martes, 26 de febrero de 2019

EVIDENCIA PERSONAL


Cada escalón de ascensión que logras, más te expondrás a críticas y envidias.
Los individuos mediocres vibran en la misma franja de necesidad y de aspiraciones. Porque se confunden en la vanidad, no toleran a aquellos que se destacan y conquistan notoriedad.
La evidencia financiera, social, cultural, o de cualquier matiz, se hace un pesado fardo sobre los hombros de quien la conquista.

La envidia de los frívolos sigue sus pasos, intentando disminuir su brillo y armando mentiras bajo el amparo de la calumnia bien trabajada.
Todos los hombres que se destacan, en la comunidad, son convidados a pagar un alto tributo a los que permanecen en la retaguardia.
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Procura obrar con modestia, sin dejarte agarrar por el brillo de las situaciones relevantes, ahorrándote, de cierto modo, la irritación y la persecución de los insensatos.

Obra con naturalidad, siendo sobrio en todo.
Los hombres que mucho exhiben, casi siempre poseen poco.
Las acciones sobrias dan paz al espíritu y alimentan al corazón.
No busques sobrecargarte con lo superfluo que los destaques humanos imponen, a fin de que esto no te perturbe la vida.

Si atraes, incluso inconscientemente, la envidia de los enfermos, recibirás altas cargas de energía negativa, que te podrán alcanzar.
Tus actos buenos no necesitan ser conocidos, para que se hagan comentados y adquieran valor. Ellos son valiosos, aunque desconocidos.
Descarta, por tanto, en lo posible, la evidencia personal, y cuando las circunstancias lo exijan, no vistas la pesada y fulgurante indumentaria, manteniéndote simple y puro de corazón, mediante lo cual que permanecerás feliz y sin amarras con la transitoriedad de las situaciones.

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