Ha pasado para los católicos creyentes y cristianos de
todas las iglesias y doctrinas de alguna manera un día en que se recuerda la
inmolación de un hombre llamado Jesús (Yeshua, el Cristo) de la tribu de Levi,
que vino al mundo a enseñarnos a vivir y mediante una vida humana tal cual como
nosotros nos elucidó, a tal punto que su esfuerzo fue juzgado y sentenciado, es
decir no comprendido. Nos dejó su Amor sacrificio en los actos que lo representaron
y que hoy gracias a manos futuristas de algún modo fueron escritas para todos
en el Evangelio, para hombres del pasado , hoy para los que se llaman hombres modernos
y en cualquier presente.
Es por esto que el Evangelio constituye esas experiencias
de Jesús que le dicen al hombre como crecer hacia Dios. Esta vez les toca a los
hombres de hoy “comprender” para que este momento cruel que vivió Jesús en la
cruz hable a nuestro ser y haga despertar al ser humano a su inteligencia
espiritual para que puedan irradiar amor a su paso a la manera de Jesús.
Recordando en la historia de la humanidad las flagrantes
guerras que se han sucedido y que aún se suscitan, despertando al ser
humano por las mil y una cruces que vemos en los diferentes y otros lejanos
puntos geográficos.
Así como algún día despertó a muchas consciencias, el
hombre de hoy tiene estos males causados por la guerra que no son más que el egoísmo
y el odio capital acumulado por siglos, generando crisis, igual que ese día la
tempestad arrasa, limpia miasmas de éstas faltas, errores y crímenes a través
del dolor y lágrimas, es así saldado el mal y ante esto los corazones fríos e
indiferentes, reaccionan con piedad y sensibilidad.
Citando al apóstol del Espiritismo, “Así mismo dentro del
hombre hay la creciente lucha de instintos egoístas y brutales contra las aspiraciones
al Derecho, a la Justicia y a la Libertad. Es necesario todavía el crisol del
sufrimiento, para que el orgullo feroz de unos, la apatía, la indiferencia y el
sensualismo de otros se atenúen, se deshagan y desaparezcan. En una palabra,
son necesarias duras lecciones para despertar a nuestro mundo material atrasado”.
Finalizando: Citando la pregunta ¿El sacrificio de Jesús debe
ser apreciado tan solamente por la dolorosa expresión del calvario?, del libro El
Consolador, por el espíritu de Emmanuel, en la pregunta 286 nos esclarece que:
“El Calvario representó la
coronación de la obra del Señor, pero el sacrificio en su ejemplificación se
verificó en todos los días de su pasaje por el planeta. Y el cristiano debe
buscar, antes que nada, el modelo en los ejemplos del Maestro, porque el Cristo
enseñó con amor y humildad el secreto de la felicidad espiritual, siendo
imprescindible que todos los discípulos edifiquen en lo profundo esas virtudes,
con las cuales sabrán remontar al calvario de sus dolores, en el momento oportuno.”
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