aureolado por el sol.
Prisionero de la enfermedad, muchos consideraban que no faltaba más que aceptar tu destino de muerte, no obstante, en los minutos extremos manos intangibles reactívaron tus células moribundas, inoculándoles calor para que no abandonases el servicio que tienes asignado mientras dure tu presencia en la Tierra.
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Estando sometido por las tentaciones, muchos concordaron en que solo te restaba la caída definitiva, sin embargo, a escasos centímetros del abismo que se presentaba en el camino placentero que llevabas, un brazo oculto se manifestó, conteniéndote, Habiendo caído en el pozo oscuro al que te arrojaste irreflexivamente, muchos juzgaron que te habías ganado el desprecio público definitivo, empero, al alcanzar los límites con la locura recogiste un íntimo apoyo que fortificó tu estado anímico,restableciéndote normalmente frente a la vida.
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En la tapera de la soledad en la que te segregaron tus seres más queridos, muchos te imaginaron en el más absoluto abandono, pero en el último sorbo del llanto que te pareció interminable, experimentaste un inexplicable confortamiento que te indujo a buscar otros afectos que te correspondiesen.
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En la turbulencia de los acaeceres cotidianos, piensa en Dios, el Amor Omnipotente que jamás nos desampara. Por más profundo que sea el dolor, Él nos brindará el bálsamo que consuela; por más intrincado que sea el problema, nos inspirará el camino seguro y la justa solución. Pero aun así, no intentes personalizarlo o definirlo. Bástenos la palabra de Jesús, que nos reveló ser nuestro Padre.
Sobre todo, no te molestes cuando alguien niegue su existencia recurriendo a palabras que brillan según las apariencias de este mundo, por cuanto tú pudiste encontrarlo en los momentos de angustia en lo más hondo de tu corazón. Es natural que así sea, pues cuando la oscuridad de la noche avanza y se hace más intensa, es cuando los ojos de los hombres consiguen divisar el esplendor de las estrellas.
EMMANUEL
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