jueves, 11 de junio de 2015

AFECTO

173. ¿Cómo hemos de entender la simpatía y la antipatía?
Simpatía y antipatía tienen sus raíces profundas en el Espíritu, en la sutilísima urdimbre de los fluidos peculiares de cada uno, y casi siempre, de un modo general, denotan una renovación de sensaciones experimentadas por el Ser, en un pasado culpable y en iguales circunstancias. Sin embargo, debemos tomar en cuenta que toda antipatía, por más justa que parezca, debe morir a fin de dar lugar a la simpatía que edifica el corazón para el trabajo constructivo y legítimo de la fraternidad.
174. ¿Podríamos obtener una definición de la amistad?
En la gradación de los sentimientos humanos, la amistad sincera es el oasis de descanso para el caminante de la vida, en su marcha de perfeccionamiento. En los asuntos de la Tierra la amistad leal es la más hermosa modalidad del amor fraterno, que santifica los impulsos del corazón durante las luchas más dolorosas e inquietantes de la existencia. Quien sabe ser amigo verdadero, es siempre el emisario de la ventura y de la paz y se alista en las filas de los discípulos de Jesús mediante la iluminación natural del Espíritu que, conquistando las más amplias simpatías entre los encarnados y las Entidades bondadosas de lo Invisible, sabe irradiar por doquier las vibraciones de los sentimientos purificadores. Tener amistad es poseer un corazón que área e ilumina, que comprende y perdona, en las horas más amargas de la vida. Jesús es el Divino Amigo de la humanidad. Sepamos comprender su sublime afecto y transformaremos nuestro ambiente afectivo, en un océano de paz y consolación perennes.
175. La institución de la familia ¿es organizada en el plano espiritual, antes de proyectarse en la Tierra?
La sociedad familiar tiene sus orígenes sagrados en la esfera espiritual. Con sus lazos se reúnen todos aquellos que se comprometieron, en el Más Allá, a desarrollar en la Tierra una tarea constructiva de fraternidad real y definitiva. En esa institución divina prevalecen los eslabones del amor, fundidos en las experiencias de otras eras. Sin embargo, ahí acuden también los odios y persecuciones del oscuro pasado a fin de transfundirse en solidaridad fraternal, con miras al futuro. En las dificultades que se experimentan en común, en los dolores y experiencias cosechados en la misma ruta de evolución redentora, se olvidan las amarguras del pasado lejano, convirtiéndose todos los sentimientos inferiores en expresiones regeneradas y santificadoras. Una vez purificados los afectos, por encima de los lazos de la sangre, la sagrada institución de la familia se perpetúa en lo Infinito por medio de los vínculos imperecederos del Espíritu.
176. En el plano invisible, las familias espirituales ¿son agrupadas en multitudes y aumentan o disminuyen, como en la Tierra acontece?
Los núcleos familiares del Más Allá se agrupan asimismo en muchedumbres, y allí prosigue la obra de iluminar y redimir a algunos componentes de los grupos, elementos más rebeldes o estacionarios, que son impelidos por sus compañeros afines a realizar esfuerzos edificantes, en la conquista del amor y la sabiduría. De una manera natural, todos esos núcleos se van ampliando, conforme se acercan a la comprensión del Omnipotente, hasta alcanzar el luminoso plano de la unificación divina, con las adquisiciones eternas e inalienables de lo Infinito.
177. Las familias espirituales ¿poseen también un jefe?
Todas las colectividades espirituales se hallan reunidas, en sus características familiares, por las santas afinidades del alma, y cada una tiene su gran mentor en los planos más elevados, de donde dimanan las sustancias eternas del amor y la sabiduría.
178. ¿Nos sería posible recibir alguna explicación acerca de la ley de las afinidades que existen entre los Espíritus desencarnados?
En la Tierra, los seres humanos muchas veces revelan sus afinidades en los intereses materiales, que pueden disimular la verdadera situación moral de la personalidad. Pero en el mundo de los Espíritus elevados las afinidades genuinas se manifiestan sin ningún artificio, mediante los sentimientos más puros.
179. En el capitulo de los afectos terrenales, el casarse o no casarse ¿está fuera de la voluntad de los seres humanos?
En la Tierra, el matrimonio es siempre una resultante de determinadas resoluciones adoptadas durante la vida en lo Infinito, antes de la reencarnación de los Espíritus, ya sea por orientación de los mentores más elevados, cuando la Entidad no posee la educación indispensable para manejar sus propias facultades, o bien como consecuencia de compromisos libremente contraídos por las almas, antes de iniciar sus nuevas experiencias en el mundo. Por esa razón las asociaciones humanas se hallan previstas en la vida de los individuos, dentro del marco oscuro de sus pruebas expiatorias o en el conjunto de valores de las misiones que regeneran y santifican.
