En la jornada rumbo a su destino, el viajero encontró el árbol.
Copa frondosa.
Sombra amena.
Gajos protectores.
Tronco acogedor.
Follaje amigo.
Frutos abundantes.
Pulpa suculenta.
El encuentro del viajero con el árbol del camino fue un acontecimiento providencial, dándole la condición necesaria para proseguir su jornada.
El Evangelio es el Árbol de la Vida.
Ramas de paz.
Tronco de la fe.
Frutos de la esperanza.
Por tanto, es en el Evangelio de Jesús donde el viajero de la evolución encuentra la enseñanza y la acogida que necesita, para renovarse íntimamente y construir el bien, como verdadero discípulo de Cristo.
Valérium.
(Mensaje psicografiado por Antonio Baduy Filho, en la reunión pública del Culto del Evangelio del Sanatorio Espírita José Dias Machado, el día 30 de junio de 2013, en Ituiutaba, Minas Gerais, Brasil).
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