lunes, 28 de septiembre de 2015

IMPERATIVO DE LA PACIENCIA

Es probable que pocos amigos piensen en esto: paciencia como inmunización contra el
suicidio.
En las tareas de la actividad humana, a veces, surgen para la criatura determinados
escenarios de prueba para cuya travesía, no siempre bastará el conocimiento superior.
Es necesario que el alma se apoye en el bastón invisible de la paciencia, a fin de no
resbalarse en sufrimientos mayores. Y por eso es que nos permitimos expresar
reiterados consejos a los hermanos, domiciliados en el Plano Físico, a fin de que se
dediquen al cultivo de la comprensión.
Si te encuentras bajo el impacto de conflictos domésticos, usa la tolerancia, tanto como
te sea posible, ante aquellos que generen el campo de las vibraciones negativas,
prestando auxilio de este modo, a la seguridad del equipo familiar , al que estás
vinculado.
En la decepciones, sean cuales fueran , reflexiona en el valor de la ponderación respecto
a tu propio beneficio.
Delante de los golpes que recibas, olvida injurias y agravios, y piensa en las
oportunidades del trabajo que se te encargó como apoyo defensivo contra la
desesperación.
Bajo acusaciones que reconozcas inmerecidas, olvida el mal y no alimentes el fuego de
la discordia.
Cuando te falte actividad profesional, continua actuando, tanto como pudieras, en las
tareas de auxilio espontáneo a los otros, aprendiendo que la actividad noble atrae
actividades nobles y, con eso, en breve, te reconocerán en nuevas posiciones de
servicio, según tus necesidades.
Si el desánimo te amenaza por ese o aquel motivo, recuerda la importancia de tu
concurso fraterno, en apoyo de alguien, y no te des el lujo de estancamientos
improductivos.
Ante cualquier obstáculo a transponer en el camino, conserva la paciencia como
compañera y guía y, mantén el pensamiento confiado en la Divina Providencia,
siguiendo siempre adelante, apartando lejos de ti la tentación de fuga , y reconociendo
en el efímero tiempo, que hay siempre un futuro mejor para cada uno de nosotros y que,
en todas las tribulaciones de la existencia, vale la pena esperar por el socorro de Dios.

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