En todo caso este pasaje es la consagración del principio de la preexistencia
del alma, y por consiguiente de la pluralidad de existencias
.

viernes, 12 de septiembre de 2014

DE LA ORACION POR LOS MUERTOS Y POR LOS ESPIRITUS QUE SUFREN

Por tanto os digo, que todas las cosas que pidiéreis orando, creed que las
recibiréis y os vendrán. (San Marcos, capítulo XI, v. 24).

E.S.E. Cap XXVII Item 18-21
18. La oración es solicitada por los espíritus que sufren; les es útil, porque
viendo que uno se acuerda de ellos, se sienten menos abandonados y son menos
desgraciados. Pero la oración tiene sobre ellos una acción más directa; aumenta su
ánimo, les excita el deseo de elevarse por el arrepentimiento y la reparación y puede
desviarles del pensamiento del mal; en este sentido es como puede aligerarse y aun
abreviarse sus sufrimientos.
19. Ciertas personas no admiten la oración por los muertos, porque en su creencia sólo hay para el alma dos alternativas: ser salvada o condenada a las penas eternas, y en uno y otro caso la oración sería inútil. Sin discutir el valor de esta creencia, admitamos por un instante la realidad de las penas eternas e irremisibles, y que nuestras oraciones sean impotentes para ponerlas un término. Nosotros preguntamos si, en esta hipótesis, es lógico, caritativo y cristiano desechar la oración por los réprobos. Estas oraciones, por impotentes que sean para salvarle, ¿no son para ellos una señal de piedad que puede aliviar sus sufrimientos?; en la Tierra, cuando un hombre está condenado para siempre, aun cuando no tenga ninguna esperanza de obtener gracia, ¿se prohibe a una persona caritativa que vaya a sostener sus cadenas para aligerarle de su peso? Cuando alguno es atacado por un mal incurable, porque no ofrece ninguna esperanza de curación, ¿ha de abandonársele sin ningún consuelo? Pensad que entre los réprobos puede encontrarse una persona a quien habéis amado, un amigo, quizá un padre, una madre o un hijo, y porque, según vosotros, no podría esperar gracia, ¿rehusaríais darle un vaso de agua para calmar su sed, un bálsamo para curar sus  lo que haríais por un presidiario? No; esto no sería cristiano. Una creencia que seca el
corazón no puede aliarse con la de un Dios que coloca en el primer lugar de los deberes
el amor al prójimo.
La no eternidad de las penas no implica la negación de una penalidad temporal,
porque Dios, en su justicia, no puede confundir el bien con el mal; así, pues, negar en
este caso la eficacia de la oración, sería negar la eficacia del consuelo, de la reanimación
y de los buenos consejos; seria negar la fuerza que logramos de la asistencia moral de
los que nos quieren bien.
20. Otros se fundan en una razón más espaciosa, en la inmutabilidad de los
decretos divinos, y dicen: Dios no puede cambiar sus decisiones por la demanda de sus
criaturas pues sin esto nada habría estable en el mundo. El hombre, pues, nada tiene que
pedir a Dios; sólo tiene que someterse y adorarle.

En esta idea hay una falsa aplicación de la inmutabilidad de la ley divina, o más
bien ignorancia de la ley en lo que concierne a la penalidad futura. Esta ley la han
revelado los espíritus del Señor, hoy que el hombre está en disposición de comprender
lo que tocante a la fe es c

