No se aísle del compañero que divide con usted las cansadas horas de su jornada
de trabajo. Estando emocionalmente a él ligado, surgiendo en la vida del colega la
dificultad moral y el momento inquietante, es su instante de compartir-ayudando,
extravasando sentimientos fraternales en ondas de pura amistad. El verbo, utilizado al
servicio de la comprensión, es como gotas de remedio oportuno para minimizar
aflicciones y abrir horizontes alentadores de optimismo y de esperanza. Si hoy usted
ayuda, más adelante podrá ser aquel que necesita ser ayudado.
Esfuércese para conservar el buen humor, par que no sea usted el interruptor a
cerrar el circuito de alegría, desentonando a los demás. Sin embargo, con el pretexto de
estar bien con todos, no comulgue con el anecdotario vulgar y la conversación basada
en términos maledicientes y despreciativos. Todos acabaron acostumbrándose con su
forma de ser y respetando los valores morales de su recto carácter. Este es un mensaje
de auxilio que usted pasa silenciosamente.
Ante el rastro de pólvora de la desconfianza y de la competición inescrupulosa,
sean suyas la palabra sensata, la actitud fiel y el comportamiento recatado así como
noble. Es de real valor la presencia de alguien que se pronuncie con ecuanimidad y
justicia donde medra la discordia, disfrazada o no.
Defienda los principios de la cooperación, valorando el esfuerzo de todos. No
explorar ni dejarse explorar es una actitud educativa que abre, siempre, posibilidades
para cambios de cualidad superior.
Pase un mensaje no verbal que traduzca su alegría de vivir, manteniéndose
organizado y disponible. Una decoración personalizada en su sala de trabajo, un
mensaje optimista, amoldada en un cuadro de pared o sobre su cartera, puede ser el
toque de su presencia hablando a la intimidad de otras personas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario