En este mes de diciembre que se inicia queremos hacerles participes de algunas de nuestras tareas de motivacione en el arduo camino de la reforma intima de nuestro Programa de trabajos en Reencuentros por Amor.
Que sea nuestra forma de pedirle al Maestro Jesus que siga acompañandonos en este deber que nos compete.
Es asi que iniciamos con este hermoso mensaje del Dr Becerra de Menezes.Sea esta la oportunidad de hacer concienciacion de nuestro yo superior queriendo firmemente vencer al ego y superar nuestras imperfecciones.
RENUNCIA
Mensaje
dirigido a los hermanos encarnados y en algunos tópicos a hermanos
desencarnados perturbados.
Amigos míos:
Rindamos gracias a Nuestro Padre Celestial, guardando buena
voluntad para con los hombres, nuestros hermanos.
Como otras veces, nos hayamos juntos en el santuario de la
oración...
Nuestra visita, sin embargo, no tiene otro objetivo sino colaborar
en la re-novación íntima que nos es indispensable, a fin de que no estemos
malgastando los recursos de la fe y los favores del tiempo.
Volviendo a vosotros, dirigimos igualmente nuestro mensaje a todos
los compañeros que nos escuchan fuera de la carne, huérfanos de luz, al rastro
de su propia transformación con el Divino Maestro, porque solamente en Cristo
es posible trazar el verdadero camino de la redención.
Aprendamos a ceder, recogiendo con Jesús la lección de la
renuncia, como ciencia divina de la paz.
Constantemente nuestra palabra se refiere a caridad y admitimos
que caridad sólo sea aliviar lo superfluo de valores materiales de nuestra
vida.
Sin embargo, caridad mayor será siempre la de la propia
renunciación, que sepa ceder de sí misma para que la libertad, la alegría, la
confianza, el optimismo y la fe en el prójimo no sufran perjuicio de cualquier
procedencia.
Como ejercicio incesante de autoperfeccionamiento,
es imperioso ceder a diario en nuestras opiniones, en nuestros puntos de vista,
en nuestros prejuicios y en nuestros hábitos, si pretendemos realmente asimilar
con Jesús nuestra reforma en el Evangelio.
Toda la Naturaleza es escuela en ese sentido.
Cediendo de sí misma, la madera se convierte en mueble de alto
precio.
Abdicando los placeres de la juventud, el hombre y la mujer
alcanzan del Señor la gracia del hogar, en favor de los hijitos que les
dirigirán el mensaje de amor y confianza al futuro.
Consumiendo sus propias fuerzas, el Sol mantiene la Tierra y
sustenta nuestra vida con sus rayos.
¡Meditad la realidad (1), sobretodo vosotros que ya os
desembarazasteis del envoltorio físico! ¡Cultivemos la renuncia a los bienes y
afectos de la retaguardia humana, para que la muerte se nos revele como vida
imperecedera, descubriéndonos nueva luz!...
(1) En este
tópico del mensaje, el Doctor Bezerra de Menezes se dirigía, en modo
particular, a los desencarnados presentes. —Nota del organizador.
Todos los días vuelve el esplendor solar a la
experiencia del hombre incitándolo a perfeccionarse, por dentro, por el olvido
de viejos fardos de impresiones negativas que tantas veces cristalizan en
nuestra mente, esclavizándonos a la ilusión...
Y
porque vivimos desprevenidos, gastando al azar las oportunidades de servicio
obtenidas en el mundo con el cuerpo denso, somos cogidos por la tran-sición del
túmulo como pájaros enjaulados en la celda de nuestro pensamiento.
Es
necesario olvidar para revivir.
¡Es
imprescindible el desapego de todas las posesiones precarias de la estación
carnal de lucha, para que el incendio de las pasiones no nos arrastre a las
calamidades del espíritu, por las cuales se nos paraliza el ansia de progreso,
en seculares reparaciones!...
No
hay liberación de la conciencia, cuando la conciencia no se libera.
¡No
hay cura para nuestras enfermedades del alma, cuando nuestra alma no se rinde
al impositivo de recuperarse a sí misma!...
Sepamos,
así, ejercer la dulce caridad de comprender a las criaturas que nos rodean. No
solamente entenderlas, sino también ampararlas por el des-prendimiento de
nuestros deseos, percibiendo que el bien del prójimo, ante todo, es nuestro
propio bien.
Recordemos
que las Leyes del Señor se manifiestan, a voz en grito, en las trompetas del
tiempo, confiriendo a cada cosa su función y a cada espíritu el lugar que le
corresponde.
De
ese modo, no nos adelantemos a los Celestes Designios, mas apren-damos a ceder,
en la convicción de que la justicia es siempre la armonía perfecta.
Atentos
al culto del sacrificio personal bajo las normas de Cristo, pidámosle coraje para usar el silencio y la bondad, la paciencia y el perdón incondicional
en el trabajo regenerador de nosotros mismos, una vez que no podeos prescindir
de la energía y la firmeza para
habituarnos a semejantes virtudes que, en tantas ocasiones, surgen entusiastas
de nuestra boca, cuando nuestro corazón se encuentra lejos de ellas.
Irradiemos
los recursos del amor, por cuantos
se crucen en nuestro camino, para que nuestra actitud se convierta en
testimonio de Cristo, distribuyendo con los otros consolación y esperanza,
serenidad y fe.
Imitemos
la semilla humilde que se deshace en el suelo, aparentemente desamparada,
aprendiendo con ella a desintegrar las tramas pesadas y oscuras que constriñen
nuestra individualidad eterna, a fin de que nuestro espíritu germine en el
suelo sagrado de la vida, en nuevas expresiones de entendimiento y trabajo.
Para
eso, no desdeñemos ceder.
Y
supliquemos al Eterno Benefactor que nos ayude a plasmar su Doctrina de Luz en
nuestras propias vidas, para que nuestra presencia, donde quiera que estemos,
sea siempre una fuente de reconfortación y esperanza, servicio y benevolencia,
exaltando para aquellos que nos rodean el bendecido nombre de Nuestro Señor
Jesucristo.
Bezerra
de Menezes
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