Aprende
a sufrir. No te diré: busca el dolor. Mas, cuando él se yergue inevitable en tu
camino, acógelo como a un amigo. Aprende a conocerlo, a apreciar su belleza
austera, a entender sus secretas enseñanzas. Estudia su obra oculta. En vez de
revelarte contra él, o en vez, de quedar postrado, inerte y débil ante su
acción, asocia tu voluntad, tu pensamiento al blanco que él visa, trata de
sacar de ella, en su paso por tu vida, todo el provecho que él puede ofrecer al
espíritu y el corazón.
Esfuérzate por ser a tu turno un ejemplo para los otros; por tu actitud ante el dolor, por el modo voluntario y corajudo con que lo aceptes, por tu confianza en el futuro, hazlo más aceptable a los ojos de los otros.
Esfuérzate por ser a tu turno un ejemplo para los otros; por tu actitud ante el dolor, por el modo voluntario y corajudo con que lo aceptes, por tu confianza en el futuro, hazlo más aceptable a los ojos de los otros.
En
una palabra, haz al dolor más bello. La armonía y la Belleza son leyes
universales y, en ese conjunto, el Dolor tiene su papel estético. Seria pueril
rabiarnos contra este elemento necesario a la belleza del mundo. Exaltémoslo
antes, con visión y esperanzas más elevadas! Veamos en él el remedio para todos
los vicios, para todas las decadencias, para todas las caídas!
Vosotros
que os dobláis bajo el peso del fardo de vuestras pruebas o que lloráis en
silencio, acontezca lo que acontezca, nunca os desesperéis.
Recordaos
de que nada sucede de balde, ni sin causa; casi todas nuestros dolores vienen
de nosotros mismos, de nuestro pasado y nos abren los caminos del Cielo El
sufrimiento es un iniciador; nos revela el sentido grave, el lado serio e
imponente de la vida. Esta no es una comedia frívola, es una tragedia
conmovedora; es la lucha para la conquista de la vida espiritual y, en esa
lucha, lo mayor que hay es la resignación, la paciencia, la firmeza, el heroísmo.
En el fondo, las leyendas alegóricas de Prometeo, de los Argonautas, dos
Nibelungos, los misterios sagrados del Oriente no tienen otro sentido.
Un
instinto profundo nos hace admirar aquellos cuya existencia no es sino un
combate perpetuo contra el dolor, un esfuerzo constante para escalar las
abruptas laderas que conducen a las cumbres vírgenes, a los tesoros inviolados;
y no admiramos solo el heroísmo que se evidencia, las acciones que provocan el
entusiasmo de las multitudes, mas también la lucha oscura y oculta contra las
privaciones, la enfermedad, la miseria, todo lo que nos desprende de los lazos
materiales y de las cosas transitorias.
Dar
tensión a las voluntades; retemplar los caracteres para los combates de la
vida; desarrollar la fuerza de resistencia; alejar del alma de la criatura todo
lo que puede ablandarla; elevar el ideal a un nivel superior de fuerza y
grandeza - es lo que a educación moderna debería adoptar como objetivo
esencial; mas, en nuestra época, se ha perdido el hábito de las luchas morales
para buscarse los placeres del cuerpo y del espíritu; por eso la sensualidad
extravasa de nosotros, los caracteres se envilecen, la decadencia social se
acentúa.
Elevemos
los pensamientos, los corazones, las voluntades! Abramos nuestras almas a los
grandes soplos del Espacio! Levantemos la mirada hacia el futuro sin límites;
recordemos que ese futuro nos pertenece, nuestra tarea es conquistarlo.
Vivimos en tiempos de crisis. Para que las inteligencias se abran a las nuevas verdades, para que los corazones hablen, serán necesarios avisos ruidosos; serán precisas las duras lecciones de la adversidad. Conoceremos días sombríos y períodos difíciles. La desgracia aproximará a los hombres sólo el dolor les hará verdaderamente sentir que son hermanos.
Vivimos en tiempos de crisis. Para que las inteligencias se abran a las nuevas verdades, para que los corazones hablen, serán necesarios avisos ruidosos; serán precisas las duras lecciones de la adversidad. Conoceremos días sombríos y períodos difíciles. La desgracia aproximará a los hombres sólo el dolor les hará verdaderamente sentir que son hermanos.
León Denis
Libro: El problema del ser, del destino
y del dolor.
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