Cap XI Item 9
Los fariseos habiendo callado la boca a los saduceos,
reuniéronse; y uno de ellos que era doctor de laley, le vino a hacer esta
pregunta para tentarlo: Maestro, ¿cuál es el mayor mandamiento de la ley? Jesús
le respondió: Amaréis al Señor nuestro Dios, con todo vuestro corazón, con toda
vuestra alma y con todo vuestro Espíritu; éste es el mayor y el primer mandamiento.
Y he aquí el segundo, que es semejante a aquél:
Amaréis
a vuestro prójimo como a vosotros mismos. Toda
la ley y
los profetas se resumen en estos dos mandamientos.
(San Mateo,
cap. XXII, v. 34 a 40).
2. Haced a los hombres
todo lo queréis que ellos hagan por
vosotros;
porque es la ley y los profetas.
(Ídem, cap. VI, v. 31).
Tratad a todos los hombres de la misma forma que
quisierais
que ellos os tratasen. (San Lucas, cap. VI, v.
31).
Cap XI Item 9
El amor es de esencia divina y desde el primero hasta elúltimo,
poséis en el fondo del corazón la llama de ese fuego sagrado.
Esto es un hecho que pudisteis constatar muchas veces; el hombre
más abyecto, más vil y más criminal, siente por un ser o por un objeto
cualquiera, un afecto vivo y ardiente, a prueba de todo lo que tendiera a
disminuirlo, alcanzando, con frecuencia, proporciones sublimes.
He dicho por un ser o por un objeto cualquiera, porque hay entre
vosotros individuos que prodigan los tesoros de amor, de los que sus corazones
rebosan, en animales, plantas e incluso sobre objetos materiales: especie de
misántropos, quejándose de la humanidad en general, resistiendo a la tendencia
natural de su alma que busca a su alrededor el afecto y la simpatía. Esos
rebajan la ley de amor al estado de instinto. Pero, cualquier cosa que hagan, no
sabrán sofocar el germen vivaz que Dios, al crearlos, depositó en sus
corazones; ese germen se desarrolla y engrandece con la moralidad y la
inteligencia, y aunque sea comprimido por el egoísmo, es el origen de santas y dulces
virtudes que constituyen los afectos sinceros y duraderos, y os ayudan a vencer
la ruta escarpada y árida de la existencia humana.
Hay algunas personas a quienes repugna la prueba de la reencarnación,
en el sentido que otros participen de sus afectuosas
simpatías, de las que están celosas. ¡Pobres hermanos! Vuestro
afecto os hace egoístas; vuestro amor está limitado a un círculo
íntimo de parientes o de amigos y todos los demás os son
indiferentes. ¡Pues bien! Para practicar la ley de amor, tal
como
Dios la entiende, es preciso que lleguéis por grados a amar a
todos
vuestros hermanos indistintamente. La tarea será larga y
difícil,
pero se cumplirá: Dios lo quiere y la ley de amor es el primer y
el
más importante precepto de vuestra nueva doctrina, porque es la
que deberá un día, matar el egoísmo, bajo cualquier forma que se
presente; porque además del egoísmo personal, hay también el
egoísmo de familia, de casta, de nacionalidad. Jesús dijo: “Amad
a vuestro prójimo como a vosotros mismos”; pero, ¿cuál es el
límite
del prójimo? ¿Es, acaso, la familia, la secta, la nación? No, es
la
Humanidad entera. En los mundos superiores, es el amor recíproco
que armoniza y dirige a los Espíritus avanzados que los habitan;
y
vuestro planeta destinado a un progreso próximo por su
transformación social, verá practicar por sus habitantes, esta sublime ley, reflejo de la Divinidad.
Los efectos de la ley de amor son el mejoramiento moral de
la raza humana y la felicidad durante la vida terrestre. Los más
rebeldes y los más viciosos deberán reformarse cuando vean los
beneficios producidos por esta práctica: No hagáis a los otros
lo
que no quisierais que os hicieran a vosotros, mas hacedles, por
el
contrario, todo el bien que vosotros podáis hacerles.
No creáis en la esterilidad y endurecimiento del corazón
humano; a pesar suyo, cede al amor verdadero; es un imán al que
no
puede resistir, y el contacto de ese amor vivifica y fecunda los
gérmenes de esa virtud que está en vuestro corazón en estado
latente.
La Tierra, morada de prueba y de exilio, será entonces
purificada
por ese fuego sagrado y verá practicar la caridad, la humildad,
la
paciencia, la devoción, la abnegación, la resignación, el
sacrificio,
virtudes todas hijas del amor. No os canséis, pues, de escuchar
las
palabras de Juan Evangelista; ya lo sabéis cuando la enfermedad
y
la vejez suspendieron el curso de sus predicaciones, sólo
repetía
estas dulces palabras: “Hijitos míos, amaos unos a otros”.
Muy amados hermanos, usen con provecho estas lecciones;
su
práctica es difícil, pero el alma saca de ellas un bien inmenso.Creedme, haced
el esfuerzo sublime que os pido: “Amaos”, y muypronto veréis la Tierra
transformada convertirse en un Elíseo, dondelas almas de los justos vendrán a
gozar del reposo. (FÉNELON,Bordeaux, 1861).
REFLEXION
En relacion con el bien , no pronuncies la palabra imposible.
Por cierto, padeces la dificultad de quienes heredaron la lucha como el precio de las mas minimas conquistas. Aun asi ten presente que la virtud nada tiene que ver con un cofre.
En tanto si el amor enciende una luz en tu pensamiento, extraeras de la basura las ultimas
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