"La duración del castigo por cualquier falta que sea, es indeterminada; está su
onforme o contrario a los atributos divinos.
Según el dogma de la eternidad absoluta de las penas, no se le toman en cuenta
al culpable ni sus pesares, ni su arrepentimiento; para él todo deseo de mejorarse es
superfluo, puesto que está condenado al mal perpetuamente. Si está condenado por un
tiempo de-terminado, la pena cesará cuando el tiempo haya expirado; pero ¿quién dice
que, a ejemplo de muchos de los condenados de la tierra, a su salida de la cárcel no será
tan malo como antes? En el primer caso, sería tener en el dolor del castigo a un hombre
que se volviera bueno; en el segundo, agraciar al que continuase culpable. La ley de
Dios es más previsora que esto; siempre justa, equitativa y misericordiosa, no fija duración
en la pena, cualquiera que sea; se resume de este modo:
21. "El hombre sufre siempre la consecuencia de sus faltas; no hay una sola
infracción a la ley de Dios que no tenga su castigo.
"La seyeridad del castigo es proporcionada a la gravedad de la falta.bordinada al arrepentimiento del culpable y a su vuelta al bien"; la pena dura tanto
como la obstinación en el mal; sería perpetua si la obstinación fuera perpetua; es de
corta duración si el arrepentimiento es pronto.
"Desde el momento en que el culpable pide miserícordia, Dios lo oye y le envía
la esperanza. Pero el simple remordimiento de haber hecho mal no basta; falta la
reparación; por esto el culpable está sometido a nuevas pruebas, en las cuales puede, siempre por su voluntad, hacer el bien y reparar el mal que ha hecho.
"El hombre, de este modo, es constantemente árbitro de su propia suerte; puede
abreviar su suplicio o prolongarlo indefinidamente; su felicidad o su desgracia dependen
de su voluntad en hacer bien".
Tal es la ley; ley "inmutable" y conforme a la bondad y a la justicia de Dios.
El espíritu culpable y desgraciado puede, de este modo, salvarse a sí mismo; la
ley de Dios le dice con qué condición puede hacerlo. Lo que más a menudo le falta es
voluntad, fuerza y valor; si con nuestras oraciones le inspiramos, si le sostenemos y le
animamos, y si con nuestros consejos le damos las luces que le faltan, "en lugar de
solicitar a Dios que derogue su ley, venimos a ser los instrumentos para la ejecución de
su ley de amor y de caridad", de la cual participamos nosotros mismos, dando una
prueba de caridad.

jueves, 11 de septiembre de 2014

EL PODER DE LA FE

E.S.E Cap.XIX Item 1y 2.
1. Y cuando llegó donde estaba la gente, vino a El un hombre, e hincadas
las rodillas delante de El, le dijo: Señor, apiádate de mi hijo, que es lunático y
padece mucho: pues muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. - Y lo he
presentado a tus discípulos y no le han podido sanar. - Y respondiendo Jesús, dijo:
¡Oh generación incrédula y depravada! ¿hasta cuando estaré con vosotros?
¿Hasta cuándo os sufriré? Traédmelo acá. - Y Jesús lo increpó, y salió de él el
demonio, y desde aquella hora fué sano el mozo. - Entonces se llegaron a Jesús los
discípulos aparte y le dijeron: ¿Por qué nosotros no le pudimos lanzar? - Jesús les
dijo: Por vuestra poca fe. Porque en verdad os digo, que si tuviéreis fe cuanto un
grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá y se pasará; y nada os
será imposible. (San Mateo, cap. XVII, v. de 14 a 19.)
2. En el sentido propio, es cierto que la confianza en nuestras propias fuerzas
nos hace capaces de ejecutar cosas materiales que no se pueden hacer cuando dudamos
de nosotros mismos, pero aquí es menester entender estas palabras sólo en el sentido
moral. Las montañas que levantan la fe, son las dificultades, las resistencias, en una
palabra, la mala voluntad que hay entre los hombres, aun en el momento en que se
trata de las cosas mejores; las preocupaciones de la rutina, el interés material, el
egoísmo, el ciego fana tismo y las pasiones orgullosas, son otras tantas montañas que
interceptan el camino de cualquiera que tra baja para el progreso de la humanidad. La fe
robusta de la perseverancia, la energía y los recursos que hacen vencer los obstáculos,
tanto en las cosas pequeñas como en las grandes; la que vacila de la incertidumbre y la
perplejidad, de la cual se aprovechan aquellos a quienes se quiere combatir; no busca los
medios de vencer porque creen no poder vencer.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

LA INDULGENCIA

“No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque seréis juzgados según el modo como hayáis juzgado a los otros; y se empleará para con vosotros la misma medida que halláis empleado para con ellos.” (San Mateo, 7:1 y 2.)

