Hay una tendencia muy grande para el individuo de supervalorar o desconsiderar las tareas que se ejecutan.
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Por proceso de autoafirmación, un gran número de criaturas se cree con razón como el Sol se mueve en los espacios, valorándose excesivamente, en prosaico proceso de engrandecimiento personal.
No se dan cuenta de que todos tienen criterio para valorar y juzgar valoración, derrapando en el ridículo que podrían evitar. Se tornan, así, desagradables en el trato y en la convivencia, evitados por unos y antipatizados por otros.
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De la misma forma, encontramos una larga franja de personas que se subestiman y no conceden el valor que merecen a sus realizaciones. Se creen incapaces para cualquier actividad y se suponen dispensables en todas partes.
Pesimistas, por índole, no se animan a si mismos y se aíslan, cayendo en frustraciones innecesarias.
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Da el valor real a tus actos.
Si puedes hacer mejor lo que te parece imperfecto, de seguro lo lograras la próxima vez.
Si consideras insignificante lo realizado, menor es no hacerlo.
Si otros realizan con más eficiencia cualquier cosa, ejercítate y llegarás a su misma posición.
Todas las acciones positivas son importantes en el contexto general de la vida. Hasta incluso el error tiene el sentido de enseñar cómo no se debe hacer lo que ahora resulta perjudicial.
Esfuérzate un poco más, cuando estés produciendo algo, y, mediante tu criterio de juicio, valoriza sin exceso ni desprecio de lo que hagas, pensando en la finalidad para que se destina.
Joanna de Angelis.
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