¡Lo que falta al hombre es, pues, la fe en el futuro! La idea
que se le brinda no satisface su apetito por lo positivo. Es
extremadamente vaga, por demás abstracta. Los lazos que lo unen
al presente no son lo suficientemente definidos. El Espiritismo, por el contrario, nos presenta al alma como un Ser circunscripto,
semejante a nosotros, con la sola excepción de la envoltura
corporal de la que se desprendió, mas revestida de otra envoltura
fluídica, lo que la hace más comprensible y lleva a concebir mejor su individualidad. Pero, además de esto, él prueba, por la
experiencia, las relaciones incesantes del mundo visible con el
Mundo Invisible, que se convierten,así,recíprocamente solidarios.
Las relaciones del alma con el ambiente terreno no cesan con la
vida física. El alma en estado de Espíritu constituye uno de los
engranajes, una de las fuerzas vivas de la Naturaleza. Ya no es un ser inútil que no piensa y que no tuvo más que una corta trayectoria en la eternidad. Es siempre, y por todas partes, un agente activo de la voluntad de Dios para la ejecución de sus obras. Así, conforme a la Doctrina Espírita, todo se concatena, todo se eslabona en el Universo, y en ese gran proceso, admirablemente armonioso, los afectos sobreviven. Lejos de extinguirse, ellos se fortifican y se depuran.
Aunque esto no fuese más que teoría, ésta tendría, sobre las
demás, la ventaja de ser más seductora, aunque no ofreciese la
certeza. Con todo, es el mismo Mundo Invisible que vino a
revelársenos a nosotros, a probarnos que está, no en regiones del
espacio inaccesibles aun para el pensamiento, sino aquí,a nuestro
lado, en torno de nosotros, y que vivimos en medio de ellos como
un pueblo de ciegos lo puede estar en medio de otro de videntes.
Esto puede perturbar a ciertas ideas, estoy de acuerdo. Pero ante
un hecho, nos guste o no, tenemos que inclinarnos. Se podrá negar
todo, se querrá probar que no puede ser así. Pero ante pruebas
palpables, sería necesario oponer pruebas más palpables aún. No obstante, ¿qué es lo que se ofrece? ¡Sólo la negación!
El Espiritismo se apoya sobre hechos. Y los hechos, de acuerdo con el raciocinio y la lógica rigurosamente aplicados, dan a él el carácter de positivismo que conviene a nuestra época. El materialismo vino a minar todas las creencias y a socavar sus
cimientos, sustituyendo a la moral por la razón de ser y a echar por tierra los mismos fundamentos de la sociedad, proclamando el reino del egoísmo. Los hombres serios, entonces, al preguntarse adónde nos lleva tal estado de cosas, vislumbraron un abismo. Y esto es lo que vino a detener el Espiritismo, diciéndole al materialismo: No irás muy lejos, pues aquí están los hechos que demuestran la falsedad de tus raciocinios.El materialismo amenazaba hacer caer en tinieblas a la sociedad, afirmando a los hombres: El presente lo es todo, el futuro es incierto.
El Espiritismo, por el contrario, corrige esta deformidad concluyendo: El presente es efímero, mas el porvenir lo es todo. Y esto él lo prueba.
Un contradictor escribió en cierta oportunidad en un periódico
que el Espiritismo está lleno de seducciones. No pudo él dirigirle, contra su voluntad, un elogio mayor, al tiempo que se condenaba de la manera más concluyente. Decir que una cosa es seductora, es decir que ella satisface. Pues bien, este es el gran secreto de la propagación del Espiritismo. Para sustituirlo, ¿por qué no le oponen algo mejor? Si ello no se hace, es porque no se dispone para ofrecer nada que satisfaga más que él. ¿Por qué agrada? Ello es muy fácil de explicar:
Él agrada por lo siguiente:
1. porque satisface la aspiración instintiva del hombre
relacionada con su futuro;
2. porque presenta al futuro bajo un aspecto que la razón
puede admitir;
3. porque la certeza de la vida futura hace que el hombre
enfrente con paciencia las miserias de la vida presente;
4. porque, con la doctrina de la pluralidad de existencias, esas miserias expresan una razón de ser, son explicables, y, en
lugar de ser atribuidas a la Providencia con carácter de acusación, pasan a ser justificadas, comprendidas y aceptadas sin rebeldía;
5. porque es un motivo de felicidad saber que los seres que
amamos no los hemos perdido para siempre, que los habremos de
encontrar y que están constantemente junto a nosotros;
6. porque las orientaciones dadas por los Espíritus tienden a
convertir mejores a los hombres en sus relaciones recíprocas.
Además de éstos, existen otros muchos motivos que sólo los
espíritas tienen los medios para comprender.
En contraposición a ellos, ¿qué ofrece el materialismo? ¡La
nada! Éste es el consuelo que ofrece para enfrentar las miserias de la vida.
Con tales elementos, el futuro del Espiritismo no puede ser
incierto.
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