Es
la riqueza un instrumento de perdición del hombre?
La riqueza, en sí
misma, no constituye obstáculo a la salvación del hombre, pues, siendo Dios infinitamente
justo y misericordioso, no pondría en sus manos algo que lo arruinase.
2 Pero, ¿por qué la
riqueza, como resaltó Jesús varias veces, dificulta la salvación del hombre?
Porque estimula el
egoísmo, favorece la vanidad, exacerba los apetitos sensuales y el apego a los
bienes materiales, desviando al hombre de las cosas del espíritu.
3 Siendo lo opuesto
de la riqueza, ¿puede concluirse que la miseria es una prueba fácil que conduce
a la salvación?
No. También la
miseria es una prueba difícil, porque da oportunidad a la envidia y a la
rebeldía, dificultando la práctica de la caridad que conduce al hombre a Dios.
Pero la riqueza es, sin duda, una prueba más dura.
4 Aquél que ya
experimentó las privaciones materiales, acarreadas por la miseria, ¿hará mejor
uso de la riqueza, en caso de que venga a poseerla?
No siempre. La
riqueza, por las facilidades que ofrece, “produce tal tentación que, muchas veces,
aquél que pasa de la miseria a la riqueza olvida pronto su primera condición
(…) y se hace insensible, egoísta y vano”.
La riqueza es “el
supremo excitante del orgullo, del egoísmo y de la vida sensual. Es el lazo más
fuerte que prende al hombre a la Tierra y le desvía del cielo los
pensamientos”.
“Si la riqueza
produjese solamente males, Dios no la hubiera puesto en la Tierra. Le compete
al hombre hacerla producir bien.
“…por las
tentaciones que genera y por la fascinación que ejerce, la riqueza
constituye una
prueba muy arriesgada, más peligrosa que la miseria.” La miseria no garantiza
el cielo. El miserable rebelde tiene el mismo destino que el rico avariento.
Quien pasa de la
miseria a la riqueza no es raro que se vuelva ingrato, olvidando y
despreciando a los
que con él compartieron privaciones y lo ayudaron en los
momentos de
necesidad.
5 Si como vimos
antes, la riqueza no es un mal, ¿a quién podemos atribuir las funestas consecuencias
que produce?
Al estado de
inferioridad espiritual del hombre que de ella hace uso, pues él tanto puede emplearla
a favor del prójimo, elevándose espiritualmente, como en el beneficio exclusivo
de sí mismo, retardando su progreso.
6 ¿Cuál es la
función de la riqueza, en nuestro planeta?
Ofrecer al hombre
los recursos necesarios al progreso material y a la satisfacción de las necesidades
de sus habitantes.
7 ¿En la tarea de
promover el progreso material de la Tierra, no le basta al hombre el auxilio de
la Ciencia?
Sin duda la Ciencia
es de gran importancia, pues, estimulando el estudio y la investigación, se le
desarrolla la inteligencia, haciéndolo descubrir medios fáciles, rápidos y
seguros de superar obstáculos y realizar tareas. Mas es la riqueza la que
permite su ejecución.
8 ¿De qué modo los
esfuerzos del hombre, en mejorar el planeta, puede auxiliar su
progreso espiritual?
En la búsqueda del progreso el hombre desarrolla la inteligencia que, en un
primer momento, él concentra en la satisfacción de las necesidades materiales
y, más tarde, lo ayudará en la comprensión de las grandes verdades
espirituales.
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