viernes, 24 de octubre de 2014

LA VALENTÍA DE LA FE


“A todo aquel que me confiese y me reconozca ante los hombres, también yo lo reconoceré y lo confesaré ante mi Padre que está en los Cielos. Y al que me niegue ante los hombres, también yo lo negaré ante mi Padre que está en los Cielos.” (San Mateo, 10:32 y 33.)

 
Así será con los adeptos del espiritismo. Puesto que la doctrina que profesan no es otra que el desarrollo y la aplicación de la doctrina del Evangelio, también a ellos están dirigidas las palabras de Cristo. Los espíritas siembran en la Tierra lo que habrán de cosechar en la vida espiritual. Allí recogerán los frutos de su valentía, o los de su debilidad.

 
ESE Cap. XXIV, ítem 16.

 

***

CONTIGO MISMO

 
Argumenta con equilibrio.

Convencerás por la fuerza de la expresión y no por la expresión de la fuerza.

Expone con bondad.

Examinando desde otro ángulo, verificarás que tu expresión puede no ser correcta.

Advierte con serenidad.

Conseguirás éxito por lo que dices y no como lo dices.

Enseña con suavidad.

Esclarece por la repetición incesante y optimista y no por el tumulto que provoques.

Actúa con paciencia.

Caminarás siempre con los recursos que tengas y no con los que piensas tener.

Ayuda con discreción.

Recogerás alegrías por los favores que hagas y no por los propales.

Corrige con sencillez.

A través de la comprensión fraternal vas a rectificar y no con la imposición violenta.

Habla con moderación.

Expondrás mejor con ejemplos que con palabras.

Escucha con atención.

Informarás más tarde de acuerdo con lo que has oído y no con lo que desearías haber escuchado.

Crece con decisión.

Llegaras a tener paz contigo mismo por lo que realices y no por lo que desearías haber realizado.

Lo que siembres en la Terra, recogerás en el Mundo Espiritual…

 

Marco Prisco.

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