La condenación del Espiritismo por la Biblia, que es la más
citada y repetida, figura en el Cap. 19 del Deuteronomio. Es la condenación de
Moisés, que va desde el versículo 9 al 14. La traducción, como siempre, varía
de un traductor a otro, y a veces en las distintas ediciones de la misma
traducción. Moisés prohíbe a los judíos, cuando se establecieron en Canaán,
practicar estas abominaciones: hacer a los hijos pasar por el fuego; entregarse
a la adivinación, pronosticar, augurar o hacer hechicería; hacer
encantamientos, nigromancia, magia, o consultar a los muertos. Y Moisés añade,
en el versículo 14: “Porque esas naciones, que has de poseer, escuchan a los
pronosticadores y a los adivinadores, pero a ti el Señor tu Dios no te ha
permitido tal cosa”. Así está en la traducción de Almeida, pero variando de
forma, por ejemplo, en la edición de las Sociedades Bíblicas Unidas y en la
edición más reciente de la
Sociedad Bíblica del Brasil.
En la primera de esas ediciones (ambas
de la misma traducción de João Ferreira de Almeida) se lee, por ejemplo: “aquel
que pregunte a un espíritu adivino”, y en la segunda: “quienes consulten a los
muertos”. En la traducción de Antonio Pereira de Figueiredo se lee: “ni quien
indague de los muertos la verdad”. ¿Cuál de ellas estaría más acorde con el
texto? Sea cual fuere, poco importa, pues la verdad dicha por los muertos o por
los vivos (éstos, muertos en la carne) es que todo eso que Moisés condena,
también el Espiritismo lo condena. No olvidemos, empero, que la condenación de
Moisés era circunstancial, pues los pueblos de Canaán, que los judíos iban a
conquistar al filo de la espada, eran los que practicaban esas cosas. Pero la
condenación del Espiritismo es permanente y general, pues el Espiritismo,
siendo esencialmente cristiano, no se interesa por conquistas guerreras y no
hace división entre pueblos.
Kardec
advierte en El Evangelio Según el Espiritismo, libro de estudio de las partes
morales del Evangelio: “No solicitéis milagros ni prodigios al Espiritismo,
porque él declara formalmente que no los produce”. (Cap. XXI: 7). En El Libro
de los Médiums, Kardec advierte: “Juzgar el Espiritismo por lo que no admite,
es dar prueba de ignorancia y de desvalorizar la propia opinión”. (Cap. 11:14).
En La Génesis
y en El Libro del los Espíritus, como en los ya citados, Kardec esclarece que
la finalidad de la práctica espírita es moralizar a los hombres y a los
pueblos. Quien conoce el Espiritismo sabe que todo interés personal,
particular, es rigurosamente condenado. Adivinaciones, agüeros, hechicería,
encantamientos, consultar a adivinadoras, son prácticas de la magia antigua,
que Moisés condenó, tal como el Espiritismo las condena hoy. Pero el propio
Kardec aprobó la mediumnidad moralizadora, la práctica espiritual de la
relación con el mundo invisible, como veremos.Herculano Pires.
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