domingo, 3 de agosto de 2014

CAUSAS ANTERIORES DE LAS AFLICCIONES


Bienaventurados los afligidos porque ellos seran consolados. Mateo 5 vers 5.
E.S.E. ITEM 9-10

9. Tampoco debe creerse que todo sufrimiento en la tierra sea necesariamente indicio de una falta determinada; a menudo son simples pruebas elegidas por el espíritu para acabar su purificación y activar su adelantamiento. Así es que la expiación sirve siempre de pruebas, pero la prueba no es siempre una expiación; pruebas o expiaciones son siempre señales de una inferioridad relativa, porque el que es perfecto no tiene necesidad de ser probado. Un espíritu puede, pues, haber adquirido cierto grado de,elevación, pero queriendo aún adelantar más, solicita una misión, una tarea que cumplir,por lo que será tanto más recompensado si sale victorioso, cuanto más penosa haya sido la lucha.
Tales son, especialmente, esas personas de instintos naturalmente buenos, de alma
elevada, de nobles sentimientos innatos, que parece que nada trajeron de malo de su
existencia precedente, y que sufren con una resignación muy cristiana los más grandes
dolores, pidiendo a Dios sobrellevarlos sin murmurar. Por el contrario, se pueden
considerar como expiaciones las aflicciones que excitan la murmuración y conducen al
hombre a rebelarse contra Dios.
El sufrimiento que no excita murmuraciones, sin duda puede ser una expiación;
pero más bien indica que ha sido escogido voluntariamente y no impuesto, y la prueba
de una fuerte resolución es señal de progreso.
10. Los espíritus no pueden aspirar a la perfecta felicidad, sino cuando son
puros; toda mancha les cierra la entrada de los mundos dichosos. Lo mismo sucede a los
pasajeros de una embarcación infestada por la peste, a los que les está prohibido entrar
en la ciudad hasta que se hayan purificado. Los espíritus se despojan poco a poco de sus
imperfecciones en sus diversas existencias corporales. Las pruebas de la vida perfeccionan
cuando se sobrellevan bien; como expiaciones, borran las faltas y purifican; es el
remedio que limpia la llaga y cura al enfermo; cuanto más grave es el mal, más enérgico
debe ser el remedio. El que sufre mucho debe decir que tenía mucho que expiar, y alegrarsede curar bien pronto; depende de él hacer este sufrimiento provechoso con su
resignación y no perder el fruto con sus murmuraciones, pues no haciéndolo así, tendría
que empezar de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario