CONCEPTO ESPÍRITA DE MEDIUMNIDAD
El esclarecido Espíritu Emmanuel conceptúa mediumnidad de manera simple y
admirable, al compararla a una cascada:
La cascada es un espectáculo de
belleza, guardando inmensos potenciales de energía.
Revela la gloria de la
naturaleza.
Se destaca por la
imponencia e impresiona por el ruido.
Entretanto, para que se
haga base de beneficios más amplios, es indispensable que la ingeniería
comparezca, disciplinándole la fuerza.
Es entonces que aparece
la usina generosa, sustentando la industria, propiciando el trabajo, inspirando
la cultura y garantizando el progreso.
Así también es la
mediumnidad.
Como la caída del agua,
puede nacer en cualquier parte.
No es patrimonio
exclusivo de un grupo, ni privilegio de nadie.
Despunta aquí y allí,
adelante y acullá, guardando consigo revelaciones convincentes y posibilidades
asombrosas.
Con todo, para que se
convierta en manantial de auxilio perenne, es imprescindible que la Doctrina Espírita
le esclarezca las manifestaciones y le gobierne los impulsos.
Sólo entonces se erige en
fuente continua de enseñanza y socorro, consuelo y bendición. (5)
El Espíritu, cuanto más avanza en la senda evolutiva, mejor percibe la
inexistencia de la muerte como cesación de la vida. (18)
La mediumnidad no es señal de santidad, ni
representa característica de adivinación.
Constituye, sólo, un medio de entrar en contacto
con las almas que vivieron en la Tierra, siendo los médiums, por eso mismo, más
responsables que las demás personas, por poseer la prueba de la sobrevivencia
que llega a todos por su intermedio.
El respeto y la dedicación que impongan al trabajo
es lo que irá dando credibilidad, naturalmente, a la estima y a la admiración
del prójimo, como sucede con cualquier persona en la más oscura o relevante
actividad a que se dedique (…).
La mediumnidad, (…) aplicada para el servicio del
bien, puede convertirse en instrumento de luz para su portador, tanto cuanto
para todos aquellos que la buscan. (13)
La mediumnidad que
promueve y eleva a la criatura humana es la propuesta básica del Espiritismo,
una vez que, si por un lado la
Doctrina esclarece y educa al médium, el Evangelio de Jesús,
vivenciado, le faculta la reforma moral necesaria para ascender a los planos
elevados de la vida.
Así, teniendo la mediumnidad con Cristo el objetivo
de abrir las puertas de las percepciones gloriosas del Infinito, permitiendo se
yerga la Humanidad
para los pináculos del progreso, estaremos con su ejercicio saludable,
impulsando la nuestra y la evolución general, tan soñada por las criaturas. (17)
La mediumnidad, en sí misma, ni es buena ni es
mala, antes se presenta en carácter de neutralidad, enseñando al hombre a
utilizarla conforme le aproveche, derivando de ese uso los resultados que
acompañarán al medianero hasta el momento final de su etapa evolutiva en el
cuerpo. (14)
La mediumnidad es, ante todo, una oportunidad de
servir, bendición de Dios, que faculta mantener el contacto con la vida
espiritual. Gracias al intercambio (mediúmnico), podemos tener aquí (en el
plano físico), no sólo la certeza de la sobrevivencia de la vida después de la
muerte, sino también el equilibrio para rescatar con aptitud los débitos
adquiridos en encarnaciones anteriores. (10)
Finalmente, es
oportuno recordar que no hay una mediumnidad más importante que otra. Todas son
útiles y necesarias. Ni hay médium más fuerte, más poderoso que otro. Según el
apóstol Pablo de Tarso, los dones mediúmnicos provienen de una misma fuente y
de un mismo Señor. (11)
No hay comentarios:
Publicar un comentario