lunes, 17 de noviembre de 2014

EXAMINAD


“Si alguno viene a vosotros y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa”.

II Juan 10.

 

Es razonable que nadie impida al prójimo hablar lo que mejor le parezca; pero, es justo, que el oyente, sólo retenga lo que reconozca útil y mejor. En todos los sectores de la actividad terrestre y en el curso de todas las tareas diarias, se aproximan hermanos que vienen a vosotros, trayendo sus mensajes personales.

Ese es portador de invitación a la insumisión, aquel otro es un vaso de quejas enfermizas.

Es indispensable que la casa terrestre no se abra a los fantasmas.

¿Tocan a la puerta?

La prudencia aconseja vigilancia.

El corazón es un recinto sagrado, donde no se deben amontonar residuos inútiles.

Es imprescindible examinar las solicitudes que avanzan.

Si el mensajero no trae las características de Jesús, conviene negarle guarida, de carácter absoluto, en la casa íntima, proporcionándole, sin embargo, algo de las preciosas bendiciones que conseguimos recoger, en nuestro beneficio, en el sector de las utilidades esenciales.

Innumerables curiosos que se aproximan a los discípulos sinceros nada poseen, más allá de la presunción de buenos habladores. Son, casi siempre, grandes necesitados bajo la vestidura falaz de la teoría. Sin herirlos, ni escandalizarlos, es justo que el aprendiz devoto de Jesús les prodigue algún motivo de reflexión seria. De ese modo, los que creen conducir un estandarte de supuesta redención pasan a conducir consigo el mensaje del bien, verdaderamente salvador.

El problema no es informarnos si alguien está hablando en nombre del Señor; ante todo, importa saber si el portador posee algo de Cristo para dar.

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