miércoles, 14 de diciembre de 2016

DESCONFIANZA.

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxOIvVQsGcgD40uVEM6QSZGLVPYemhVTtbIj_m4fSFgWN5wkwEBQXk_obC58Jcfzi-ABF29iAg3bImE7u5JiKBTKB__xlijYmYY_wRwGn7VLyPbWvQp-L0rQ29e76M1j488Rq4SJoy2l7X/s1600/rapaz+desconfiado.jpeg


















Ciertamente, un corazón que late con equilibrio es el resultado de una conciencia pacificada.
Para que este ocurra es indispensable que el hombre adquiera la sabiduría y la confianza.
Gracias a ella, goza de tranquilidad íntima, actuando con entereza moral y sin ninguna prevención.
 

La confianza fluye de una actitud siempre positiva en relación con la vida, con sí misma y con el prójimo.
 

Educándose la voluntad se va corrigiendo la óptica para observar mejor los acontecimientos, lográndose así adquirir la confianza personal y el comportamiento será seguro ante la elección de qué hacer, como lo llevará a cabo y así ejecutarlo.

La desconfianza está muy extendida entre los hombres con o sin causa que lo justifique.
Genera incomodidad y malestar general, hace que se establezcan enfrentamientos entre las personas, que dan lugar a sospechas infundadas y odios que se instalan perjudicialmente.

Quien sufre de desconfianza se vuelve inestable, intempestivamente cae en alienaciones y marchita la alegría de vivir.

Si alguien actúa de mala manera con usted, es que el se ha incomodado.

Si otro te perjudica a propósito el drama debe ser de él.

En cualquier situación, es mejor alejar la desconfianza de la agenda de tus actividades, permaneciendo tranquilo y feliz.
Joanna de Angelis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario