Tóxico inmovilizador, el desánimo
se insinúa suavemente dominando las reservas del coraje y sometiéndonos a un
combate con acción perturbadora.
Se instala poco a poco, inspirando
pesimismo y malestar, que se agrava, cual invasor que conquista paso a paso los
espacios abandonados frente a frente.
El desánimo es enemigo cobarde que acaba
con más vidas que el cáncer, por los resultados que logra en la economía del
comportamiento humano.
Cuando sientas la insinuación del desánimo,
llenándote de falsos motivos para que abandones la lucha, postérgalo y no lo
consideres, ten cuidado.
Usa la razón y expúlsalo de la casa
mental.
Las veces que se te presenta esta condición
que causa tanto daño es después de cualquier incomprensión sufrida y en otras ocasiones,
en forma de fuerzas de escape, en este momento debe superarse con un cambio de
actitud mental y de actividad física.
La marcha del tiempo es inexorable.
De todos modos, las horas continúan
corriendo.
Utiliza el tiempo de la mejor
manera, incluso ante el peso de los sacrificios.
Cuando transpones la barrera de la
dificultad, la mayor ventaja será haber perserverado, por la paz dentro de ti
mismo y los tesoros del amor para tu plenitud adquirida.
Ningun motivo debe servir de apoyo para el desánimo.
Todo en la vida es la invitación
a avanzar y a conquistar la armonía y la gloria del bien.
Joanna de Angelis.
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