El Señor Jesús nos ha extendido una invitación para seguirlo, es decir imitarlo en todo, y seguirlo implica cargar la cruz, aceptando el sufrimiento.
El, como Dios, era perfecto y como hombre era sano de cuerpo y mente, por tanto su actitud ante el sufrimiento no era resultado de una enfermedad o desajuste mental, sino de haber aceptado venir a cumplir la voluntad del Padre para redimirnos (Jn 6, 38-39), y él amaba la voluntad de su Padre (Jn 4, 34).
Desde remotas eras, la espada viene contribuyendo para acarrear la
desgracia del ser humano, aunque se reviste también de una cierta
utilidad cuando es aplicada con un objetivo edificante. En el período
paleolítico, comenzó a ser usada en su forma tosca en la condición de
instrumento de defensa contra los animales, así como auxilio en diversas
labores que mejorarían la existencia.
Pero, a medida que el desarrollo intelectual se fue perfeccionando, se fue transformando más en un arma agresiva o defensiva, cegando vidas humanas en los feroces combates entre tribus y clanes. Dio origen, de alguna forma, a la lanza, la flecha, que servían para la caza y la pesca, pero más que nada para la guerra. Primoreada, se convirtió en un trofeo de honor y galardón para los caballeros y los jefes de Estado en el momento de las gloriosas ascensiones a los poderes temporales .
Por su parte, la cruz, en la función punitiva, surgió originalmente en la Caldea antigua, siendo utilizada como instrumento de aflicción y de muerte dolorosa. Los romanos pasaron a utilizarla por los sufrimientos que causaba a sus víctimas, prolongándoles la angustia y asesinándolos mediante la terrible asfixia, aparte de las inenarrables dilaceraciones que producía. Lentamente, pasó por cambios del travesaño horizontal y del vertical, de acuerdo con los pueblos que la tomaron como símbolo hierático, inscribiendo en sus banderas y flámulas, y en sus documentos y obras.
Entre muchas, surgieron las cruces griegas, de Tau, heráldica, en trébol, bifurcada, de la iglesia ortodoxa, de Jerusalén . En la gloriosa Historia del Cristianismo, aturdido en el Getsemaní, Pedro tomó una espada y cercenó la oreja de Malco, que Jesús curó, advirtiendo que la envainase, porque todo aquel que la usa para herir, se torna víctima de su afilado corte.
A su vez, la cruz, en la cual Él fue supliciado hasta la muerte, dejó de ser vista con la finalidad para matar, convirtiéndose en un instrumento liberador para abrir las puertas a la vida sublime y perenne. Antes, Él ya le había disminuido el carácter violento con el que era utilizada, al proponer que cada uno debería tomarla sobre sus hombros, para seguirlo.
Sucede que hay también espadas destructivas no metálicas o de confección material, pero, simbólicas y de efectos dañinos. La lengua humana resguardada en la boca es una espada envainada, que tanto puede edificar, favorecer, como herir, amargar, destruir.
La calumnia es urdida en la mente, pero verbalizada consigue robar la paz, tiznar la armonía del ser y hasta cegar vidas honorables. La maledicencia es responsable por innominables conflictos, generando
animosidades que se convierten en tragedias. La intriga y la censura perversa son verdaderas espadas afiladas que se encargan de aniquilar bellas floraciones de los sentimientos, que despiertan la envidia y la inquina de los enfermos morales.
A su vez, la cruz invisible de los sufrimientos, cuando es conducida con resignación, alza al individuo a las regiones de la plenitud. El crucificado puede convertirse en magnífica víctima del martirio, tornándose en un puente espiritual entre los abismos del mundo material y grotesco y el de la naturaleza espiritual transcendente.
Observando a Jesús en la Cruz, se puede ver además del espectáculo chocante, a un Vencedor con los brazos abiertos, caído, pero, de pie, alcanzando al infinito en un vuelo de incomparable donación, a fin de que toda la Humanidad pudiese seguirlo. Aquellos que utilizaron la espada contra Él y la vida, sucumbieron en la locura y en el desconsuelo moral, quedando sus vidas señaladas por la crueldad e infamia. Fue Él quien transformó la cruz en bendición y la espada en vehículo para la sublimación. En su infancia en Nazaret, Él conoció la rebelión armada de los judíos contra los romanos que el general Varus venció, adornando la ca rretera de Séforis, que quedaba a siete kilómetros de su modesto hogar, con dos mil galileos crucificados, expuestos de uno y del otro lado. Más tarde, en el año 70 después de su muerte, Tito acabó con las florestas de Israel, crucificando a más de cien mil de los que se resistieron en la Jerusalén alzada y que fue arruinada de tal forma que la hizo desaparecer, dando lugar, algo más tarde, a la construcción de la ciudad de Aelia Capitolina. Hoy, aún la vemos como víctima por las luchas sangrientas en las que predomina la espada.
Toma tu cruz y envaina tu espada en la actual existencia carnal. Sé simple y puro de corazón, triunfando interiormente, adornándote con las condecoraciones sublimes: las cicatrices morales de los testimonios. No levantes la espada para herir en venganza al golpe que sufriste, mas ante cualquier agresión perdona. Bien provenga de la acusación indebida, de la infame traición, de la perversa injusticia, no reacciones, cultiva el perdón, porque el otro, aquel que procede mal, no sabe realmente lo que está haciendo. No importa que él sea tu amigo o tu familiar, que la miopía espiritual cegó o si es declarado adversario que se complace afligiéndote. Ten en mente que él está enfermo y que ya pasaste por el mismo camino, y ahora estás en proceso de recuperación.
***
Perdona siempre, a fin de que vivas en paz. Reflexiona que hoy sigues
al son de las bienaventuranzas, cuya musicalidad permanece resonando
desde hace veinte siglos y solamente ahora las oíste, encantándote.
Supérate a través del perdón y haz de tu espada un instrumento que,
clavado en el suelo, tome la apariencia de una cruz a través de la cual
te redimas y arrastres en dirección al Maestro a aquel que te maldice y
apuñala.Por tanto, perdona, con alegría y paz .
Juana de Ángelis
(Mensaje psicografiado por Divaldo Pereira Franco, en la sesión mediúmnica de la noche del 28 de agosto de 2013, en el Centro Espírita Camino de la Redención, en Salvador, Bahía, Brasil). Anuario Espirita 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario