jueves, 14 de abril de 2016

ANTE NUEVOS TIEMPOS

Ante nuevos tiempos que se vislumbran , todo un panorama visto desde diferentes opticas desde diferentes puntos del globo...
Mas cuantos se dedican unos pocos minutos del dia a meditar sobre la manera de enfrentar el diario vivir? Ese que conlleva a construir mejores dias que permitan una mejor convivencia para que todo lo que ocurra sea en el bien colectivo, que parta de un pensamiento claro y objetivo  pero que sean emanaciones y vibraciones unidas las que se conjuguen para  estar mas prodigos de la tan ansiada solidaridad entre los hombres, cada dia es un eslabon mas que anuncia la llegada de otro mañana y de todos depende sea mejor...

Un tiempo se acaba; nuevos tiempos se anuncian. La hora en que estamos es una hora de transición y de parto doloroso. Las formas agotadas del pasado empalidecen y se deshacen para dar lugar a otras, al principio vagas y confusas, mas que se aclaran cada vez más. En ellas se esboza el pensamiento creciente de la humanidad. El espíritu humano está trabajando, por todas partes, bajo la aparente descomposición de las ideas yde los principios; por todas partes, en la Ciencia, en el Arte, en la Filosofía y hasta en el seno de las religiones, el observador atento puede verificar que una lenta y laboriosa gestación se produce. La Ciencia, esa sobretodo, lanza en profusión simientes de ricas promesas. El siglo que comienza será el de las potentes eclosiones.
Las formas y las concepciones del pasado, decíamos, ya no son suficientes. Por mas respetable que parezca esa herencia, no obstante el sentimiento piadoso con que se pueden considerar las enseñanzas legadas por nuestros padres, se siente generalmente, se comprende que esas enseñanzas no fueron suficientes para disipar el misterio sofocante del porqué de la vida.
Se puede, todavía, en nuestra época, vivir y actuar con mas intensidad que nunca; mas, ¿se puede vivir y actuar plenamente, sin tener conciencia del fin a alcanzar? El estado del alma contemporánea pide, reclama una ciencia, un arte, una religión de luz y de libertad, que vengan a disiparle las dudas, liberarla de las viejas esclavitudes y de las miserias del pensamiento, guiarla hacia horizontes resplandecientes a los que se siente llevada por la misma naturaleza y por el impulso de fuerzas irresistibles.
Se habla mucho de progreso; mas, ¿qué se entiende por progreso? Es una palabra vacía y sonora, en la boca de oradores la mayor parte materialistas, ¿o tiene un sentido determinado? Veinte civilizaciones han pasado por la Tierra, iluminando con sus albores la marcha de la Humanidad, sus grandes luces brillaron en la noche de los siglos; después, se extinguieron. Y el hombre no discierne todavía, atrás de los horizontes
limitados de su pensamiento, el Mas Allá sin límites adonde lo lleva el destino. Impotente para disipar el misterio que lo cerca, arruina sus fuerzas en las obras de la Tierra y huye a los esplendores de su tarea espiritual, tarea que hará su verdadera grandeza.
La fe en el progreso no camina sin la fe en el futuro, en el futuro de cada uno y de todos. Los hombres no progresan y no adelantan, sino creyendo en el futuro y marchando con confianza, con certeza hacia el ideal entrevisto.
El progreso no consiste solamente en las obras materiales, en la creación de máquinas poderosas y de toda la herramienta industrial; de la misma manera, no consiste en descubrir procesos nuevos de arte, de literatura o formas de elocuencia. Su mayor objetivo es asir, alcanzar la idea primordial, la idea madre que ha de fecundar toda la vida humana, la fuente elevada y pura de donde han de dimanar conjuntamente las verdades, los principios y los sentimientos que inspirarán las obras de peso y las nobles acciones.
Es tiempo de comprenderlo: la civilización no se puede engrandecer, la Sociedad no puede subir, si un pensamiento cada vez mas elevado, si una luz más viva, no vinieren a inspirar, iluminar los espíritus y tocar los corazones, renovándolos. Solamente la idea es madre de la acción. Solamente la voluntad de realizar la plenitud del ser, cada vez mejor, cada vez mayor, nos puede conducir a las cumbres lejanas en que la ciencia,el Arte, toda la obra humana, en una palabra, hallará su expansión, su regeneración.
Todo nos lo dice, el Universo es regido por la ley de la evolución, es eso lo que entendemos por la palabra progreso. Y nosotros, en nuestro principio de vida, en nuestra alma, y en nuestra conciencia, estamos para siempre sometidos a esa ley. No se puede desconocer, hoy, esa fuerza, esa ley soberana ella conduce al alma y sus obras, a través del infinito del tiempo y del espacio, a un fin cada vez mas elevado; mas, esa ley no es realizable sino por nuestros esfuerzos.
Para hacer una obra útil, para cooperar en la evolución general y recoger todos sus frutos, es preciso, antes de todo, aprender a discernir, a reconocer la razón, la causa y el fin de esa evolución, saber adonde ella conduce, a fin de participar, en la plenitud de las fuerzas y de las facultades que dormitan en nosotros, de esa ascensión grandiosa.
Nuestro deber es trazar la trayectoria a la Humanidad futura, de la que somos todavía parte integrante, como nos lo enseñan la comunión de las almas, la revelación de los grandes Instructores invisibles y como la Naturaleza lo enseña también por sus millares de voces, por la renovación perpetua de todas las cosas, a aquellos que la saben estudiar y comprender.
Vamos, pues, hacia el futuro, hacia la vida siempre renaciente, por la vía inmensa que nos abre un Espiritua1ismo regenerado!
Fe del pasado, ciencias, filosofías, religiones, iluminaos con una llama nueva; sacudid vuestros viejos sudarios y las cenizas que os cubren. Escuchad las voces reveladoras del túmulo; ellas nos traen una renovación del pensamiento con los secretos del Mas Allá, que el hombre tiene necesidad de conocer para vivir mejor, actuar mejor, y morir mejor!
León Denis

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