sábado, 1 de agosto de 2015

CONCEPTO ESPIRITA DE LA MEDIUMNIDAD



CONCEPTO ESPÍRITA DE MEDIUMNIDAD

El esclarecido Espíritu Emmanuel conceptúa mediumnidad de manera simple y admirable, al compararla a una cascada:

La cascada es un espectáculo de belleza, guardando inmensos potenciales de energía.

Revela la gloria de la naturaleza.

Se destaca por la imponencia e impresiona por el ruido.

Entretanto, para que se haga base de beneficios más amplios, es indispensable que la ingeniería comparezca, disciplinándole la fuerza.

Es entonces que aparece la usina generosa, sustentando la industria, propiciando el trabajo, inspirando la cultura y garantizando el progreso.

Así también es la mediumnidad.

Como la caída del agua, puede nacer en cualquier parte.

No es patrimonio exclusivo de un grupo, ni privilegio de nadie.

Despunta aquí y allí, adelante y acullá, guardando consigo revelaciones convincentes y posibilidades asombrosas.

Con todo, para que se convierta en manantial de auxilio perenne, es imprescindible que la Doctrina Espírita le esclarezca las manifestaciones y le gobierne los impulsos.

Sólo entonces se erige en fuente continua de enseñanza y socorro, consuelo y bendición. (5)

El Espíritu, cuanto más avanza en la senda evolutiva, mejor percibe la inexistencia de la muerte como cesación de la vida. (18) 

La mediumnidad no es señal de santidad, ni representa característica de adivinación.
Constituye, sólo, un medio de entrar en contacto con las almas que vivieron en la Tierra, siendo los médiums, por eso mismo, más responsables que las demás personas, por poseer la prueba de la sobrevivencia que llega a todos por su intermedio.
El respeto y la dedicación que impongan al trabajo es lo que irá dando credibilidad, naturalmente, a la estima y a la admiración del prójimo, como sucede con cualquier persona en la más oscura o relevante actividad a que se dedique (…).
La mediumnidad, (…) aplicada para el servicio del bien, puede convertirse en instrumento de luz para su portador, tanto cuanto para todos aquellos que la buscan. (13)
La mediumnidad que promueve y eleva a la criatura humana es la propuesta básica del Espiritismo, una vez que, si por un lado la Doctrina esclarece y educa al médium, el Evangelio de Jesús, vivenciado, le faculta la reforma moral necesaria para ascender a los planos elevados de la vida.
Así, teniendo la mediumnidad con Cristo el objetivo de abrir las puertas de las percepciones gloriosas del Infinito, permitiendo se yerga la Humanidad para los pináculos del progreso, estaremos con su ejercicio saludable, impulsando la nuestra y la evolución general, tan soñada por las criaturas. (17)
La mediumnidad, en sí misma, ni es buena ni es mala, antes se presenta en carácter de neutralidad, enseñando al hombre a utilizarla conforme le aproveche, derivando de ese uso los resultados que acompañarán al medianero hasta el momento final de su etapa evolutiva en el cuerpo. (14)
La mediumnidad es, ante todo, una oportunidad de servir, bendición de Dios, que faculta mantener el contacto con la vida espiritual. Gracias al intercambio (mediúmnico), podemos tener aquí (en el plano físico), no sólo la certeza de la sobrevivencia de la vida después de la muerte, sino también el equilibrio para rescatar con aptitud los débitos adquiridos en encarnaciones anteriores. (10)
Finalmente, es oportuno recordar que no hay una mediumnidad más importante que otra. Todas son útiles y necesarias. Ni hay médium más fuerte, más poderoso que otro. Según el apóstol Pablo de Tarso, los dones mediúmnicos provienen de una misma fuente y de un mismo Señor. (11)

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