El mayor mandamiento
1. Mas los fariseos cuando oyeron que había hecho callar a los Saduceos, se juntaron en consejo. - Y le preguntó uno de ellos que era doctor de la ley, tentándole:
Maestro: ¿Cuál es el grande mandamiento en la ley? - Y Jesús le dijo:
Amarás al Señor tu Dios de todo corazón, y de toda tu alma y de todo tu entendimiento. - Este es el mayor y el primer mandamiento.-Y el segundo, semejante es a éste. "Amarás a tu prójimo como a tí mismo".
De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. (San Mateo, cap. XXIII, v. 34 a 40).
E.S.E. Cap XI AMAR AL PROJIMO COMO A SI MISMO Item 12
EL EGOISMO
Si los hombres se amasen con un mutuo amor, la caridad se practicaría mejor; pero para esto sería preciso que os esforzáseis en desembarazaros de esa coraza que cubre vuestros corazones, a fin de ser más sensibles para los que sufren. El rigor mata los buenos sentimientos. Cristo no se negaba a nadie; el que a El se dirigía, cualquiera que fuese, no era rechazado: la mujer adúltera y el criminal eran socorridos por El; no temía nunca rebajar su propia consideración. ¿Cuándo, pues, lo tomaréis por modelo de todas vuestras acclones? "Sí la caridad reinase sobre la tierra, el malo no tendría imperio; huiría avergonzado, se ocultaría, porque por doquiera se encontraría el mal; estad bien penetrados de esto.
Empezad por dar el ejemplo vosotros mismos, sed caritativos para todos indistintamente, esforzáos en no tildar a los que os miran con desdén y dejad a Dios el cuidado de toda justicia, porque todos los días en su reino separa el buen grano de la cizaña.
El egoísmo es la negación de la caridad, y sin la caridad no puede haber sosiego en la sociedad; digo más, ninguna seguridad. Con el egoísmo y el orgullo que se dan la mano, el mundo sería siempre un juego favorable al más astuto, una lucha de intereses en la que son pisoteados los más santos afectos, en que ni aun son respetados los lazos sagrados de la familia. (Pascal. Sens, 1862).
REFLEXION
¿Cuál es el mayor obstáculo que encontramos para la destrucción del egoísmo en nosotros?
Nuestros intereses y caprichos que, erradamente, siempre ponemos por encima de los de
nuestro prójimo.
La satisfacción de esos intereses y caprichos, aún nos impide reconocer en nuestros
semejantes, criaturas que como nosotros, aspiran a la misma felicidad.
semejantes, criaturas que como nosotros, aspiran a la misma felicidad.
¿Cómo impedir que nuestros intereses y caprichos hablen más alto?
A través del esfuerzo propio, mucho coraje y teniendo la norma cristiana como inspiración para
todas las luchas cotidianas, aprenderemos a dividir lo que tenemos con nuestros semejantes.
Nadie vive para sí: vivimos para nuestros familiares, nuestros amigos, nuestros hermanos en general, nuestros ideales, etc.
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