miércoles, 27 de enero de 2016

UN LLAMADO AL SENTIMIENTO POR NUESTRO HERMANOS SUFRIENTES



“Orar por esas almas perturbadas; orar por todoslos sufrientes, que la caridad no se restringe a la Humanidad visible, mas debe socorrer y consolar a los habitantes del Espacio”. (Del libro “El Cielo y el Infierno” – Allan Kardec)

Los Espíritus perversos se acercan más bien a los hombres, a quienes tratan de atormentar, que a los otros Espíritus, de los cuales se alejan todo lo posible. En esa aproximación a los humanos, cuando encuentran a alguien que los moraliza, al principio no lo escuchan y se ríen de él. Más tarde, si se sabe captarlos, terminan por dejarse impresionar. Los Espíritus elevados, en cambio, sólo pueden hablarlesen nombre de Dios, y esto los espanta. Claro está que el hombre tiene menos poder que los Espíritus superiores, pero su lenguaje se identifica
más con la naturaleza de los inferiores, y al comprobar que puede ejercer un ascendiente sobre éstos comprende mejor la solidaridad que existe entre el Cielo y la Tierra.
(“El Libro de los Médiums”– Allan Kardec, ítem 254)

Muchos desencarnados no seencuentran aptos para comprender el lenguaje de los Benefactores Espirituales y precisan oír la voz materializada de los encarnados.
Conducimos, por tanto, frecuentemente hasta vuestro medio a aquellos de nuestros semejantes que aquí se encuentran impregnados de las sensaciones corporales. (De la obra Emmanuel)
Por lo anterior, podemos concluir lo siguiente:

1- “La caridad no se debe restringir a la humanidad encarnada, debe ampliarse a los habitantes del espacio, es decir, a los hermanos desencarnados sufrientes” además, en número expresivamente mayor que el de los atormentados del mundo físico, influyendo sobre manera en las aflicciones del hombre terreno. Juana de Angelis se refiere a ese trabajo como “la caridad difícil y algo ignorada, que los ojos del mundo no ven ni la gratitud del mundo recompensa...”. 

Realmente, el médium no sólo da, se da. Su trabajo se agita con su mundo íntimo; su psiquismo es alcanzado, provocándole alteración de humor o incluso inquietud y angustias.
Acostumbradamente, él absorbe los tormentos de los desencarnados sufrientes, aliviándoles las aflicciones. De ahí la expresión de “caridad difícil” usada por la mentora Juana.

2 – Los Benefactores Espirituales pueden, en muchos casos, asistir directamente a los atormentados del mundo espiritual.
Mientras tanto, los Espíritus necesitados tienen una tendencia a huir
de ellos y de aproximarse a los encarnados, con quien mejor se
identifican, sobre todo en lo referente al lenguaje. Por eso dice Emmanuel que “conducidos a nuestros trabajos a aquellos que se encuentran aún impregnados de las sensaciones corporales”. Es oportuno, en esas circunstancias,recordar lo que contienen los capítulos I y XVII del libro “Misioneros de la Luz”, donde André Luiz registra que, en las sesiones
mediúmnicas, los fluidos de los  encarnados se unen con los fluidos
de los Benefactores Espirituales, “formando precioso almacén de beneficios para los infelices, extremadamente apegados a las sensaciones fisiológicas. Además de eso, la energía y los rayos del hombre encarnado son utilizados para la formación de ciertas imágenes y cuadros indispensables al
reavivamiento de la emotividad y de la confianza de las almas infelices”. He aquí por qué Allan Kardec  asevera que, además de otros recursos, “es necesario actuar sobre el ser inteligente, al cual es preciso se posea el derecho de hablar con autoridad”.
Ahora, las reuniones mediúmnicas bien estructuradas, sobre todo las de desobsesión, desempeñan un gran papel, donde el decir deEmmanuel sobre “el imperativo de popularizarse la asistencia sistemática a los desencarnados prisioneros de la insatisfacción o de la angustia, por intermedio de los equipos de compañeros consagrados a los servicios de ese orden”.

A través de las reuniones mediúmnicas, los obsesores y demás Espíritus atormentados son beneficiados con el magnetismo balsamizante, reciben vibraciones saludables, optimistas y vigorizantes, son envueltos en cariño y ternura por parte del equipo de los encarnados y Benefactores Espirituales. Además del diálogo evangélico (adoctrinación) que los consuela, esclarece y les descongestiona el campo mental impregnado de ideas fijas, ellos reciben medicamentos fluídicos. También, cuando es necesario, reciben el beneficio de la sueñoterapia y proyección de cuadros mentales útiles al esclarecimiento y reeducación.
Los propios trabajadores encarnados son enormemente beneficiados, lucrando en aprendizaje, experiencias y recursos espirituales.

La Espiritualidad mayor se ha referido con tristeza a el poco interés que hacia hacia estos hermanos sufrientes mayormente necesitados.El Espíritu de Manuel Filomeno de Miranda esclarece e igualmente por orientación de Becerra de Meneses, el cual expresa “las sesiones prácticas del Espiritismo asumen, igualmente, la función consoladora, por el lenitivo de añoranzas y disminución de dolores que propician, a través del bendito intercambio mediúmnico” y nos alientan a no cerrar esta puerta de servicio por ningún motivo.  

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