martes, 9 de diciembre de 2014

LIMITES DE LA ENCARNACION- Reforma Intima.

 5. Había un hombre entre los fariseos, llamado Nicodemo, senador de los judíos, que vino a encontrar a Jesús de noche, y le dijo: “Maestro, sabemos que viniste de parte de Dios para instruirnos como un doctor; porque nadie podría hacer los milagros
que tú haces, si Dios no estuviera con él”. Jesús le respondió: “En verdad, en verdad te digo: Nadie puede ver el reino de Dios si no nace de nuevo”. Nicodemo le dijo: “¿Cómo puede un hombre nacer si ya es viejo? ¿Puede volver a entrar en el seno de su madre, para nacer una segunda vez?”. Jesús le respondió: “En verdad, en verdad te digo: si un hombre no renace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, es carne; y lo que es nacido del Espíritu, es Espíritu. No te maravilles de que te haya
dicho que es necesario nacer de nuevo. El Espíritu sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene, ni adónde va; así es todo hombre nacido del Espíritu”.
Nicodemo le respondió: “¿Cómo puede suceder eso?” Jesús le dijo: “¡Cómo! ¿Tú eres maestro en Israel, e ignoras estas cosas? En verdad, en verdad te digo, que no decimos más que lo que sabemos, y que sólo damos testimonio de lo que hemos visto. Con todo, no aceptáis nuestro testimonio. Pero si no me creéis cuando os hablo
de las cosas de la Tierra, ¿cómo me creeréis cuando os hable de las cosas del Cielo?” (San Juan, 3:1 a 12.)

 E.S.E.Cap IV Item 24


Límites de la encarnación¿Cuáles son los límites de la encarnación?
Para hablar con propiedad, si nos referimos a la envoltura que constituye el cuerpo del Espíritu, la encarnación no tiene límites marcados con precisión, puesto que la materialidad de esa envoltura disminuye a medida que el Espíritu se purifica. En algunos mundos, más adelantados que la Tierra, ese cuerpo es menos compacto, menos pesado y menos denso y, por consiguiente, se halla menos sujeto a vicisitudes. En un grado de mayor elevación, es diáfano y casi fluídico. De grado en grado se desmaterializa
y concluye por confundirse con el periespíritu. Según el mundo en que debe vivir, el Espíritu toma la envoltura apropiada a la naturaleza de ese mundo. Incluso el periespíritu sufre transformaciones sucesivas.
Se vuelve cada vez más etéreo, hasta la purificación completa que caracteriza a los Espíritus puros. Si bien hay mundos especiales destinados a la estadía de los Espíritus muy adelantados, estos no se encuentran sujetos a aquellos, como sucede en los mundos inferiores. El estado de desprendimiento en que se encuentran les permite trasladarse a todos los lugares a donde los convoquen las misiones que se les confían.
Si se considera la encarnación desde el punto de vista material, tal como tiene lugar en la Tierra, se puede decir que está limitada a los mundos inferiores. Por consiguiente, depende del Espíritu liberarse de ella con mayor o menor celeridad, mediante el trabajo destinado a su purificación.
También es preciso considerar que en el estado errante, es decir, en el intervalo de las existencias corporales, la situación del Espíritu guarda relación con la naturaleza del mundo al que lo liga su grado de adelanto. De modo que, en la erraticidad, el Espíritu es más o menos feliz, libre e ilustrado, según se halle más o menos desmaterializado.
(San Luis. París, 1859.)
 REFLEXION Para Reforma Intima.
¿A qué se refiere Jesús cuando afirma ser preciso nacer de nuevo para ver el reino de
Dios?
Que solamente por la reencarnación tenemos posibilidad de rescatar débitos pasados y
construir nuestro progreso espiritual, posibilitándonos así para ver el reino de Dios. Una
existencia es insuficiente para que alcancemos el necesario perfeccionamiento.
 ¿Qué significa renacer del agua y del espíritu?
Para entender este pasaje precisamos reportarnos a la época en que Jesús hablaba y tener en
cuenta lo que entonces se conocía sobre las ciencias físicas. En aquél tiempo el agua era
considerada el símbolo de la naturaleza y el único elemento generador de la vida, de donde
renacer del agua significa volver a la vida con el cuerpo físico. Por otro lado, desde aquella
época hasta hoy, el espíritu es símbolo de la naturaleza inteligente, así, renacer del espíritu
corresponde a renacer con su alma.
 ¿Cómo interpretar la frase de Jesús: “Lo que es nacido de la carne es carne y lo que es
nacido del Espíritu es Espíritu?
Jesús no sólo distingue el cuerpo del espíritu como evidencia el origen de cada uno,
esclareciendo que el cuerpo genera otro cuerpo, pero no genera el espíritu, pues sólo Dios,
Espíritu supremo que todo preside, puede crear el espíritu.
“Maestro, sabiendo que viniste de parte de Dios para instruirnos, por cuanto nadie podría
hacer los milagros que haces, si Dios no estuviese con él.”
“En verdad, en verdad, te digo: Nadie podrá ver el reino de Dios si no renaciera de
nuevo.”
“En verdad, en verdad, te digo: Si un hombre no renaciera del agua y del Espíritu, no
podrá entrar en el reino de Dios.”
La formación del cuerpo es independiente del espíritu, que le preexiste, de modo que
los trazos físicos, transmitidos a los hijos por los padres, nada tiene que ver con las
características morales, las cuales el espíritu no hereda, mas las trae consigo de
vidas anteriores.
 Delante de la sorpresa de Nicodemos ante tales enseñanzas, ¿qué añade Jesús?
Él afirma la verdad de sus palabras y la autoridad de su testimonio, proveniente de la suprema
sabiduría que ostentaba como espíritu puro.
Teniendo en cuenta que el Evangelio no es un rito que hacemos que no lo leemos por hacerlo, sino para aprender de sus enseñanzas. Entonces pensando en como la aplicariamos a nuestra vida este aprendizaje nos preguntamos:
¿Qué lección práctica extraemos de estas enseñanzas?
Que cada nueva existencia es ocasión de progreso que la misericordia infinita de Dios nos
concede para que logremos alcanzar más rápidamente su Reino. Nos cabe administrar bien
cada instante de nuestra vida, dedicándonos a la caridad y a la práctica incesante del bien.
“Si el espíritu, o alma, fuese creado al mismo tiempo que el cuerpo, se sabría de
dónde vino él, pues se conocería el comienzo.”
Jesús no deja dudas en cuanto a la veracidad de sus palabras, pertinentes a la
reencarnación del espíritu o pluralidad de las existencias, al afirmar: “...no decimos
sino lo que sabemos y no damos testimonio sino de lo que hemos visto.”
Renace ahora en tus propósitos, deliberaciones y actitudes trabajando para superar los obstáculos que te rodean y alcanzando la anticipación de la victoria sobre ti mismo, en el tiempo...”
En esta época de la Navidad en que estamos especialmente nostalgicos y que muchos pensamientos acerca de lo que hemos recorrido en el año se agolpan , nos cabe la pregunta ¿hemos aprendido a renacer en cada dia en cada situacion que afrontamos a enfrentar con valor, fe y esperanza en la vida futura? Estamos dando los pasosrehaciendo al hombre que un dia le ofrecio la bendita oportunidad de la encarnacion?estamos pensando justamente que esos somos cada uno de nosotros?...

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