 
LA INDULGENCIA
 (ESE. Cap X, ítem 17)


Sed indulgentes para con las faltas del prójimo, cualesquiera que sean. Sólo juzgad con seriedad vuestras propias acciones, y el Señor empleará la indulgencia para con vosotros, así como vosotros la habéis empleado para con los demás.

Sostened a los fuertes y animadlos a la perseverancia. Fortaleced a los débiles y enseñadles la bondad de Dios, que toma en cuenta hasta el menor arrepentimiento. Mostrad a todos, el ángel de la penitencia, que extiende sus blancas alas sobre las faltas de los humanos, y las oculta de ese modo ante aquel que no puede tolerar lo que es impuro. Comprended la misericordia infinita de vuestro Padre, y no os olvidéis jamás de decirle con vuestro pensamiento, y sobre todo con vuestros actos: “Perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido”. Comprended el valor de esas sublimes palabras, pues no sólo la letra es admirable, sino también la enseñanza que encierra.

¿Qué solicitáis al Señor cuando le imploráis que os perdone? ¿Es sólo el olvido de vuestras ofensas? Ese olvido os dejaría en la nada, porque si Dios se contentase con olvidar vuestras faltas, Él no castigaría, pero tampoco recompensaría. La recompensa no puede ser el precio del bien que no se ha hecho, y menos aún el del mal que se ha causado, aunque ese mal haya sido olvidado. Al pedir a Dios perdón para vuestras transgresiones, le pedís el favor de su gracia para que no volváis a caer, así como la fuerza necesaria para entrar en un camino nuevo, el de la sumisión y el del amor, en el que al arrepentimiento podréis añadir la reparación. Cuando perdonéis a vuestros hermanos, no os contentéis con correr el velo del olvido sobre sus faltas, pues ese velo suele ser muy transparente a vuestra mirada.

Cuando los perdonéis, ofrecedles al mismo tiempo vuestro amor; haced por ellos lo que quisierais que el Padre celestial hiciera por vosotros. Reemplazad la cólera que mancha por el amor que purifica. Predicad con el ejemplo esa caridad activa, infatigable, que Jesús os ha enseñado. Predicadla como Él mismo lo hizo durante todo el tiempo que vivió en la Tierra, visible a los ojos del cuerpo, y como la predica también sin cesar desde que sólo es visible a los ojos del espíritu. Seguid ese divino modelo; no os apartéis de sus huellas; ellas os conducirán al refugio donde encontraréis el reposo después de la lucha. Cargad vuestra cruz, como Él lo hizo, y subid penosamente, pero con valor, vuestro calvario, pues en su cima está la glorificación. (Juan, obispo de Burdeos, 1862.)

 

Indulgencia (Emmanuel)

 
El Señor te ha dado:
La cuna en que naciste,
El aire para respirar.
La casa que te bendice.
El sol que ilumina.
El cuerpo donde estas.
La etapa del equilibrado,
La escuela que te ayuda.
La lección que te da la bienvenida.
El amigo que te apoya.
El pan que te da de comer
La fuente que calma.
La acción que renueva.
La fe que te sostiene.
El cariño que te nutre.
La flor que sirve de consuelo.
La estrella que te inspira.
La idea y el sentimiento.
La bondad y la alegría.
El trabajo y el hogar.
La oración y la esperanza...
La Indulgencia ante el Eterno,
Un cielo que te acompaña,
también complaciente,
Y utiliza la misericordia,
Para que la Paz Divina permanezca contigo,
En forma de Luz,
Para protegerte hoy y siempre.
Aunque todo hoy en día en la tierra te parezca sombra y derrota, prisión y desaliento, levanta tu corazón a Dios en forma de oración y ruégale a Él, fuerza y ​​confianza para hacer la luz donde la oscuridad y la desesperación reine, porque si ayer era el momento de nuestra muerte, ahora es el día de nuestra feliz resurrección


