sábado, 3 de diciembre de 2016

REVELACIÓN POR EL DOLOR

Hombre, hermano mío, aprende a sufrir, porque el dolor es santo! Él es el más noble agente de la perfección. Penetrante y fecundo, es indispensable a la vida de todo aquel que no quiere quedar petrificado en el egoísmo y en la indiferencia. Es una verdad filosófica que Dios envía el sufrimiento a aquellos a quienes ama: "Yo soy esclavo, mutilado, decía Epicteto, otro Irus en pobreza y miseria y, todavía, amado de los dioses."

Aprende a sufrir. No te diré: busca el dolor. Mas, cuando él se yergue inevitable en tu camino, acógelo como a un amigo. Aprende a conocerlo, a apreciar su belleza austera, a entender sus secretas enseñanzas. Estudia su obra oculta. En vez de revelarte contra él, o en vez, de quedar postrado, inerte y débil ante su acción, asocia tu voluntad, tu pensamiento al blanco que él visa, trata de sacar de ella, en su paso por tu vida, todo el provecho que él puede ofrecer al espíritu y el corazón.
Esfuérzate por ser a tu turno un ejemplo para los otros; por tu actitud ante el dolor, por el modo voluntario y corajudo con que lo aceptes, por tu confianza en el futuro, hazlo más aceptable a los ojos de los otros.

En una palabra, haz al dolor más bello. La armonía y la Belleza son leyes universales y, en ese conjunto, el Dolor tiene su papel estético. Seria pueril rabiarnos contra este elemento necesario a la belleza del mundo. Exaltémoslo antes, con visión y esperanzas más elevadas! Veamos en él el remedio para todos los vicios, para todas las decadencias, para todas las caídas!

Vosotros que os dobláis bajo el peso del fardo de vuestras pruebas o que lloráis en silencio, acontezca lo que acontezca, nunca os desesperéis.

Recordaos de que nada sucede de balde, ni sin causa; casi todas nuestros dolores vienen de nosotros mismos, de nuestro pasado y nos abren los caminos del Cielo El sufrimiento es un iniciador; nos revela el sentido grave, el lado serio e imponente de la vida. Esta no es una comedia frívola, es una tragedia conmovedora; es la lucha para la conquista de la vida espiritual y, en esa lucha, lo mayor que hay es la resignación, la paciencia, la firmeza, el heroísmo. En el fondo, las leyendas alegóricas de Prometeo, de los Argonautas, dos Nibelungos, los misterios sagrados del Oriente no tienen otro sentido.

Un instinto profundo nos hace admirar aquellos cuya existencia no es sino un combate perpetuo contra el dolor, un esfuerzo constante para escalar las abruptas laderas que conducen a las cumbres vírgenes, a los tesoros inviolados; y no admiramos solo el heroísmo que se evidencia, las acciones que provocan el entusiasmo de las multitudes, mas también la lucha oscura y oculta contra las privaciones, la enfermedad, la miseria, todo lo que nos desprende de los lazos materiales y de las cosas transitorias.

Dar tensión a las voluntades; retemplar los caracteres para los combates de la vida; desarrollar la fuerza de resistencia; alejar del alma de la criatura todo lo que puede ablandarla; elevar el ideal a un nivel superior de fuerza y grandeza - es lo que a educación moderna debería adoptar como objetivo esencial; mas, en nuestra época, se ha perdido el hábito de las luchas morales para buscarse los placeres del cuerpo y del espíritu; por eso la sensualidad extravasa de nosotros, los caracteres se envilecen, la decadencia social se acentúa.

Elevemos los pensamientos, los corazones, las voluntades! Abramos nuestras almas a los grandes soplos del Espacio! Levantemos la mirada hacia el futuro sin límites; recordemos que ese futuro nos pertenece, nuestra tarea es conquistarlo.
Vivimos en tiempos de crisis. Para que las inteligencias se abran a las nuevas verdades, para que los corazones hablen, serán necesarios avisos ruidosos; serán precisas las duras lecciones de la adversidad. Conoceremos días sombríos y períodos difíciles. La desgracia aproximará a los hombres sólo el dolor les hará verdaderamente sentir que son hermanos.


León Denis

Libro: El problema del ser, del destino y del dolor.

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