jueves, 11 de septiembre de 2014

EL PODER DE LA FE

E.S.E Cap.XIX Item 1y 2.
1. Y cuando llegó donde estaba la gente, vino a El un hombre, e hincadas
las rodillas delante de El, le dijo: Señor, apiádate de mi hijo, que es lunático y
padece mucho: pues muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. - Y lo he
presentado a tus discípulos y no le han podido sanar. - Y respondiendo Jesús, dijo:
¡Oh generación incrédula y depravada! ¿hasta cuando estaré con vosotros?
¿Hasta cuándo os sufriré? Traédmelo acá. - Y Jesús lo increpó, y salió de él el
demonio, y desde aquella hora fué sano el mozo. - Entonces se llegaron a Jesús los
discípulos aparte y le dijeron: ¿Por qué nosotros no le pudimos lanzar? - Jesús les
dijo: Por vuestra poca fe. Porque en verdad os digo, que si tuviéreis fe cuanto un
grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá y se pasará; y nada os
será imposible. (San Mateo, cap. XVII, v. de 14 a 19.)
2. En el sentido propio, es cierto que la confianza en nuestras propias fuerzas
nos hace capaces de ejecutar cosas materiales que no se pueden hacer cuando dudamos
de nosotros mismos, pero aquí es menester entender estas palabras sólo en el sentido
moral. Las montañas que levantan la fe, son las dificultades, las resistencias, en una
palabra, la mala voluntad que hay entre los hombres, aun en el momento en que se
trata de las cosas mejores; las preocupaciones de la rutina, el interés material, el
egoísmo, el ciego fana tismo y las pasiones orgullosas, son otras tantas montañas que
interceptan el camino de cualquiera que tra baja para el progreso de la humanidad. La fe
robusta de la perseverancia, la energía y los recursos que hacen vencer los obstáculos,
tanto en las cosas pequeñas como en las grandes; la que vacila de la incertidumbre y la
perplejidad, de la cual se aprovechan aquellos a quienes se quiere combatir; no busca los
medios de vencer porque creen no poder vencer.

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