sábado, 2 de julio de 2016

EL CANSANCIO



 
 Cuando te sientas sitiado  por el desfallecimiento, debilitado y sin fuerzas, y el cansancio te insinúe  el desanimo, detente  un poco y rehacete.
El cansancio es mal connsejero.

Produce irritación e indiferencia tomandote las energias y extenuandote.

Renueva el paisaje mental, buscando motivación que te predisponga a la tarea de seguir…

Por un momento descansa con el fin de conseguir el vigor y el entusiasmo para continuar activo.

En otras circunstancias cambia de actividad, evitando la monotonía que intoxica los centros de atención y entorpece las fuerzas.

No te concedas el lujo del descanso exagerado, evitando caer en la negligencia ante el deber.

Con método y con ritmo, conseguirás el equilíbrio psicológico que se necesita para no rendirse hasta el agotamiento y rendirse exhausto.



Jesus dijo muy apropiadamente , en una invaluable leccion, que *" Hasta ahora mi Padre trabaja y yo también trabajo”  … sin cansancio y sin enfado.

La mente renovada por la oración y el cuerpo estimulado por la conciencia del deber no desfallece ante los fardos, aunque a veces es casi inevitable la fatiga.

Trabajar siempre con alegría permite que no haya la perturbación que el cansancio ofrece.  
Joanna de Angelis

*Evangelio citado: Juan 5:17

No hay comentarios:

Publicar un comentario