viernes, 9 de junio de 2017

ENCUENTRO CON UNO MISMO

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Hola hermanos: Yo también pasé por aquí, venía a ciegas como
tantos y tantos espíritus que acuden a vosotros, sin saber dónde me
encontraba, ni que camino debía emprender. Verdaderamente, uno
se siente muy confuso, ¡muy confuso hermanos!, ya que en un
momento tienes que hacer un cambio total de mentalidad, mientras
estás encarnado tienes tus ideas y creencias, (equivocadas o no) tus
gustos, tus ambiciones, y todo esto va dibujando, por decirlo de alguna
manera, la persona o mejor dicho la personalidad.
La persona es esto: sentimientos, ideas, ilusiones,
ambiciones
... La persona la podríamos comparar a un ramillete, pero
con distintas flores de diferentes plantas, encontramos ramilletes que
despiden un perfume suave, hay otros sin olor y llenos de espinas,
con ello quiero decir que, cuando el espíritu deja el cuerpo sigue siendo
aquello que antes era, no hay diferencia. Hay quienes, siguen
sufriendo dentro de sí los dolores físicos, otros viven con gran
amargura, debido a veces, a problemas familiares, también se
encuentran los que están desesperados, muchos ignoran que ya no
tienen cuerpo físico, pero todavía se comportan como si aún estuvieran
sumergidos en la materia, en definitiva que actúan como si tuvieran
cuerpo.
Una vez te hallas al lado de tus guías, las cosas cambian
totalmente, y se transforman rápidamente, porque entonces empiezas
a sentirte tú, tal y como eres. Y debo deciros hermanos, que la mayoría
de las veces, los espíritus, frente a la verdad, ante nosotros mismos,
nos sentimos tan sucios, tan pequeños... es cierto que los guías nos
dan mucho amor, nos tienden la mano y nos muestran el camino que
nos falta por recorrer. No obstante, insisto, el espíritu es siempre él
con todo su bagaje, y si antes de ver la Luz te sentías confuso o
desesperado, después, según en que ocasiones, al medir toda la
profundidad de tu maldad, desaciertos e ignorancia, te sientes peor.
Repito, que si es bien cierto que encontramos amor, pero
también vemos nuestra realidad y ésta a veces es dura ¡muy dura!,
no podemos negarla ni buscar una excusa, yo os puedo asegurar,
que nunca hay excusa cuando se ha obrado mal, ¡nunca! Lo que te
perturba es la propia debilidad, porque aún te invaden la ausencia de
buenos sentimientos, el odio, o el rencor agitándote el espíritu, te
resulta difícil sentir resignación, consuelo, y desear la paz.
Hermanos, hoy he querido venir, para que tengáis una pequeña
muestra de lo que significa vuestro trabajo de ayuda espiritual. Yo soy
un espíritu que vine a vuestro Grupo sin saber por donde iba, andaba
por un camino de oscuridad, de niebla, donde reinaba un intenso frío.
Hace tiempo que estoy junto a mis guías, a su lado he comprobado
algo maravilloso y es que, después de encontrarte cara a cara con la
realidad, descubres que en frente tienes un futuro. Sabes que tienes
un pasado y que hubo una caída y que tienes mil oportunidades para
lograr levantarte. Por eso mi espíritu está contento y siento una extraña
felicidad, para poner un ejemplo, se podría comparar a un día de
vuestra tierra, que al levantaros por la mañana vierais que el cielo
está cubierto de nubes, no obstante al llegar al mediodía sabéis que
una luz potente está ahí, detrás de esas nubes, y que su fuerza, llena
de una gran energía, las alejará. No lo dudéis, esa luz alumbrará la
Tierra y dará calor y vida a todo lo que se mueve en su superficie.
Gracias por escucharme, y también os las doy en nombre de
todos aquellos que han encontrado hoy la Luz, esa, que ha de
alumbrarles en el futuro.
Un ser agradecido.
Igualada, 06-06-1992

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