domingo, 17 de mayo de 2015

AMOR DE VUELTA AL CAMPO DE LA REGENERACION.

Pero volveremos al campo de lucha regeneradora y bienhechora... ¿Qué vale para
nosotros el paisaje celestial, sin la liberación de aquellos que amamos? El corazón
amoroso, atormentado, renunciará a ir a una estrella, para estar al lado de un ser
querido, en duelo con las serpientes de un charco... ¿Podríamos gozar, por ventura, el
espectáculo augusto de las esferas resplandecientes, oyendo su armonía indefinible, en
una situación destacada, adquirida a costa de aquellos que gimen y desfallecen en las
tinieblas?
Abandonar a quien nos sirvió de escalón, en plena ascensión divina, es una de las
más horrendas formas de ingratitud. El Señor no puede bendecir una ventura, recogida
al precio de angustias para aquellos que nos las dieron. Estoy convencida que hay más
grandeza en el ángel que desciende al infierno para salvar los hijos de Dios, desviados
y sufridores, que en el mensajero espiritual que se da prisa en comparecer ante el trono
del Eterno para alabarle, con olvido de sus propios benefactores.

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