lunes, 8 de septiembre de 2014

MI REINO NO ES DE ESTE MUNDO

 1. Volvió, pues, a entrar Pilato en el pretorio y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres
tú el rey de los judíos? - Respondió Jesús: "Mi reino no es de este mundo". Si de
este mundo fuese mi reino, mis ministros sin duda pelearían, para que no fuera yo
entregado a los judíos; mas ahora mi reino no es de aquí. - Entonces Pilato le dijo:
¿Luego Rey eres tú? - Respondíó Jesús: Tú dices que yo soy Rey. Yo para esto
nací, y para esto vine al mundo, para dar testimonio a la verdad; todo aquel que
es de la verdad, escucha mi voz. (San Juan, cap. XVIII, versículos 33, 36 y 37).


 E.S.E. Item 4

El reinado de Jesús
4. El reinado de Jesús no es de este mundo esto es lo que comprenden todos;
pero ¿no tiene también su reinado en la tierra? El título de Rey no implica siempre el
ejercicio del poder temporal; se da de común consentimiento a aquel a quien su genio le
coloca en el primer rango en un orden de ideas cualquiera que domina su siglo e influye
en el progreso de la humanidad. En este sentido se dice: El rey o príncipe de los
filósofos, de los artistas, de los poetas, de los escritores, etc. Este reino, nacido del
mérito personal, consagrado por la posteridad, ¿no tiene muchas veces una preponderancia mucho mayor que el que supone la corona? El uno es imperecedero, mientras que el otro es juguete de las vicisitudes; el primero siempre es bendecido por las regeneraciones futuras, mientras que el otro es algunas veces maldecido. El reinado terrestre acaba con la vida, el reinado moral gobierna aún, y sobre todo después de la muerte. Bajo este concepto, ¿no es Jesús mucho más poderoso que los potentados? Con razón decía, pues, a Pilato: Soy Rey, pero mi reino no es de este mundo.

domingo, 7 de septiembre de 2014

¿QUIEN SERA EL MAYOR?

 E.S.E.Cap VII item 4
 Entonces se acercó a él la madre de los hijos de Cebedeo con sus hijos,
adorándole y pidiéndole alguna cosa. - El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Dí
que estos mis dos hijos se sienten en tu reino, el uno a tu derecha y el otro a la
izquierda. - Y respondiendo Jesús, dijo: No sabéis lo que pedís: ¿Podéis beber el
cáliz que yo he de beber? Dícenle: podemos. -Díjoles: en verdad beberéis mi cáliz;
mas el estar sentado a mí derecha o a mi izquierda, no me pertenece a mí darlo a
vosotros, si no a los que está preparado por mi Padre. - Cuando los diez oyeron
esto, se indignaron contra los dos hermanos. - Mas Jesús los llamó a sí, y dijo:
¿Sabéis que los príncipes de las gentes avasallan a sus pueblos, y que los que son
mayores ejercen potestad sobre ellos? - No será así entre vosotros: mas entre
vosotros, todo el que quiera ser mayor, será vuestro criado. - Y el que entre
vosotros quiera ser primero, será vuestro siervo; - así como el Hijo del hombre no
vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en redención por
muchos. (San Mateo, cap. XX, v. de 20 a 28).
REFLEXION
En los departamentos del mundo materializado , los principales deben ser los primeros en ser servidos y cuentan con la obediencia obligatoria de todos.
En el Cristianismo puro los espiritus dominantes son los ultimos en la recepcion de los beneficios, porque son servidores reales de cuantos buscan su colaboracion fraterna.
De modo general, casi todos los creyentes se disponen a enseñar y a dar consejos, prontos para el combate espectacular y para la advertencia humillante o vanidosa, pero surgen muy pocos con el deseo de servir, en silencio, convencidos de que toda la gloria pertenece a Dios.

Viña de Luz .Emmanuel