En tu círculo de amigos no faltan aquellos que cultivan la violencia, la arrogancia, el espíritu perturbador…
Ruidosos, inquietos, les gustan promover desordenes siempre armados contra todo y todos.
¡Cuidado con ellos!
Aconsejan la anarquía estimulan los alborotos, animan la hostilidad.
No te inspires en su contaminación mental, responsable por su comportamiento alienado.
Trátelos con gentileza, no obstante, ahórrate su mala convivencia. Ellos son fatigantes por la inestabilidad y agotan a aquellos que los rodean, en razón de la agresividad en que se debaten.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxf0i5vNDh7o_xA2VxU0Eigp9_rXdo3G_tOQVqMDfEGkOGz9p_CjwnSQLHoyThKlKbN6F5HC0CiQiEBRKpoEzPWPLSQGjg49KuSWZhQfB6f7pkt7YcDxFcTxGUEmbKTRLUbBNi2aMRb0c/s400/relaciones+acidas.jpg)
Hay quien aconseja devolver cualquier ofensa; reproche a toda insinuación; respuestas ácidas a las provocaciones…
El fuego no se acaba, cuando se le lanza combustible. Así también acontece con el mal.
La única alternativa es la que transcurre de la acción del bien, que apaga las llamaradas de la violencia y establece la paz en la cual el progreso se firma.
*
Eres instrumento de la vida, para la tuya y la felicidad general.
Esparce alegría, sin fomentar confusión.
Irradia dignidad, sin estar malhumorado o simulando seriedad.
Favorece la paz, sin sentimentalismo o recelo de perturbación.
Tu realidad intima, es
tu forma de vida personal.
Vive en paz, y apacigua a todos los que se acerquen a ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario