lunes, 20 de abril de 2015

BENEFICENCIA EXCLUSIVA

Cuando Jesús descendió del monte, lo siguió una gran
multitud. En ese momento, un leproso fue a su encuentro y lo adoró, diciendo: “Señor, si quieres, puedes curarme”. Jesús extendió su mano, lo tocó y dijo: “Quiero, queda curado”. Y al instante la lepra fue curada. Entonces Jesús le dijo: “Mira, no se lo digas a nadie; sino ve a mostrarte ante los sacerdotes, y presenta la ofrenda que prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio”. (San Mateo, 8:1 a 4.)


 Beneficencia exclusiva ¿Es lícita la beneficencia, cuando se la practica exclusivamente entre personas que comparten la misma opinión, la misma creencia o el mismo partido?
No, porque precisamente el espíritu sectario y partidista es el que se debe abolir, puesto que todos los hombres son hermanos. El verdadero cristiano ve solamente hermanos en sus semejantes. Por eso no intenta saber cuál es su creencia o su opinión, sobre lo que fuere, antes de socorrer al necesitado. ¿Obedecería el precepto de Jesucristo, que prescribe amar incluso a los enemigos, alguien que rechazara a un desdichado por el hecho de que profesase una creencia diferente a la suya? Que lo socorra,
pues, sin pedir cuentas a su conciencia, porque si es un enemigo de la religión, ese será el medio para hacer que la ame. En cambio, si lo rechaza, hará que la odie. (San Luis,
París, 1860.)


¿Qué se entiende por “beneficencia”?
Beneficencia es la práctica del bien; la acción de hacer un beneficio a alguien.
2 Y por “beneficencia exclusiva”, ¿qué debemos entender?
La práctica del bien dentro de círculos restringidos, es decir, entre grupos de personas de la misma opinión, de la misma creencia o del mismo partido.
3 ¿Qué nos enseña Jesús en relación a la beneficencia?
En toda su vida terrena, Jesús nos enseñó con el propio ejemplo, a beneficiar siempre a los necesitados, tanto con ayuda moral como material; principalmente a los más afligidos y miserables, aunque ellos fuesen personas extrañas, amigos o enemigos.
4 ¿Tiene algún valor la beneficencia practicada entre personas afines que se quieren bien?
Tiene. Entre tanto, en términos de elevación espiritual, crece poco, una vez que no hay donación ni esfuerzo de fraternidad.
6 ¿Debemos ayudar a quien profesa una creencia diferente a la nuestra?
Sí. Principalmente ese merece una mejor atención, respeto y beneficio.

“Hacer a los otros lo que deseamos nos sea hecho”.
“Y si hiciereis el bien a los que os hacen el bien, ¿que recompensa tendréis?
También los pecadores hacen lo mismo”. (Lucas, 6:33)
“La justicia nos hace sentir que lo superfluo de nuestra casa es lo necesario que le falta al vecino; que el hermano ignorante, sumergido en el error, es alguien que nos pide los brazos y que la aflicción ajena mañana podrá ser nuestra”.
Existe mayor mérito en hacer el bien a aquellos que nos insultan y calumnian, que a aquellos que nos aman.

6 ¿Por qué la beneficencia debe ser extendida más allá de los grupos?
Porque es un ejercicio de fraternidad, saludable para nuestro espíritu, que se va fortaleciendo a medida en que rompe las barreras del orgullo y del egoísmo.
7 ¿Cuándo podremos ser considerados discípulos de Jesús?
Cuando nos amemos unos a los otros, indistintamente.
“¿Obedecería el cristiano, por ventura, al precepto de Jesucristo si repeliese al desgraciado por profesar una creencia diferente de la suya? Socórralo, por tanto, sin pedirle cuentas a la conciencia.”
“…precisamente el espíritu de secta y de partido es que precisa ser abolido, ya que todos los hombres son hermanos.”
“En esto conoceréis que sois mis discípulos: si os amáis unos a los otros.”

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