"Y llamando a 10 siervos suyos, le dio diez minas y les dijo: negociad hasta que yo venga." ‐Jesús (Lucas, 19:13)
Con la precisa madurez del raciocinio, comprenderá el hombre que toda su existencia es ungran conjunto de negocios espirituales y que la vida, en sí, no pasa de ser un acto religioso permanente, con vistas a los deberes divinos que nos prenden a Dios.
Por lo pronto, el mundo sólo exige testimonio de que de las personas indicadas como detentoras de mandato esencialmente religioso.
Los católicos romanos rodean de existencia a los sacerdotes, desvirtuándoles el apostolado.
Los protestantes, en la mayoría, atribuyen a los ministros evangélicos las obligaciones más completas
del culto. Los espiritistas reclaman demostraciones de calidad y pureza, como si la luz y la
verdad de la Nueva Revelación pudiesen constituir exclusivo patrimonio de algunos cerebros falibles.
Urge considerar, sin embargo, el testimonio cristiano, en el campo transitorio de la lucha
humana, es evidente de todos los hombres, indistintamente.
Cada criatura fue llamada por la Providencia ha determinado sector de trabajo espirituales
en la Tierra.
El comerciante está en negocios de abastecimiento y de fraternidad.
El administrador permanece en negocios de orientación, distribución y responsabilidad.
El servidor fue traído a negocios de obediencia y edificación.
Las madres y los padres terrestres fueron convocados a negocios de renuncia, ejemplificación y devoción.
El carpintero está fabricando columnas para el templo vivo del hogar.
El científico vive suministrando ecuaciones de progreso que mejoren el bienestar del mundo.
El cocinero trabaja para alimentar al operario y al sabio.
Todos los hombres viven en la Obra de Dios, valiéndose de ellas para alcanzar, un día, la grandeza divina. Usufructuarios de patrimonios que pertenecen al Padre, se encuentran en el
campo de las oportunidades presentes, negociando con los valores del Señor.
En razón de esta verdad, mi amigo, ve lo que haces y no te olvides de subordinar tus deseos
a Dios, en los negocios que por algún tiempo te fueron confiados en el mundo.
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