jueves, 19 de marzo de 2015

TODOS PODEMOS DAR

                                                                     El dinero de la viuda
 
.Y estando Jesús sentado frente al arca de las ofrendas, estaba mirando
 
como echaban las gentes el dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. - Y
vino una pobre viuda y echó dos pequeñas piezas del valor de un cuadrante. - Y
llamando a sus discípulos les dijo: En verdad os digo, que más echó esta pobre
viuda que todos los otros que echaron en el arca; - porque todos han echado de
aquello que les sobraba, mas ésta de su pobreza, echó lo que tenía, todo su
sustento. (San Marcos, cap. XII, v. de 41 a 44. - San Lucas, cap. XXI, v. de 1 a 4.)
 
 
E.S.E CAP XIII ITEM 16 QUE TU MANO IZQUIERDA NO SEPA LO QUE HACE TU MANO DERECHA
 
 
 La mujer rica y feliz que no tiene necesidad de emplear su tiempo en los
trabajos de su casa, ¿no podría consagrar algunas horas a los trabajos útiles para sus
semejantes? Que con lo superfluo de sus goces compre con qué cubrir a los
desgraciados que tiritan de frío; que haga con sus delicadas manos groseros pero
calientes vestidos; que ayude a la madre a cubrir
al niño que va a nacer; si su hijo tiene algunos encajes menos, el del pobre estará más
caliente. Trabajar para los pobres es trabajar en la vida del Señor.
Y tú, pobre trabajadora que no tienes lo superfluo, pero que en tu amor a tus
hermanos quieres dar un poco de lo que posees, da algunas horas de tu jornal, de tu
tiempo que es tu solo tesoro; confecciona esas cosas elegantes que tientan a los ricos,
vende el trabajo de tu velada, y podrás de este modo procurar a tus hermanos tu parte
de alivio: quizás tendrás algunos adornos menos, pero darás zapatos a los que van
descalzos.
Y vosotras, mujeres entregadas a Dios, trabajad también en su obra, pero que
vuestros trabajos delicados y costosos no se hagan sólo para adornar vuestras capillas,
para llamar la atención sobre vuestra destreza y paciencia; trabajad, hijas mías, y que el
precio de vuestras obras se consagre al alivio de vuestros hermanos en Dios; los pobres
son sus hijos muy queridos, y trabajar para ellos, es glorificarle. Sed para ellos la
Providencia que dice: A las aves del Cielo, Dios da el pasto. Que el oro y la plata que
tejen vuestros dedos, se cambien en vestidos y alimentos para los necesitados. Haced
esto, y vuestro trabajo será bendecido.
Y todos vosotros que podéis producir, dad, dad vuestro genio, dada vuestras
inspiraciones, dad vuestro corazón, que Dios os bendecirá. Poetas, literatos que sólo
sois leídos por las gentes del mundo, satisfaced sus ocios, pero que el producto de
algunas de vuestras obras se consagre al consuelo de los desgraciados; pintores,
escultores, artistas de todas clases, que vuestra inteligencia venga también en ayuda de
vuestros hermanos, porque vosotros gozaréis del mismo modo y ellos tendrán algunos
sufrimientos menos.
Todos vosotros podéis dar; a cualquiera clase que pertenezcáis, tenéis alguna
cosa que podéis distribuir; de cualquiera cosa que Dios os haya dado, debéis una
parte al que le falte lo necesario; porque en su puesto, estaríais muy contentos de que
otro repartiese lo suyo con vosotros. Vuestros tesoros de la tierra serán un poco
menores, pero vuestros tesoros en el cielo serán mas abundantes; allí recogeréis un
céntuplo de lo que habréis sembrado en buenas obras en la tierra. (Juan. Bordeaux,

1861).
 
 
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario