Mas yo os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os
aborrecen: y rogad por los que os persiguen y calumnian. - Porque si amáis a los
que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los
publicanos? - Y si saludáreis tan solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de
más? ¿No hacen esto mismo los gentiles? -"Sed, pues, vosotros perfectos, así como
vuestro Padre celestial es perfecto". (San Mateo, cap. V, v. 44, 46, 47 y 48.)
E. S. E. Item 10
Un sentimiento de piedad debe siempre animar el corazón de aquellos que se
reunen bajo el amparo del Señor e imploran la asistencia de buenos espíritus. Purificad, pues, vuestros corazones: no permitáis que tome raíces en él ningún pensamiento mundano o fútil; elevad vuestro espíritu hacia aquellos a quienes llamáis, a fin de que, encontrando en vosotros las disposiciones necesarias, puedan esparcir con profusion la semilla que debe germinar en vuestros corazones, y producir en ellos frutos de caridad y de justicia.
Sin embargo, no creáis que excitándoos sin cesar a la oración y a la evolución
mental, os induzcamos a vivir místicamente, colocándoos fuera de las leyes de la
sociedad en donde estáis condenados a vivir. No; vivid con los hombres de vuestra época como deben vivir las personas, y sacrificáos a las necesidades aun a las frivolidades del día; pero sacrificáos con un sentimiento de pureza que pueda
santificarías.
Estáis llamados a estar en contacto con genios de naturaleza diferente, con
caracteres opuestos; no choquéis con ninguno de aquellos con quienes os encontraréis.
Sed alegres, sed felices, pero con la alegría que da una buena conciencia y con la
felicidad del heredero del cielo que cuenta los días que le aproximan a su herencia.
La austeridad de conducta y de corazón no consiste en revestirse de un aspecto
severo, ni rechazar los placeres que vuestras condiciones humanas permiten; basta dedicar todos los actos de vuestra existencia al Criador que os ha dado esta vida, basta que cuando empecéis o acabéis una obra, dirijáis vuestro pensamiento al Criador y pidáis, por un impulso del alma, ya sea su protección para salir bien, ya sea su bendición por la obra concluída. No hagáis nada nunca sin remontaros al orígen de todas las cosas; no hagáis jamás nada sin que la memoria de Dios venga a purificar y santificar vuestros actos.
La perfección es completa, como ha dicho Cristo, con la práctica de la caridad
absoluta; pero los deberes de la caridad se extienden a todas las posiciones sociales, desde el más pequeño hasta el más grande. El hombre que viviese solo, no tendría con quién ejercer la caridad; únicamente en el contacto de sus semejantes y en las luchas más penosas, encuentra esta ocasión. El que se aisla, pues, se priva voluntaria mente del más poderoso medio de perfección; no teniendo en quién pensar, su vida es la del egoísta. (Cap. V, núm. 26).
No os imaginéis, pues, que para vivir en comunicación constante con nosotros,
para vivir a la vista del Señor, sea preciso revestir el silicio y cubrirse de ceniza; no, no, lo repito; sed felices según las felicidades de la humanidad, pero que en vuestra felicidad no entre nunca, ni un pensamiento, ni un acto que pueda ofenderle o hacer bajar la frente de los que os aman y dirigen. Dios es amor y bendice a los que aman santamente. (UnEspíritu protector. Bordeaux, 1863).
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