martes, 13 de junio de 2017

LA PENA



A semejanza del ácido que corroe la superficie en que se encuentra, la pena va desgastando poco a poco los delicados engranajes del hombre, destruyéndole el complejo sistema de su organización psíquica.
 La pena es consejera despiadada y artesana de males cuyos efectos son imprevisibles.
Penetra en el centro del ser y envenena, impidiendo que reciba los socorros del optimismo, de la esperanza, y de la voluntad en relación a los factores que lo provocan.
Al instalarse arma a su víctima de impiedad y rencor, llevándola a actitudes desesperadas, desde allí satisface la vil programación.
 Exhala amargura e incomodidad, expulsando a las personas que intentan contribuir para su transformación, gracias a las altas cargas vibratorias negativas, que se exteriorizan en mal humor.
*
Quien acumula penas, recolecta basura mental.  Reacciona a los intentos de alojamiento de la pena en tus sentimientos.
No estás en el mundo por casualidad, sino con fines establecidos que debes atender.
Acompaña la marcha del sol, y enriquece de luz alumbrando la sombra de los resentimientos destructivos.  
Sonríe al infortunio, agradeciendo la oportunidad de superarlo a través de los valores éticos y educativos que ya posees, evitando que la pena te consuma. 

Joanna de  Angelis del libro Episodios diarios. 

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