miércoles, 9 de septiembre de 2015

FENOMENO Y DOCTRINA

Hasta hoy, los fenómenos mediúmnicos que se desdoblaron al margen del apostolado de Cristo se definen como un conjunto de tesis discutibles, pero las enseñanzas y actitudes del Maestro constituyen el macizo de luz inatacable del Evangelio, amparando a los hombres y orientándoles el camino.
Existe quien recurra a la idea del fraude piadoso para justificar la transformación del agua en vino, en las bodas de Caná.
Nadie vacila, sin embargo, en cuanto a la grandeza moral de Jesús, al trazar los más avanzados conceptos de amor al prójimo, ajustando teoría y práctica con absoluto olvido de sí mismo en beneficio de los otros, en un medio en que el espíritu de conquista legitimaba los peores desvaríos de la multitud.
Se invoca la psicoterapia para basar la cura del ciego Bartolomé. Hay, sin embargo, consenso unánime en todos los sitios, con respecto a la visión superior del Mensajero Divino que dignificó la solidaridad como nadie, proclamando que “el mayor en el Reino de los Cielos será siempre aquel que se hiciere el servidor de todos en la Tierra”, en un tiempo en que el egoísmo caracterizaba el trabajo a cuenta de extrema degradación.
Se habla de hipnosis para explicar la multiplicación de los panes. El mundo, sin embargo, a una voz, admira el coraje del Eterno Amigo que se consagró a los sufridores y a los infelices sin cualquier preocupación de posesión terrestre, aunque pudiese esca-lar los pináculos económicos, en una época en que, por regla gene-ral, hasta incluso los expositores de virtud vivían de engatusar a las personalidades influyentes y poderosas del momento.
Se cuestiona acerca de la reanimación de Lázaro. Sin embar-go, no hay quien niegue respeto incondicional al Benefactor Sublime que reveló suficiente osadía para mostrar que el perdón es palanca de renovación y vida, en un cuadro social en que el odio coronado interpretaba la humildad como bajeza.
Se debate, hasta ahora, el problema de su misma resu-rrección. Sin embargo, el mundo entero reverencia al Enviado de Dios, cuya figura renace, día a día, de las cenizas del tiempo, indicando la bondad y la concordia, la tolerancia y la abnegación por mapas de la felicidad real, en el centro de cooperadores que se multiplican, en todas las naciones, con el paso de los siglos.
Recordemos semejantes lecciones en la Doctrina Espírita. Fenómenos mediúmnicos serán siempre motivo de experimentación y de estudio, tanto favoreciendo la convicción, como nutriendo la polémica, pero educación evangélica y ejemplo en servicio, defi-nición y actitud, son fuerzas morales inamovibles de la orientación y de la lógica, que resisten la duda en cualquier parte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario