SI ALGUNO TE GOLPEA EN LA MEJILLA DERECHA
OFRÉCELE TAMBIÉN LA OTRA
Habéis aprendido que fue dicho: ojo por ojo y diente por diente. Pero yo os digo que no os resistáis al mal que os quieran hacer; mas, si alguno os golpea en la mejilla derecha, ofrecedle también la izquierda; y si alguno quiere pelear con vosotros para tomar vuestra túnica, dejadle también la capa; y si alguno os obligare a marchar mil pasos con él, haced aun dos mil. Dad al que os pidiere y no rechacéis al que os quiere pedir prestado. (San Mateo, cap. V, v. de 38 a 42).
E.S.E. Item 8.
OFRÉCELE TAMBIÉN LA OTRA
Habéis aprendido que fue dicho: ojo por ojo y diente por diente. Pero yo os digo que no os resistáis al mal que os quieran hacer; mas, si alguno os golpea en la mejilla derecha, ofrecedle también la izquierda; y si alguno quiere pelear con vosotros para tomar vuestra túnica, dejadle también la capa; y si alguno os obligare a marchar mil pasos con él, haced aun dos mil. Dad al que os pidiere y no rechacéis al que os quiere pedir prestado. (San Mateo, cap. V, v. de 38 a 42).
E.S.E. Item 8.
Los prejuicios del mundo sobre lo que se llama entre los hombres punto de honor, dan esa susceptibilidad sombría, nacida del orgullo y de la exaltación de la personalidad, que lleva al hombre a retribuir injuria por injuria, insulto por insulto, lo que parece justo a aquel cuyo sentido moral no se eleva sobre las pasiones terrestres; por eso la ley mosaica decía: ojo por ojo, diente pordiente, ley en armonía con el tiempo en que vivía Moisés: Cristo vino y dijo: Retribuid el mal con el bien. Dijo más: “No resistáis al mal que os quieran hacer; si alguno te golpea en una mejilla, ofrécele también la otra.” Para el orgulloso, esta máxima parece una cobardía, porque no comprende que se necesita más valor para soportar un insulto que para vengarse y esto siempre por esa causa que hace que su visión no se transporte más allá del presente. Pero, ¿es necesario tomar esta máxima al pie de la letra? No más que aquella que dice para arrancar el ojo si éste fuere ocasión de escándalo; llevada adelante con todas sus consecuencias, sería condenar toda represión, aun cuando fuese legal, y dejar el campo libre a los malos quitándoles todo miedo; si no se pusiese un freno a sus agresiones, muy pronto serían víctimas suyas todos los buenos.
El mismo instinto de conservación, que es una ley natural, dice que no es preciso extender con benevolencia el cuello al asesino.
Por tanto, con estas palabras, Jesús no prohibió la defensa, sino que condenó la venganza. Diciendo que se ofrezca una mejilla cuando la otra fue golpeada, es decir, bajo otra forma, que no es preciso retribuir el mal con el mal; que el hombre debe aceptar con humildad todo lo que tiende a rebajarle su orgullo; que es más glorioso para sí, ser herido que herir, soportar pacientemente una injusticia que él mismo cometer una; que vale más ser engañado que engañar y ser arruinado que arruinar a otros. Esto es al mismo tiempo, la condenación del duelo, que no es otra cosa que una manifestación de orgullo. Sólo la fe en la vida futura y en la Justicia de Dios, que nunca deja el mal impune, puede dar la fuerza de soportar pacientemente los golpes dirigidos contra nuestros intereses y nuestro amor propio; por esto decimos sin cesar: Dirigid vuestras miradas al porvenir, pues cuanto más os elevéis con el pensamiento sobre la vida material, menos os angustiarán las cosas de la Tierra.
El mismo instinto de conservación, que es una ley natural, dice que no es preciso extender con benevolencia el cuello al asesino.
Por tanto, con estas palabras, Jesús no prohibió la defensa, sino que condenó la venganza. Diciendo que se ofrezca una mejilla cuando la otra fue golpeada, es decir, bajo otra forma, que no es preciso retribuir el mal con el mal; que el hombre debe aceptar con humildad todo lo que tiende a rebajarle su orgullo; que es más glorioso para sí, ser herido que herir, soportar pacientemente una injusticia que él mismo cometer una; que vale más ser engañado que engañar y ser arruinado que arruinar a otros. Esto es al mismo tiempo, la condenación del duelo, que no es otra cosa que una manifestación de orgullo. Sólo la fe en la vida futura y en la Justicia de Dios, que nunca deja el mal impune, puede dar la fuerza de soportar pacientemente los golpes dirigidos contra nuestros intereses y nuestro amor propio; por esto decimos sin cesar: Dirigid vuestras miradas al porvenir, pues cuanto más os elevéis con el pensamiento sobre la vida material, menos os angustiarán las cosas de la Tierra.
ESPERANDO POR TI
Antes de que pronuncies la frase amarga que estalla en tu corazon con la intencion de romper las barreras de tu boca, piensa en la bondad de Dios que te rodea por completo.
La naturaleza es el seno de una madre expectante...
Se asemeja la luz celestial a la mirada del amor que te sigue encubiertamente y el aire que respiras es como un soplo de la ternura de alguien, que te provee alimento invisible.
Todo presta servicio en silencio, mientras espera por ti.
Se abre la via publica a tus pies, a modo de amistosa invitacion, el agua pura esta lista para aliviar tu sed; el libro noble aguarda el roce de tus manos para consolarte, en tanto que el fruto que cuelga del arbol ruega humildemente que lo tomes.
Reflexiona acerca de la bondad de Dios y nunca pronuncies la palabra que decepcione o maldiga.
Callate cuando no puedas auxiliar.
Permite a tu alma enternecerte mediante la ayuda en la edificacion del Bien Eterno, que todo nos concede sin exigirnos nada.
Comprenderas, entoncesn que Dios te brinda la vida como una divina Sinfonia, y esa Divina Sinfonia necesita que tambien tu le aportes tu nota.
Meimei.
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