lunes, 27 de abril de 2015
ESFUERZO Y ORACION
"Y, despedida a la multitud, subió al monte a fin de orar, aparte. Y, llegar ya la tarde, estaba allí solo. - (Mateo, 14:23.)
De vez en cuando, surgen grupos religiosos que preconizan el retiro absoluto de las luchas humanas para los servicios de la oración.
En ese particular, entretanto, el Maestro es siempre la fuente de las enseñanzas vivas el trabajo y la oración son dos características de su actividad divina.
Jesús nunca se encerró a distancia de las criaturas, con el fin de permanecer en contemplación absoluta de los cuadros divinos que iluminaban el corazón, sino también cultivó la oración en su altura celestial.
Despedida la multitud, terminado el esfuerzo diario, establecía la pausa necesaria para meditar, aparte, comulgando con el Padre, en la oración solitaria y sublime.
Si alguien permanece en la Tierra, es con el objetivo de alcanzar un punto más alto, en las expresiones evolutivas, por el trabajo que fue convocado hacer. Y, por la oración, el hombre recibe de Dios el auxilio indispensable a la santificación de la tarea.
Esfuerzo Y oración se complementan en el todo de la actividad espiritual.
La criatura que sólo trabajase, sin método y sin descanso, acabaría desesperada, en horrible sequedad el corazón; aquélla que sólo se mantuviese arrodillada, estaría amenazada de sucumbir por la parálisis y ociosidad.
La oración ilumina el trabajo, y la acción es como un libro de luz en la vida espiritualizada.
Cuida de sus deberes porque para eso permanece en el mundo, pero nunca te olvides de ése monte, localizado en tus sentimientos más nobles, a fin de orar "aparte", recordando al Señor.
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