Introduccion. Hermanos este mensaje nos esclarece y nos sensibiliza en el camino.
Es para todos en el momento particular que vivimos hoy...
MENSAJE
San Agustín es uno de los más
grandes propagadores del Espiritismo; se manifiesta casi en todas partes, y la
razón de ello está en la vida de este gran filósofo cristiano. Pertenece a
aquella vigorosa falange de Padres de la Iglesia a los cuales la cristiandad
debe sus más sólidos apoyos. Como muchos, fué arrebatado al paganismo, mejor
dicho, a la más profunda impiedad, por el resplandor de la verdad. Cuando en
medio de sus desvíos sintió en su alma esta vibración extraña que le hizo
volver en sí mismo y comprender que la felicidad estaba en otra parte y no en
los placeres embriagadores y fugitivos; cuando, en fin, marchando por el camino
de Damasco, oyó también la voz santa que le gritaba; Saul, Saul, ¿por qué me
persigues?, exclamó: ¡Dios mío! ¡Dios mío! perdóname, creo, ¡soy cristiano!; y
desde entonces fue uno de los más firmes defensores del Evangelio. Se pueden
leer en las notables confesiones que nos dejó este espíritu eminente, las
palabras características y proféticas al mismo tiempo, que pronunció después de
haber perdido a santa Mónica: "Estoy convencido de que mi madre volverá a
visitarme y a darme consejos, revelándome lo que nos espera en la vida
futura". ¡Qué enseñanza en estas palabras, y que resplandeciente previsión
de la futura doctrina! Por esto hoy día, viendo llegada la hora para divulgar
la verdad que en otro tiempo presintió, se ha hecho su ardiente propagador y se
multiplica, por decirlo así, para acudir a todos los que le llaman. (Erasto, discípulo de San Pablo. París, 1863).
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