A favor de la paz en ti y en torno de ti, no te olvides de la actitud de urgencia.
Cultiva la fe en Dios, para que no te
falte la tranquilidad del espíritu.
Siempre actúa buscando servir.
Recuerda que no hagas a otros lo que
no quieres para ti.
Haz todo el bien que pudieres, donde
pudieres y a cuanto pudieres.
No cobres impuestos de gratitud.
Abstente de ver los defectos del prójimo,
recordando que todos nosotros somos espiritus vinculados a la evolución en la
tierra, todavía tenemos el lado oscuro de nuestro ser por iluminar.
Evita el resentimiento, para que el
odio no se te convierta en el cuchillo y
el veneno de la vida y el corazón.
Olvida los insultos sin condiciones
con la certeza que los atacantes pertenecen a los agresores.
Ya que no siempre se puede vivir sin
los opositores no olvides el respeto que les corresponde.
Si erraste, date prisa a corregirte.
Si has herido a alguien solicita
disculpas a quien perjudicaste, re parando esa o aquella falta cometida.
Cumple con el deber en que te
empeñaste. No descargues en otros hombros las obligaciones que te competen.
Guarda fidelidad a los compromisos
asumidos, para que tus otros compañeros se mantengan fieles.
Mantente correcto en las tareas
pequeñas para que estas mismas tareas no se te conviertan en grandes y pesadas
tareas.
En los instantes de crisis, no te
supongas como la única persona en prueba en la tierra,para que tu dolor no
se convierta en perturbación.
Trabaja siempre y se útil, evita
transitar por los laberintos del tiempo perdido, a{un cuando te reconozcas sin
la necesidad de trabajar.
Utiliza con cuidado la vida y la
propiedad reconociendo que todo pertencece a Dios, que por amor, te presta
semejantes recursos y que en el momento oportuno, tu lo precisaras devolver.
Con estas directrices, seguiremos
tranquilos en el camino aunque tengamos
por delante las imperfecciones que tenemos,
estaremos con la bendicion de Dios, una condicion de constructores de la
paz.
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