El origen mediúmnico de las religiones
es hoy una tesis demostrada por los estudios antropológicos y etnológicos. Solo
los materialistas la rechazan. Quienes tengan interés en el tema pueden
estudiarlo en el libro del Prof. Ernesto Bozzano, Fenomini
Supranormali e Popoli Primitivi (Edizione Europa, Verona), o en nuestro libro O Espírito e o
Tempo, lanzado por la
Editora Pensamento, en esta capital. El origen de la Biblia es un capítulo
natural de ese proceso general que originó las religiones. Los lectores pueden
encontrar material al respecto en el libro del prof. Romeu do Amaral Camargo,
De Cá e de Lá, en mi libro ya citado y en Os Três Caminhos de Hécate, editado
por la Edicel.
Pero no piense el lector que son los
espíritas los que afirman el origen mediúmnico de la Biblia. Quien lo
afirmó fue el apóstol Pablo, cuando declaró perentoriamente: “Vosotros
recibisteis la ley por ministerios de los ángeles”, esto en Hechos, 7:53,
explicando también en Hebreos 2:2: “Porque la ley fue anunciada por los
ángeles”, y confirmando en la misma epístola, 1:14: “Los Espíritus son
administradores, enviados para ejercer el ministerio”. Antes, en Hebreos, 1:7,
Pablo, tras advertir de que Dios había hablado de muchas maneras a los
profetas, añade: “Sobre los ángeles, dice: aquel que hace a sus ángeles
espíritus y a sus ministros lenguas de fuego”.
Está claro que los ángeles son
espíritus, reveladores de las leyes de Dios a los hombres, como afirma el
Espiritismo. Pablo va más allá, afirmando en Hechos 7:30-31, que Dios habló a
Moisés a través de un ángel en la zarza ardiente. Obsérvese lo que se ha dicho
antes: los ángeles son espíritus, ministros de Dios, que los hace lenguas de
fuego, en las apariciones mediúmnicas. El reverendo Haraldur Nielson, en su
libro El Espiritismo y la
Iglesia, él que fue el traductor de la Biblia al islandés, al
servicio de la
Sociedad Bíblica Inglesa, afirma que Cristo, en el original
griego del Evangelio, es a menudo llamado “pneuma”, después de la resurrección.
Y “pneuma” significa espíritu. De la misma manera, recuerda que Pablo, en
Hebreos, 12:9, se refiere a Dios como “Dios de los Espíritus”. Recuerda también
que las manifestaciones de los Espíritus, en las sesiones que llevó a cabo con
el obispo Hallgrimur Svensos en Reikiavik, se producían bajo la forma de
lenguas de fuego. Esas manifestaciones confirmaban que el ángel de la zarza
ardiente y los fenómenos del Pentecostés fueron mediúmnicos.
Lo que falta a los acusadores del
Espiritismo es estudio. Si pusiesen su dogmatismo de lado y estudiasen un poco,
habrían de comprender estas cosas. La
Biblia fue inspirada por los Espíritus, como mensajeros de
Dios, en lo que atañe a sus libros proféticos, que llamamos mediúmnicos. Los
libros históricos y de legislación civil recibieron asimismo la colaboración de
los Espíritus. La Biblia,
pues, es un libro mediúmnico que no puede condenar el Espiritismo, pues estaría
condenándose a sí misma.
Herculano Pires
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