La alegría espontanea, que transcurre de una conducta digna, es generadora de salud y bienestar.
El hombre que realiza con placer sus deberes y sabe transformar las situaciones difíciles, dándoles color y belleza, supera los impedimentos y facilita la realización de cualquier empresa.
La alegría, de ese modo, resulta de una visión positiva de la vida, que se enriquece de inestimables tesoros de paz interior.
Vivir, debe ser un himno de júbilo para todos los que se mueven en la Tierra.
Oportunidad superior de ascensión, puede ser considerada una bendición de alto porte, que solamente una conducta jubilosa y reconocida puede exteriorizar como forma de gratitud.
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Cuanto hagas realizalo con alegría.
Pon estrellas de esperanza en tu cielo de probaciones y alégrate por la oportunidad evolutiva.
Ábrete a otros corazones que anhelan por amistad y aumenta tu circulo de compañeros, transmitiéndoles las emociones gratas del acto de vivir.
Cualquier acción inspirada por la alegría se torna más fácil de ser realizada y se aureola de la magnífica luz del bien.
No siempre es el hecho, en sí, el gran problema, sino el estado de ánimo y la forma de encararlo por aquel que lo debe enfrentar.
Coloca el toque de alegría en tus realizaciones y ellas brillarán, atrayendo a otras personas, que se sentirán complacidas en poderte ayudar, estar contigo, participar de tus tareas.
El Evangelio es una Buena Nueva de alegría, pues enseña a superar el dolor, la sombra de la nostalgia, y aclara el enigma de la muerte.
En esto, como en todos tus días, se alegre, demostrando gratitud a Dios por estar viviendo.
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