180. La indiferencia en las manifestaciones de sensibilidad afectiva, dentro de los procesos de evolución de la vida en la Tierra, en las horas de dolor y en las de alegría, ¿es una actitud justificable, como medida de vigilancia espiritual?
La indiferencia que se traduce en una cristalización de los sentimientos es siempre peligrosa para la vida del alma. No obstante, en el dominio de la exteriorización emocional existen actitudes que se justifican por la nobleza de sus expresiones educativas.
181. ¿Cómo interpretar el sentimiento de la cólera, en los asuntos de la vida humana?
La cólera no soluciona los problemas evolutivos y sólo significa un vestigio de reminiscencia de los orígenes de la vida del hombre en sus expresiones más groseras. La energía serena siempre edifica en la construcción de los sentimientos purificadores. Pero la cólera impulsiva, con sus reacciones atrabiliarias, es un vino emponzoñado de cuya embriaguez el alma despierta siempre con el corazón henchido de amargos resabios.
182. El remordimiento ¿es un castigo?
El remordimiento es la fuerza que prepara al arrepentimiento, así como este último constituye la energía que precede al esfuerzo regenerador. Choque espiritual, en sus características profundas, el remordimiento es el intersticio por donde se filtrará la luz, a través del cual recibe el hombre la cooperación indirecta de sus amigos de lo Invisible, a fin de que rectifique sus desviaciones y renueve sus valores morales, en su marcha hacia Dios.
183. ¿Cómo se interpretan los celos, en el plano espiritual?
Los celos, específicamente considerados en sus exteriorizaciones de escándalo y violencia, son una expresión de atraso moral o de estacionamiento en el egoísmo, dolorosa situación que el hombre sólo vencerá a costa de mucho esfuerzo, por medio de la plegaria y la auto vigilancia, de modo de enriquecer su fuero íntimo con la luz del amor universal, comenzando con la piedad para con todos los que sufren y se equivocan, y manteniendo también una sana disposición para colaborar en la elevación de cada cual. Sólo la comprensión de la vida, que nos permite ponernos en la situación del que erró o del que padece, a fin de iluminar nuestro raciocinio para el análisis sereno de los acontecimientos, podrá eliminar los celos en el corazón, de manera de cerrar la puerta al peligro; puerta a través de la cual toda alma puede arrojarse a terribles tentaciones, con amplias repercusiones en los días venideros.
184. ¿Cómo debemos realizar nuestra auto educación, esclarecida por la luz del Evangelio, en los problemas de las atracciones sexuales, cuyas tendencias egoístas nos llevan tantas veces a actitudes antifraternales ?
No hay que olvidar que el amor sexual debe ser entendido como el impulso de la vida que conduce al hombre a las grandes realizaciones del amor divino, por medio de la progresividad de su espiritualización en la consagración y el sacrificio. Cada vez que experimentéis disposiciones antifraternales, ello significa que prevalecen en vuestra organización psíquica recuerdos perjudiciales, tendientes a estacionaron en la marcha evolutiva. Entonces precisamente es cuando urge el esfuerzo de la autoeducación, puesto que todo Ser necesita solucionar el problema de la renovación de sus propios valores. Habéis de observar que Dios no extermina las pasiones de los hombres, sino las hace evolucionar, convirtiéndolas mediante el dolor en sagrados patrimonios del alma, y a las criaturas corresponde dominar su corazón, guiar sus impulsos y orientar sus tendencias, en la sublime evolución de sus sentimientos. Al examinar, inclusive, el elevado coeficiente de enviciamiento del amor sexual con que los hombres han ensombrecido sus destinos, nos vemos forzados a tener en cuenta que, si muchos de ellos contraen deudas penosas debido a los excesos de la fortuna, de la inteligencia y del poder, otros lo hacen por causa del sexo, abusando de uno de los más sagrados puntos de referencia de su vida. De ahí que muchas veces observemos a gran número de almas que aprenden, entre las angustias sexuales del mundo, el renunciamiento y el sacrificio, en marcha hacia los más puros logros del amor divino. De ello se desprende, pues, que en lugar de la educación sexual mediante la satisfacción de los instintos, es imprescindible que los hombres eduquen su alma para la comprensión sagrada del sexo.
Del libro “El consolador que prometió Jesús” Por el Espiritu de Emmanuel.

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